23- Claridad

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Jake

Me habían tirado con una bomba, de la cual no tenía oportunidad de zafar. Una cosa era volver con Arabella e introducirme más en su mundo de la farándula, y otra muy distinta era formar parte de un lío mediático del cual no estaba muy seguro de pertenecer. ¿O sí?

Yo era el "otro" por quien Arabella había dejado a Shawn, lo que significaba que...

─¡Ey! ¡Ten cuidado viejo! ¡¿No ves que vengo con un paciente?!

La voz de Marcelo me trajo de vuelta. Era uno de los camilleros que iba la ambulancia para urgencias, y yo me había metido en su camino.

─¡¡¡Lo siento!!! ─alcancé a gritar, al tiempo que él y otros más entraban a toda velocidad al hospital.

Quería gritar a todo pulmón, quería salir corriendo, quería desaparecer, quería...

─¿Sabes algo? ─No había escuchado su voz en unos cuantos días─. El hecho de que ya no nos acostemos, no significa que no podamos ser amigos y creo que en este momento necesitas de uno.

Era Melanie. Vestida de manera informal, salía del hospital, por lo que seguramente salía de una larga y cansadora guardia.

─Yo... No lo sé Mel. Si la prensa nos ve, empezarán con especulaciones y es lo que menos necesito en este momento. ─Traté de ser lo más honesto posible, sin que hirirera sus sentimientos como la última vez. Esperaba haberlo logrado.

─Oye, lo entiendo ─expresó con una media sonrisa─. Solo te invitaba a un café y a una charla, pero sé que tu vida es muy distinta a la mía. Sobre todo ahora.

─¿Por qué sobre todo ahora? ─pregunté, frunciendo el ceño.

─Bueno ─dubitó unos segundos, como si no supiese si continuar lo que iba a decir o no.

─Dilo de una vez ─la alenté. Más por curiosidad que por otra cosa.

─Bueno, a ver. No quiero ser criticona, pero desde que Arabella volvió a tu vida, todo se convirtió en un caos ─sostuvo mirándome fijamente a los ojos─. Al menos eso es lo que puedo ver desde afuera. Obviamente tú tendrás tus razones... Yo... Lo siento... No... No debí decir todo. No me corresponde. ─Bajó la mirada y puso sus manos en los bolsillos de su abrigo. Un silencio nos rodeó por unos instantes.

»Creo que lo mejor será que me vaya. Estoy muy cansada, mi mente no piensa con claridad y en este momento necesitas a alguien que pueda dártela. Nos vemos Jake.

No pude decirle adiós. Me había quedado de una pieza por todo lo que lanzó antes de irse.

Sí era verdad que desde que Arabella volvió, todo mi mundo se había puesto patas arriba; pero algo de lo que me dijo me dio la pauta de que sus palabras no eran solo de carácter amistoso, había algo más allí. ¿Celos?

Intenté no envolverme más en teorías para las que no tenía tiempo y decidí que lo mejor sería ir con la persona con la persona con la que de verdad quería estar, afrontando mis miedos y confusiones. Iría hasta Arabella. Los brazos donde siempre encontraba el confort y la paz que necesitaba. Solo ella sabía cómo encajar todas las piezas que me faltaban.

Tomé el primer taxi que pasó y le pedí que me llevara a la dirección a la que  habíamos acordado para resguardarnos de la prensa. Antes, le envié un mensaje a Thomas para que me esperara, solo en caso de que otra vez nos hubiesen encontrado. Y mierda que lo habían hecho.


Arabella

Estaba segura de que Jake me había mentido al decirme que tenía una guardia en el hospital, pero lo que no llegaba a entender era por qué lo había hecho. Escapar no era algo propio de él, más bien algo mío. ¿Qué se le habría cruzado por la cabeza y por qué no se sintió capaz de hablarlo conmigo antes?

Lo que menos quería era que se alejara de mí. No después de todo lo que habíamos pasado para reencontrarnos, aunque no tenía forma de entraré en su mente y averiguar aquello que él mismo no quería contar. Ojalá la tuviese.

Llegamos al lugar que Monica había rentado para nosotros. Otro apartamento, mucho más lujoso y exclusivo, lo cual significaba que tenía seguridad propia.

Thomas metió la camioneta en el garage, con el que también contaba el edificio y entramos sin ningún tipo de dificultad.

─Wow, eso fue... Rápido ─dije con un gran alivio que sentía en mi pecho.

─Todo fue idea de la señora Bell. Ella nos dio esta dirección y nos dijo que la trajéramos directamente hasta aquí ─pronunció Thomas en un tono serio.

─¿Monica? Debí haberlo esperado, ella siempre está en todo.

Y me faltó decir en todos lados, porque apenas subimos y abrimos la puerta del apartamento, una figura alta se lanzó hacia mi y me envolvió en un abrazo.

─Oh mi querida. Te extrañé tanto Ara. Lo siento tanto por la pérdida de tu padre. Debía haber estado aquí contigo, debí...

─Mon, tranquila ─la detuve─. Ya haces más que suficiente por mí, eres como mi segunda madre. No tienes por qué sentirte culpable.

Eso pareció tranquilizarla, aunque cuando nos deshicimos del abrazo, su rostro estaba lleno de lágrimas, lo cual hizo que el recuerdo de mi padre viniera a mi cabeza y algunas lágrimas comenzaran a juntarse en mis ojos.

─Oh mi niña. Ven aquí de nuevo.

Esta vez no me soltó por un buen rato. Las dos lloramos, sobre todo yo. Me descargué de todo lo que venía guardando, especialmente de la muerte de papá. Se sentía como si una parte de mí se hubiese ido con él, pero el ir y venir de la agitada vida que llevaba, me había impedido verlo.

Estuvimos un rato conversando sobre su regreso de Londres y de por qué Jake no había venido conmigo y, justo cuando estábamos a punto de entrar más profundo en ese tema, llegó como si hubiese sabido que hablábamos de él.

─Hola ─saludó como con vergüenza.

─Mira a quién trajo el viento ─pronunció Monica con ironía─. Pensé que tenías guardia en el hospital, ¿qué haces aquí?

Justo a donde quería ir. Gracias Monica por existir.

─Yo... Emm... ¿Podríamos hablar a solas? ─preguntó mirándome a los ojos─. No es que no me alegre verte Mon, pero debo hablar con Arabella y es algo que preferiría no compartir con nadie más.

─No te preocupes querido. De todos modos ya debo irme.

─¿Irte? Pero si recién llegas ─sostuve con algo de tristeza.

─Tengo un par de cosas que hacer, arreglar algunos términos para la entrevista con TMZ. No me extrañen, volveré pronto. Besos.

Y así de rápido quedamos solos, Jake y yo.

─Bueno, tú querías hablar. Hablemos. ─Me senté en el sillón del enorme y lujoso living, esperando que Jake se sentara también, pero no lo hizo.

La habitación comenzó a sentirse  más fría de lo normal, como si una distancia invisible nos estuviese separando. ¿O solo era mi imaginación?

De repente, sucedió lo impensado. Agachado, apoyado con una rodilla en suelo, Jake me observó tan profundamente que casi me derrite.

─Ojalá hubiese preparado esto mejor, porque sé que te lo mereces, pero tengo que sacármelo del pecho o juro que moriré. ─Mi corazón iba a mil por hora─. Arabella Jones, ¿te casarías conmigo?

Casi Demasiado Complicado © (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora