10- Volviendo al inicio

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Jake

Todo el viaje hasta mi apartamento, me lo pasé tratando de mantener la compostura. Intentando ser fuerte y que los nervios no me sobrepasaran. Hacerlo fue más difícil de lo que hubiese deseado. Me costaba demasiado. Tenerla cerca era demasiado.

Todavía seguía pensando que en algún remoto lugar de mi ser había alguna forma en la que podía controlar todo esos sentimientos que se entrecruzaban y no me dejaban en paz, pero al tenerla tan cerca de mí se me hacía imposible. Era como volver al punto cero.

Ni toda la terapia del mundo me había preparado para este momento y ahora podía comprobarlo.

Al subir al apartamento continué con la intención de mantener la postura de que tenía el control de la situación y le sugerí pedir comida. También me había dado cuenta de que ella estaba anonada con el apartamento que tenía, aunque no quise prestarle atención. La verdad era que estaba intentando hacerme el duro y demostrarle que nada de lo que decía me importaba demasiado. La realidad era otra.

Ella se sentó en el sillón y yo fui por detrás, sentándome a su lado. Y casi de manera inconsciente, unos minutos después, me acerqué un poco hacia ella. Vi que ella se sintió incómoda con la proximidad, pero no quise alejarme y parecer indeciso. Quería que me viese como un hombre seguro y no como el niño que conoció. Por esa razón pensé que sería mejor empezar a hablar yo, y eso intenté, hasta que ella me cortó en el momento en que yo dudé.

La forma en que se lanzó a hablar me dejó casi sin palabras. Primero empezó a hablar con algo de duda, pero prácticamente al instante se lanzó con decisión y no paró. Sus palabras me tocaron muy profundo. Me di cuenta que las decía desde el corazón y que de verdad se sentía culpable por cómo había accionado conmigo. Me daba pena verla así, verla llorar por cómo había actuado. Si había algo que me dolía era observarla llorar. Odiaba que esos ojos hermosos se vieran manchados por lágrimas. Odiaba que esas lágrimas fueran por mí.

Quería parar el tiempo, volver atrás y borrar todo lo que nos había llevado a este momento de mierda. Quería evitarnos todo este dolor, quería tantas cosas, pero era imposible. Ahora la tenía frente a mí, asumiendo todos sus errores, todas sus culpas y sus ojos llenos de lágrimas. Verla así me destruía.

─No llores por favor. No lo hagas Ara. Me duele verte llorar.

En un acto de espontaneidad, me acerqué a ella y la abracé fuerte, intentando contenerla, intentando que sintiera que todo había sido perdonado de mi parte.

Al principio pude percibir cierta reticencia de su parte, pero luego, ella correspondió el abrazo y puso su rostro en mi hombro.

─No merezco que tengas pena por mí Jake. No lo merezco. Te hice sufrir y es algo que nunca me perdonaré y tú tampoco deberías. 

La pena que sentí antes, creció mucho más cuando escuché esas últimas palabras. Podía sentir lo mismo que ella estaba sintiendo, me sentía conectado a su alma de una forma que alguna vez conocí. La miré y ella también, y nuestras miradas se cruzaron sin ninguna interrupción. Comencé a acercarme hacia ella. Mi cuerpo actuó antes que mi mente.

─A la mierda todo.

La besé. La besé sin importarme nada de lo sucedido. La besé con ansias y... Deseo. Deseo que creí haber enterrado, junto con el amor que tenía por ella. Al principio su beso fue tímido, pero mientras los segundos pasaban y ella no me alejaba, intensifiqué el beso y ella me siguió el ritmo. Era un beso lleno de pasión y anhelo. Anhelo por aquello que habíamos sido y anhelo por aquello que habíamos perdido.

Mis manos dejaron su rostro para bajar hasta su cintura y traerla más cerca, dejando un espacio inexistente entre nosotros. Ella subió sus manos y las enredó en mi cuello y a cada instante el beso crecía, haciendo que un calor que ya conocía invadiera mi cuerpo. Comencé a mover mis manos hacia arriba, casi llegando a sus senos, justo cuando el sonido del portero nos separó abruptamente. Nos quedamos mirándonos fijamente por lo que pareció una eternidad. Ninguno corriendo la mirada del otro, hasta que ella decidió romper la incomodidad en la que habíamos quedado.

─¿Qué fue eso? ─murmuró, con sus labios hinchados y su rostro colorado por la intensidad con la que nos habíamos besado.

─No lo sé ─contesté un tanto confundido, moviendo mi cabello de y lado a otro, como una forma de aliviar la tensión que sentía.

─¿Cómo que no lo sabes? ─preguntó con insistencia─. Fuiste tú quien me besó.

─Lo hice porque fue lo que sentí en el momento Ara. Además, tú también me besaste y eso no lo puedes negar.

Arabella se veía con los ojos desorbitados y contrariada por lo que había pasada. Se levantó del sillón y comenzó a caminar de una punta del living a la otra, tomándose la cabeza con ambas manos. Yo no sabía qué decir y en medio de toda esa locura, tocaron el portero de nuevo.

─Creo que debería atender. Es el delivery que viene con las hamburguesas ─dije con el tono más tranquilo que podía en un momento bastante tenso.

─Voy contigo. No voy a quedarme Jake. Lo siento.

A este punto mi estado de confusión ya era de otro mundo. No entendía nada de todo lo que estaba sucediendo y tampoco sabía cómo proceder, así que simplemente me dejé llevar e intenté averiguar por qué Ara actuaba de esa forma.

─¿Te molestó que te besara? ─mi pregunta era sincera, porque no tenía ni idea de lo que estaba pasando por la cabeza de la mujer que tenía frente a mí.

─Sería una cínica si digo que me molestó porque te correspondí el beso. La realidad es que mi molestia tiene que ver con otra cosa que nada tiene que ver contigo Jake.

Escuchar de su propia boca que yo no era el problema y que, al parecer, no le había molestado nuestro beso, hizo que me tranquilizara un poco, aunque todavía faltaba que me aclarara lo último que quería saber.

─Entonces... ¿Qué es lo que te hace sentir conflictuada? ─Mi intención no era hacerla sentir incómoda, solo necesitaba tener una imagen completa de sus sensaciones y pensamientos. Después de 3 años separados, las personas pueden cambiar. Lo sé muy bien, porque yo mismo lo hice.

Ella me miró y mordió sus labios, como si no quisiera largar lo que de verdad la estaba atormentando. Sin embargo...

─Sé que esto me hará ver como la peor persona del mundo, pero te juro que no fue mi intención Jake. Juro que no. ─Sus ojos se llenaron de lágrimas, algo que no me gustaba en absoluto, pero también sabía que lo que se venía no me iba a gustar─. El beso que nos dimos me removió muchas cosas porque... ─hizo una pausa─... Porque estoy en pareja.

De todas las cosas que esperé que me dijera, definitivamente no pensé en esa opción. Enterarme de que Arabella estaba en una relación me cayó como un martillo que me destrozó un poco más el corazón de lo que ya lo tenía.

─No puedo creerlo. No entiendo por qué dejaste que te besara si estás con alguien más. ─No solo me sentía decepcionado, me sentía enojado, y mucho.

─No lo sé Jake. Supongo que... ─se detuvo por unos minutos, quizás intentando encontrar las palabras que quería pronunciar y no podía, pero mi necesidad por saber la verdad era más grande.

─Por favor dilo de una vez Ara ─le insistí .

─Creo que nunca dejé de amarte Jake.

Me quedé paralizado ante lo que acababa de escuchar y mi mente en blanco. En el fondo había deseado escuchar esas palabras por mucho tiempo, demasiado, y ahora que lo había hecho no sabía cómo reaccionar ante eso, así que decidí hacer lo único que se me ocurrió en el momento.

─Ya vuelvo. Voy a ver si el delivery sigue abajo con la comida.

Y me fui.

Casi Demasiado Complicado © (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora