14- Poder decir adiós, es crecer

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Jake

Una furia animal invadió cada centímetro de mi cuerpo. Quise romper y hacer trizas todo lo que se encontraba a mi paso, quise gritar y maldecir al universo... pero no pude; porque si lo hubiera hecho, la historia hubiese sido otra.

Por suerte logré alcanzarla y prevenir algo peor. Un poco más y su cabeza daba contra el piso, porque Arabella se desvaneció frente a mí.

Totalmente inconsciente, intenté reanimarla por unos minutos, hasta que al fin volvió en sí. Ahí fue cuando pude volver a respirar con normalidad, porque por un momento temí que hubiese tenido un ataque cardíaco. Luego, cuando mi mente dejó de guiarse por el miedo, entendí que fue un ataque de ansiedad seguido de un desmayo. Evidentemente todo fue demasiado para ella y la única forma en que su cerebro pudo lidiar con ello, fue esa.

La levanté con cuidado y la coloqué en mis brazos, justo cuando intentaba abrir sus ojos.

─¿Qu-Qué pasó? ─murmuró entrando y saliendo del estado de inconsciencia.

─Tranquila. Descansa. Todo estará bien.

Apenas un asentimiento leve de su parte, fue suficiente para que otra vez cerrara sus ojos. Y esa fue la última vez que la vi, porque la llevé a su casa donde su hermana Julia la recibió; no sin que antes la llevase hasta su habitación y la dejara en su cama. Su cama, nuestra cama. La que alguna vez lo fue.

Me despedí de Julia rápidamente, puesto que no estaba de humor para entrar en conversación, y me fui.

En el camino, pasé por un bar y detuve mi camioneta, sopesando entrar al mismo y tomar unos tragos. Después del día de mierda que había tenido, pensaba que era lo menos que me merecía. Estuve varios minutos allí, debatiéndome sobre si ahogar mis penas en alcohol sería la mejor idea, cuando... Una llamada desvió mi atención. La primera persona que se me vino a la cabeza fue Arabella, pero estaba equivocado.

─Melanie, hola ─respondí con más ánimo del qué hubiese querido, pero a decir verdad, ver su nombre en la pantalla cambió un poco mi actitud.

─Ey Jake, ¿dónde estás?

Del otro lado se escuchaba música fuerte, demasiado fuerte.

─Estoy volviendo a casa. ¿Y tú? ─contesté un poco intrigado por su pregunta.

─¡¡¡No te escucho bien!!! ¡¡¡La música está muy fuerte!!! ¡¡¡Te mando mensaje!!!

Su mensaje llegó unos segundos después. Estaba en un pub con algunos amigos, y como había visto todo lo sucedido en los medios, pensó que me haría bien cambiar de escenario. La invitación también iba para Arabella, ya que Melanie asumió que todavía estaba conmigo.

Sopesé unos cuantos minutos si aceptar o no su invitación. Hacerlo podría ocasionar todo tipo de problemas y elucubraciones por parte de los medios, pero no hacerlo podría conducirme por un camino oscuro que no estaba muy seguro de querer recorrer una vez más.

Empecé a escribir un mensaje y a los segundos me llegó otro, con la dirección del pub. Seguido de otro mensaje que decía...

Te espero 😉😘

Sabía cuáles eran las intenciones de Melanie con su invitación y creo que fue por eso mismo que la acepté. Necesitaba estar con alguien que estuviese libre de compromisos, necesitaba sexo para sacar todas las frustraciones que estaba guardando. Y sabía muy bien que Melanie no se negaría a una buena noche de sexo, así que fui puse el GPS del teléfono y me dirigí hacia la dirección que me envió.

Era un día de semana y, a pesar de que el lugar parecía ser nuevo, la gente adentro del local no era mucha.

El ambiente se veía amigable y relajado. La iluminación era suave, pero con toques de luces brillantes que creaban un ambiente atractivo.

Casi Demasiado Complicado © (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora