Capítulo 27

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Single - The Neighbourhood

I don't know if we should be alone together
I still got a crush, that's obvious
If nobody's around, what's stopping us?

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Las cámaras estaban rodando desde varios ángulos, Rosé, en el papel de Nina Sayers se encontraba sentada en el piso de un estudio de baile, con los ojos cerrados y las lágrimas queriendo desplazarse por sus ojos. Su personaje pasaba por una gran impotencia, y es que era apta para el papel del Cisne blanco pero carecía de malicia para interpretar al Cisne negro, por lo que ya podía intuir que sería reemplazada para el papel.

Nina es interrumpida en sus pensamientos cuando una figura oscura aparece en la entrada del estudio, a simple vista parecía su propia silueta pero cuando la luz enfoca sus ojos, aparece Jisoo en el papel de Lily.

—¿Quién es? —Pregunta con el ceño fruncido Nina.

Lily comienza a avanzar hacia adelante colocandose un cigarrillo en los labios. El yesca del encendedor hace eco en el sitio cuando se enciende.

—¿Estás bien? —Responde en cambio Lily.

—No puedes fumar aquí.

Haciendo caso omiso, Lily sonríe y se encoge de hombros mientras se acerca hasta ella y se sienta a su lado.

Jisoo tiene que decir otra línea, específicamente una que indicaba algo como "Bueno, sí tú no dices nada yo tampoco lo haré." pero el olor del cigarrillo estaba introduciendose por sus fosas nasales y a pesar de que solo debía "simular" y no fumar realmente, sus manos habían comenzado a temblar y se olvidó por completo de las líneas.

Rosé la miró con calma, todavía con los ojos llorosos y metidos en el personaje. Esperó pacientemente a la continuación del guión y trató de que sus ojos no se desviaran a la mano temblorosa de la pelirroja. Solo cuando ya pasaron más de veinte segundos en silencio, se escuchó una palmada en el fondo.

—¡Corte! —Gritó Talia.

La directora se bajó de su silla alta, su expresión era inquebrantable y todos en el estudio se habían mirado de reojo preguntandose con qué saldría ahora. Habían grabado las primeras escenas de Jisoo al menos una treinta veces, todas pausadas por alguna laguna de memoria o un blooper inesperado.

Tartamudeos, distracciones o situaciones como las de ahora que impedían a la coreana avanzar con sus líneas.

Rosé miró con pesar a Jisoo frente a ella, quien tenía los ojos abajo y apenados porque no pretendía dañar todas las escenas con tonterías. Se mordía con fuerza la lengua, tratando de que la frustración no se reflejara del todo en sus rasgos. Había leído el mismo guión cientos de veces y últimamente dormía muy poco para estudiar correctamente cada una de sus líneas, pero cuando venía el momento de grabar era como si su boca no coordinara con su cerebro.

La rubia era paciente y no le importaba regrabar una y otra vez las escenas porque entendía que Jisoo era una actriz primeriza, pero había un equipo inmenso detrás de esto y alguien dirigiendolos todas las veces.

Los pasos de Talia hicieron eco en la madera hasta que se puso en frente de la pareja. Jisoo alzó los ojos vulnerables a la directora.

—Lo siento, yo... Sí lo estudié, puedo hacerlo mejor.

Rosé jadeó cuando la colilla del cigarrillo que todavía estaba en la mano de Jisoo quemó un poco del muslo de la pelirroja.

—¡Jisoo! —La rubia cogió el cigarrillo de su mano y limpió con cuidado la piel rojiza de su pierna. Jisoo ni siquiera se había dado cuenta de que se había quemado.— ¿Estás bien?

Rubia Sol (TERCER LIBRO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora