19- Clímax

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Jake

Despertar con ella a mi lado no había estado en mis planes. Sin embargo, era lo mejor que me había pasado en tres malditos años. Tenía todo el cuerpo impregnado en su perfume y maldita sea, podría morir así si era necesario, porque era el aroma que más amaba.

Traté de no moverme ni un poco para dejar que ella siguiera durmiendo tan plácidamente como parecía hacerlo, pero no fui exactamente yo quien la despertó.

─Noo, nooo, nooooo. ─Su grito desesperado casi hizo que me cayera de la cama, pero a la vez fue ella misma quien lo impidió, al tomarle de la cintura y apoyarse en mi cuerpo─. Abrázame por favor ─titubeó, en un sonido apenas audible.

─Claro ─respondí en un susurro, y la abracé de la mejor manera aque pude. Tratando de transmitirle toda la seguridad del mundo porque, para mí, ella lo era. Mi mundo, mi universo, mi todo.

Me terminé durmiendo con ella en mis brazos, para despertarme solo. En algún momento de la noche ella debió levantarse, pero con el cansancio que tenía encima, no la sentí. Me levanté de golpe y la cabeza me dio vueltas de la resaca. En ese preciso instante, unas ganas enormes de vomitar me invadieron y fui corriendo en busca del baño, solo para encontrarme con Arabella desnuda en la ducha. 

─¡¡¡Ahhh!!! ─gritó con fuerza y evidente susto, mientras intentaba tapar como podía sus partes íntimas.

Si hubiese habido peor momento para encontrarla en esa situación, era justamente este. Yo en rodullas frente al inodoro, vomitando, y ella desnuda en todo su esplendor en la ducha. Trágame tierra.

─Lo siento, lo siento, lo siento. Juro que no fue mi intención, pero... ─empecé a disculparme, pero Arabella me interrumpió.

─No te preocupes, lo entiendo. De todas formas ya estaba terminando. ─Mirándola de reojo, vi que tomó una toalla que estaba colgada al lado de la ducha y se envolvió en ella─. Te dejaré solo así estés más cómodo.

No quería estar solo, no quería estar lejos de ella. Quería pegarme a ella para protegerla de todo lo que pudiese hacerle mal.

No pude contestarle, simplemente me quedé contemplando cuándo hermosa se veía a cara lavada y con el cabello más corto. Su cuerpo seguía manteniendo las curvas que una vez conocí y no puedo negar que una parte de mi cuerpo empezó a hacerse eco de lo que mis ojos veían.

Y así, sin previo aviso, la atmósfera entre los dos cambió, de helado a caliente en segundos.

─¡A la mierda todo! ─espetó Arabella y estampó sus labios contra los míos.

Mi mundo empezó a dar vueltas y no por la resaca. Sentir su lengua encontrando la mía me puso duro, demasiado, tanto que dolía. Fue instantáneo, como si mi cuerpo hubiese estado esperando por esto todos estos años. Y mierda que lo fue.

La tomé de la cintura y ella dio un pequeño salto para que terminara levantándola y ella envolviendo sus piernas en mi cintura, haciendo que la toalla que la cubría se cayera. Puso sus brazos alrededor de mi cuello, todo sin dejar de practicar el hermoso arte que era el roce de su lengua con la mía.

La tenía completamente desnuda contra mi cuerpo y el deseo me carcomía por dentro. Me desprendí del beso para decir algo, antes de que mi cuerpo me dijera basta.

─No creo aguantar mucho más ─susurré agitado.

─No lo hagas ─murmuró ella, también agitada.

Y fueron esas palabras mágicas las que me dieron el permiso que necesitaba. Abrí la ducha de nuevo y ambos nos metimos en ella, mientras el agua caliente comenzaba a llenar de vapor la habitación.

Casi Demasiado Complicado © (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora