Capítulo 6

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Julien - Placebo

You can run but you can't hide,
Because no one here gets out alive.

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Para entonces, ya era un poco complicado retractarse. ¿Iba a morir de la verguenza por ir a una cita que tenía un obvio final feliz? Puede que sí. Pero ya no podía hacer demasiado al respecto.

Su mano temblaba un poco cuando sacó la tarjeta de su bolso de mano, había pensado en tocar la puerta y no entrar directamente pero si Suzy le había facilitado una tarjeta era para que precisamente hiciera uso de ella. Por lo que con la bilis en la garganta y un poco de ganas de devolverse, colocó la tarjeta contra el sensor hasta que se encendió una luz verde de acceso.

Rosé inspiró hondo, tomando el picaporte y empujando la puerta lentamente hacia atrás. Asomó una cabeza con timidez, tratando de que sus ojos enfocaran el interior. Tenía que llegar a las 8:00pm, pero se había retrasado un poco en la batalla contra si misma. No iba demasiado tarde, pero si eran al menos unos quince minutos más.

Todavía tenía un par de dudas sobre cómo tendría que comportarse para no hacer el ridiculo, probablemente tendría que evitar temas demasiado controversiales y rezar para no decir alguna estupidez o poner incomoda a alguien. Pero ya eran cosas que escapaban un poco de sus manos y tenían que ver más que todo con la suerte.

Entró del todo cuando no encontró a nadie en la sala principal, los cojines estaban un poco chuecos y habían tres vasos abandonados en la mesita del medio. Podía sentir el corazón en la boca y se maldijo internamente al notar la exudación en su espalda producto de los nervios.

Suzy iba a estar allí, Suzy le daba confianza suficiente, Suzy no iba a dejarla a la deriva.

Con esa nueva premisa cerró la puerta con sumo cuidado y carraspeó la garganta antes de llamar en voz alta.

—¿Hola?

Sus ojos se desplazaron por la estancia. Notó un cenicero medio lleno junto a los vasos, un arco que parecía llevar a otra sala de estar y un pasillo que se notaba al fondo. A su izquiera había un bar surtido detrás de una isla de marmol y la pared de la derecha estaba construida en vase a mamparas transparentes que dejaban a la vista el brillo de la noche.

Una música de fondo se oía, era rock y una banda de la cual no tenía conocimiento, pero era agradable porque era un rock mezclado con alguna especie de electrónica. Solo cuando había avanzado un poco más sus ojos se quedaron en unos oscuros que la miraban desde el arco izquierdo.

¿Cuándo había llegado allí?

—Hola, Tardansé. —Saludó con una sonrisa divertida.

Rosé amplió la suya al mirarla, estaba con un albornoz blanco con la cuerda semi enredada en su cadera. Sus piernas estaban desnudas al igual que sus pies y probablemente el resto de su cuerpo debajo de la prenda. La rubia degustó la pildora de alivio con solo verla.

—Lo siento, sé que eres una maniática de la puntualidad.

—Te perdono, pero solo si me das un beso como saludo.

Suzy avanzó hacia ella como si se tratara de un depredador cazando a su próxima presa, el cuerpo de Rosé apreció el calor humano cuando la coreana había envuelto sus brazos alrededor de su cadera y se había acercado a sus labios aún sin tocarlos.

Rosé no admitiría nunca que quizás si le había extrañado un poquito.

—Que forma tan fácil de obtener el perdón. —Enroscó los suyos alrededor del cuello de Suzy.— Pero prometo dar lo mejor de mí en el proceso.

Rubia Sol (TERCER LIBRO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora