7- Todo lo inesperado

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Jake

Salí de esa habitación como un torpedo, sin saludar a nadie más que al padre de Arabella. Logré escuchar su voz llamándome, pero no me detuve, seguí caminando tan rápido como mis pies podían, hasta llegar a las escaleras e ir hasta la planta baja.

Necesitaba salir del hospital cuanto antes. Necesitaba alejarme lo máximo posible de ella y de todo lo que me recordarse a ella. Necesitaba distancia. Tiempo y distancia.

Asimilar su regreso ya era mucho. Compartir tiempo con ella, era un exceso.

Cada momento en el que estaba cerca de ella, sentía que mis pulmones luchaban por encontrar el aire que inconscientemente contenía.

Me subí a mi auto y recién ahí pude respirar con tranquilidad. Respirar conscientemente del lugar que me rodeaba.

Sentado en mi auto en el estacionamiento del hospital, veía a la gente pasar deprisa, apurados por entrar con sus urgencias a la sala de guardia y fue ahí que me di cuenta de que lo que me estaba pasando, era demasiado exagerado y que a estas alturas ya tendría que tener superaron el tema de Arabella. Me hubiese gustado tener en claro de que no tiene que ver un tema de madurez emocional, mucho menos del tiempo que había pasado estando alejados uno del otro; esto iba mucho más allá.

Arabella fue la primera mujer a la que le entregué mi corazón por completo y con quien me sinceré más que con nadie. El que me dejara así como así, rompió en mí una parte que tenía que ver con el entregarse al otro en cuerpo y alma, con la confianza. Yo se la había entregado en bandeja de plata y ella la tiró al suelo como si fuese basura, dejándome hecho trizas.

Muy en el fondo sabía que la única forma en la que podría sanar, sería perdonándola, pero... ¿Acaso podría hacerlo?

Ya no volví al hospital. Llamé y dije que necesitaba que alguien me cubrirse porque el que había tenido una emergencia, ahora era yo. Una mentira piadosa para pasar el momento de mierda, lo necesitan sí o sí.

Manejé con la ventanilla baja, haciendo que el viento me diera en la cara, tratando de despabilarme. Lo hice lento para que el viento me siguiera dando en el rostro.

Cuando llegué al apartamento, todas las luces estaban encendidas. Señal de que Logan estaba con su novio en su cuarto. Bien. Eso me daría tiempo para bañarme con tranquilidad. Quería darme un baño, bueno y largo. Sacarme por un instante todo lo que venía acumulando y que ni siquiera había notado.

Me saqué la ropa del hospital a toda velocidad y la tiré en la habitación donde estaba la lavadora. Tomé una toalla limpia y fui directo a encerrarme en el baño.

Me metí en la ducha y encendí el agua, que me dio en el cuerpo con la temperatura justa para empezar a relajarme. Me puse con el rostro mirando hacia la ducha y el agua me dio en la cara. Justo lo que necesitaba para despejarme.

Estuve así por unos minutos cuando mi mente empezó a deambular por otros lados y mi mano fue moviéndose hacia un lugar al que no iba hacía tiempo. En su momento, recurrí a esto como última decisión porque las ganas eran incontenibles y eso fue de las primeras veces que me vi con Arabella y nada había sucedido entre nosotros, pero la tensión sexual era igualmente visible.

Arabella. Otra vez se presentaba en mi mente y en mi cuerpo. El solo hecho de pensar en ella me ponía duro, así que decidí que lo mejor sería aprovechar el momento y sacarlo de mi sistema de una buena vez.

Tomé mi miembro entre mis manos y comencé mi trabajo. El agua recorría mi cuerpo de una manera tan agradable que no fue difícil ponerme en ambiente. De inmediato mi mente viajó a aquella vez en que Arabella se llevó mi miembro a su boca, cuando nos duchábamos juntos, sorprendiéndome por completo. Ese recuerdo solo logró que mi deseo se intensificara y que acrecentara la velocidad con la que movía mi miembro. Justo cuando estaban llegando al clímax, la puerta del baño baño se abrió, interrumpiendo mi descarga.

Casi Demasiado Complicado © (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora