16- Reencuentro, decepción, y todo lo demás

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Jake

La noticia me cayó como un balde de agua fría y me dejó paralizado en el medio de calle, en una noche tan fría que mi cuerpo tiritaba.

Quise buscar mi camioneta para irme, pero luego recordé que no tenía la más mínima idea de dónde la había dejado aparcada.

Empecé a caminar sin saber muy bien a dónde iba, pero el viento frío me haría bien para despejarme. Caminé, caminé y caminé, hasta que algo en mi mente me hizo recordar. Había dejado la camioneta en el estacionamiento del pub donde me encontré con Melanie. La había dejado allí, seguramente por la cantidad de alcohol que había consumido; y allí tendría que quedarse, por lo menos hasta mañana.

Dos días habían pasado desde la noticia del fallecimiento del padre de Arabella, y todavía no le había escrito o llamado para darle el pésame. No me atrevía. No después de todo lo que le había dicho.

Tampoco volví a hablar con Melanie. Pedí unos días por enfermedad en el hospital, así no tendría que verla. La situación había quedado más incómoda de lo que me hubiese gustado, sumado a que no solo me odiaba por haberle confesado algo que no sentía. También lo hacía por haber ensuciado la alfombra de su habitación con mi vómito, de modo que enfrentarme a ella no estaba todavía en mis planes. Quería concentrarme en Arabella.

El velorio y entierro de su padre sería mañana y lo único que se me ocurría era presentarme allí y darle mis condolencias. Era lo menos que podía hacer. Sin embargo... Me preguntaba si ahora me odiaría, lo cual era completamente posible y válido de su parte. Quizás eso era lo que más nervioso me ponía de verla de nuevo, que si rostro fuese de completo asco y hastío.

Me recosté en la cama y di vueltas y vueltas, tratando de pasar lo mejor posible mis días libres del trabajo, pero sin mucho éxito.

─¿Podrías dejar de sentir pena por ti mismo? Fue el padre de Arabella el que murió, ¡no el tuyo! ─espetó Logan un poco molesto, luego de verme tirado en la cama sin poder pegar un ojo.

Logan y la hermana de Arabella, Julia, se habían convertido en grandes amigos desde que Arabella se fue a vivir a Londres. Incluso vivió con Julia por un tiempo, cuando él y yo nos peleamos. Se habían vuelto muy unidos, quizás más que conmigo, que era su propio hermano.

─No lo entiendes Log. Le dije cosas muy dolorosas, cosas que no se merecía y luego su padre se muere. ¡¿Qué clase de persona de mierda hace eso?!

─Para ser justos, tú no sabías que su padre iba a morir. Simplemente seguiste lo que tu corazón dictaba, o al menos eso creo que hiciste. ─Logan enarcó una ceja, mientras miraba con una expresión de reproche.

─Ahora que lo dices... Ya no estoy seguro de nada.

─Bueno, tienes un día para aclarar tus pensamientos hermanito, porque mañana la verás. Iremos a la sepultura de su padre.

Era ahora o nunca. Si quería recomponer las cosas con Arabella, tendría que estar ahí para ella, aunque lo más probable era que ya fuese tarde.

Me puse el único traje negro que poseía y con la ayuda de Logan, hice el nudo de la corbata. Por mi mente cruzó la idea de que en otra vida, hubiese sido Arabella quien se hubiese encargado de hacerlo por mí, pero todo había cambiado.

─Bueno, con eso bastará ─dijo Logan al terminar de arreglar mi corbata─. Vamos o llegaremos tarde.

Y, efectivamente, llegamos tarde. Ya no había nadie en la iglesia cuando entramos, de modo que tuvimos que apresurarnos y continuar nuestro camino hasta el cementerio.

Cuando cruzamos la entrada con la camioneta, alcancé a ver un grupo de gente, toda vestida de negro y a tres mujeres altas y esbeltas, que iban tomadas del brazo. A un costado, estaba ella. Arabella.

Casi Demasiado Complicado © (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora