29- Tarde o Temprano

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Jake

La había cagado. De eso no tenía dudas. Salí de esa casa con el corazón partido, no solo por haberle hecho lo mismo a Arabella, sino porque sabía que a partir de eso, ya no habría retorno.

Me subí a la camioneta que había estacionado frente a su casa y me quedé allí un buen rato. Cualquiera podría haber pensado que era un maldito acosador, porque no paraba de mirar hacia la puerta de su casa. En el fondo, deseaba ir hacia allí y pedirle que me perdonara, que me dejara explicarle que nunca había sido mi intención tener un hijo en este momento, y justamente con esa persona.

Mi relación con Melanie no era ni sería algo serio. Ella lo sabía muy bien. Sin embargo, no podía intervenir en la decisión que ella tomara con respecto a si quería seguir o no con el embarazo.

Tendría que hablar con ella y saber cómo pretendía proceder. Sin importar si lo que decidiese fuese de mi agrado o no.

No regresé a mi casa. Comencé a dar vueltas por la ciudad, tratando de aclarar mi mente.

La idea de parar en algún bar de mala muerte y tomar algunos tragos, se coló en mi cerebro varias veces; pero tenía que resistir. Estar ebrio era lo que me había puesto en este aprieto en primer lugar, o al menos eso era lo que creía.

Siempre fui sumamente cuidadoso en cada uno de mis encuentros con Melanie, aunque no podía estar seguro de que ese fuera el caso de aquella vez en la que los dos nos embriagamos.

¿Realmente estaba esperando un hijo mío? Me hacía mal pensar de ella de esa manera, pero es que esa noche en la que estuvimos juntos siguen siendo una incógnita para mí. Tenía derecho a dudar, ¿o no?

Quizás es momento de hablarlo con alguien y compartir este sentimiento que me está matando.

Di un par de vueltas más, hasta que el cansancio comenzó a ganarme y decidí regresar al apartamento.

Estaba aparcando la camioneta cuando la figura de alguien conocido comenzó a acercarse a mí. Logan.

Instantáneamente se me vino una sola persona a la cabeza y casi sufría el segundo colapso del día, que apenas comenzaba.

─¡¿Está todo bien con mamá?! ─grité exasperado, mientras corría hacia mi hermano.

─¿Q-q-q-qué? ¿Mamá? ─expresó con clara confusión─. ¡Vengo a verte a ti, estúpido!

Sus palabras me dejaron más confuso de lo que ya estaba, hasta que recordé que mi teléfono había muerto hacía horas y que, probablemente, no había podido conectarse conmigo por esa razón.

─Perdón, es que... ─dudé si debía abrir la boca y vomitar todo lo que estaba viviendo de una vez por todas; aunque...─. Lo siento hermano, no volverá a suceder. Tuve una noche difícil y necesitaba aire. Olvidé que mi celular tenía poca carga y... Bueno... Lo siento.

De verdad lo sentía. Lo sentía más que nadie. Lo sentía porque sabía que está vez ya no podría regresar con Arabella. ¿Cuántas veces iba a repetirse la historia? ¿Acaso nuestra historia no estaba destinada a contarse?

─Ey, ¡tierra a Jake! ¡Regresa!

Las manos de Logan moviéndose cerca de mi rostro me sacaron de mi ensimismamiento.

─Oh... Perdón. Yo no... Lo siento Log. Creo que la falta de sueño me está afectando ─mentí descaradamente.

─Te conozco Jake, y demasiado. No es la falta de sueño lo que tienes. Mejor empieza a acomodar tus ideas, porque vas a contarme todo.

Me tomó del brazo con fuerza y empezamos a caminar directo hacia la entrada del edificio. Ya no había opción. Tendría que contarle la verdad.

Logan me llevó hasta el ascensor, y mientras subíamos, me di cuenta de que no había forma de escapar de esta conversación. Sabía que mi hermano no se iría hasta que sacara todo lo que estaba guardando dentro. Pero, ¿cómo empezar? ¿Cómo contarle que había arruinado todo con Arabella por algo que ni siquiera había planeado? 

Casi Demasiado Complicado © (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora