Rubia Sol (TERCER LIBRO)

Extra

Need to Know - Doja Cat

Spank me,
slap me,
choke me,
bite me.

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Sí pasaba un minuto más, Rosé iba a cruzar esa puerta con o sin su esposa y no habría nada ni nadie que la detuviera.

Estaban en New York, con 10 minutos de retraso para llegar a los VMA y a pesar de que Rosé tenía una invitación directa, ella no era la cantante estrella de la relación. O al menos no la más conocida por eso. En realidad, esa vil mujer en específico estaba desde esa misma mañana en un estudio de grabación fabricando su último album de studio antes de retirarse.

Rosé le había recalcado varias veces a lo largo del día que tenía que estar en casa antes de las 4pm para que se maquillaran, vistieran y salieran a tiempo al sitio. Debían estar en la alfombra roja a las 7pm y la ceremonia comenzaba a las 8pm.

Bien, ahora eran exactamente las 7:10pm y no habían señales de su esposa por ningún lado. El último mensaje que había recibido decía que estaba en camino, pero que había pasado un accidente entre la 33 y la 50 y que estaba atascada en el tráfico neoyorkino. Eso fue hace una hora.

—Bien, no voy a esperar ni un minuto más. —Masculló la rubia entre dientes, mirandose en el espejo con el pequeño bolsito Yves Saint Laurent en las manos. Tenía un hermoso vestido negro de la misma marca que la patrocinaba.

La rubia caminó hasta la sala, en donde estaban Ruka y Haram sentadas en indio sobre el suelo, al frente de ellas estaba Maddy, la jovencita que les ayudaba cuando necesitaban una niñera.

—Me voy, niñas. —Se agachó a la altura de sus hijas, Ruka ya la había mirado con curiosidad mientras que Haram estaba bastante entretenida coloreando su libro.— Cuidense, prometo no demorar tanto.

—Adiós, mami. —Las niñas de 4 años se despidieron al unísono seguido de un beso en cada mejilla.

Rosé se dirigió a la niñera, esta última conservaba un semblante apenado porque reconocía el rostro de la rubia enojada. Alguien tendría inconvenientes esa noche.

—Vaya tranquila, Srta. Kim.

—Cualquier inconveniente...

—No dudaré en llamarla. —Completó Maddy con una sonrisa amable.

La rubia suspiró, regalandole una sonrisa tensa antes de avanzar a la salida donde ya estaban sus guardaespaldas esperando para llevarlas al sitio.

Mientras le abrían la puerta y la dirigían al sitio del evento, Rosé no podía hacer más que quejarse mentalmente ante su últimamente tardada esposa. Lo entendía, de verdad, ha estado 9 años con ella de los cuales por lo menos un disco había sacado por año y cuando se trataban de grabaciones solía durar semanas metida en el studio hasta altas horas.

No era algo que le molestara del todo porque no era una situación que se presentara cada mes, y Jisoo siempre trataba de compensar el tiempo ausente tanto con ella como con sus hijas. Sin embargo, cuando existían compromisos como los de hoy en los que Jisoo necesitaba estar como figura presente en la industria musical, la rubia definitivamente tenía el derecho de molestarse.

Iba a ir al evento por ella, y su esposa ni siquiera parecía estar presente para la ceremonia principal. Lo confirmó con una llamada apenada en camino al sitio.

—Lo siento muchísimo, todavía estoy a veinte minutos de casa... Yo...

—Olvídalo, he avanzado yo. Dado que te falta todavía arreglarte, no creo que igual llegues. Mejor ni vengas. —Lo último trató de decirlo lo menos ácido posible, pero su tono de voz de igual forma salió rudo.