Arabella
Mis sentidos se turbaron apenas vi su nombre en la pantalla, poniendo mi mente en blanco.
─¿Qué hago? ¿Qué hago? ─le pregunté a Ingrid que seguía del otro lado de llamada.
─¡Atiéndele! ¡Atiéndele! Después podemos seguir hablando. Tómalo con calma. Tú sabes. ─Y cortó.
Mi corazón latía a gran velocidad y me apuré a atender antes de que la llamada cortara.
─¿Hola? ─respondí agitada y llena de dudas.
─Hola. Por un momento pensé que no responderías.
Por un momento también pensé que no lo haría. La ansiedad me mataba de solo ver su nombre en la pantalla y ahora lo tenía del otro lado, diciéndome que le había ocasionado dudas. Otra vez metiendo la pata Arabella. Otra vez poniendo a alguien que no se lo merece en una situación de incertidumbre.
─Lo siento mucho Jake. Estaba hablando con Ingrid. Me estaba preguntando si había llegado bien. No fue mi intención hacerte esperar. ─Sí, era una pequeña mentira blanca, aunque en realidad no lo era del todo.
─No, no. Está bien. Entiendo. Estás en una situación complicada. Tienes toda una vida en otra país, entiendo que todo se te dificulte. ─Jake siempre demostrando ser mejor persona, era inevitable. Su corazón simplemente era más grande que el mío.
─No, por favor. No. Yo...
─Necesito que hablemos Ara. Lo necesito más que nunca. ¿Podrías darme la oportunidad de hacerlo? Por favor ─me había sacado las palabras de la boca. Los dos precisábamos de lo mismo, por primera vez en tanto tiempo y no podía negárselo.
─Sí, está bien ─contesté con la poca cordura que me quedaba, haciendo un esfuerzo sobre humano sosteniéndome de unos de los bancos que estaban en el pasillo para no caerme. Sentía que la presión me había bajado─. Hablemos ─eso fue lo último que me escuché decir, hasta que mis ojos se cerraron.
No fue un desmayo cien por ciento estricto, aunque estuvo muy cerca. Tuve un ataque de ansiedad, el cual hizo que mi mente viajara hacia otro lugar y me perdiera por completo en mi dificultad por respirar y aferrarme al aire, junto con una opresión en mi pecho tan gran que mis latidos eran un alboroto en mis oídos.
Ya me había sucedido antes, pero nunca tan grande como ahora. Por suerte para mí o quizás no, ya me encontraba en un hospital y una médica me encontró, la amiga de Jake.
─Tranquila, respira. Cuenta hasta ocho respirando, cuenta hasta siete reteniendo el aire y cuenta hasta cuatro exhalando. Tú puedes.
Puede parecer tonto, pero esa simple cuenta sumado al ejercicio de respiración, me ayudó a calmarme y recuperarme.
La amiga de Jake sostuvo mi mano y masajeó mi espalda durante todo el tiempo que duró mi ataque, el cual no tenía ni idea de cuánto fue con especificidad. Y, a pesar de que no me agradaba del todo que hubiese sido ella quien me encontrara, en parte se lo agradecía, porque al menos lo hizo y no tuve que pasar sola por ese momento tan horrendo.
─¿Cómo te sientes? ─me preguntó una vez que me estabilicé.
─Mucho mejor. Gracias por ayudarme ─balbuceé todavía sintiéndome un poco mareada.
─Toma. Tu teléfono se cayó cuando... ─me extendió el aparato dejando la oración en el aire.
─Gracias, por todo ─expresé con convicción para que mi voz se escuchara con claridad.
─No tienes por qué agradecerme, para eso soy médica ─me respondió con una sonrisa─. Por cierto, fue un placer conocerte. Mi nombre es Melanie.
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Casi Demasiado Complicado © (#2)
RomanceLa historia de Arabella y Jake continúa... Ya no están juntos y el tiempo ha pasado. Ambos continuando con sus vidas. ¿Quieres descubrir cómo sigue su historia?