Capítulo 17

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From the Dining Table - Harry Styles

Maybe one day you'll call me
and tell me that you're sorry too

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Unas semanas antes

El incremento de nicotina sobre sus pulmones se había triplicado los últimos días a raíz de lo sucedido en el evento de Chanel.

Gaeul, la manager de Jisoo observaba con una expresión fúnubre el aparato invasivo que se mostrataba sobre la garganta irritada de la cantante. Jisoo se encontraba en una camilla, con la boca abierta y un otorrino inclinado sobre su rostro mientras intentaba observar el interior de su boca y la gravedad del asunto.

En la pantalla, su garganta parecía el tunel hacia el infierno de lo roja que estaba y por la expresión del profesional algo malo estaba sucediendo en lo que observaba.

La coreana había tratado de tomarse las cosas con calma después de ser evacuada y salvada de la estampida, pero casi al instante en que ingresó a esa camioneta oscura junto a dos guardaespaldas, le había dado un ataque de pánico.

Gaeul tuvo que forzar a uno de los guardias a pasarse al asiento trasero para que Jisoo se pusiera en el lado del pasajero y así poder respirar un poco. La preocupación se mostraba en su rostro mientras la pelinegra intentaba respirar a pesar de que las lunas del auto se habían bajado para la entrada del aire.

Le entregó una bolsa de papel para que pudiera aspirar su dioxido de carbono, ofreció el Clonazepam recetado por su psiquiatra, le habló con frases cortas y simples, preguntó si necesitaba algo e indicó al conductor que continuara su camino hasta Gangnam sin importar qué, deseando que no hubiera ningún reportero que pudiese captar ese momento tan vulnerable.

Había logrado que Jisoo se calmara lo suficiente para frotarse las lágrimas y pedir su cajetilla de cigarrillos, la cual Gaeul tuvo que entregar a regañadientes. Miró con impotencia los tubos de papel y hierba plagada de químicos que producían un alivio instantaneo en la cantante porque sus facciones ya no mostraban ese semblante atormentado y había dejado de llorar.

En parte agradecía que Jisoo tuviera un par de días libres y a raíz de esto la disquera hubiese cancelado varias entrevistas y sesiones de fotos agendadas, porque tan pronto como Jisoo entró en su cuarto no había salido de nuevo en cinco días.

La pelinegra estaba hundida en un mar de arrepentimiento, un sentimiento tan conocido que ya lo sentía parte de su cuerpo pero también que no tenía presente desde hace años. Solo bastó verla una vez para que el camión de mierda se lanzara encima de ella de nuevo y los errores del pasado vinieran a azotarla nuevamente.

Ese intento de conversación, esos ojos marrones de los cuales no existía un brillo cuando la observaba, esa expresión de incomodidad por no quererla cerca. Fue un puñetazo en la realidad entera en que vivía y las consecuencias de todo fueron más dolorosas al ser palpadas en ese encuentro y no tanto cuando no tenía que verle la cara.

Ahora el rostro de la rubia aparecía en cada segundo que pasaba en el tiempo. Era un constante bucle, el caleidoscopio infinito que se burlaba de ella y la escupía por ser tan malditamente debil.

Cuando había decidido salir de su habitación casi una semana después, un poco más flaca porque a pesar de que todos los días permitía que ingresara comida, lo cierto es que no le apetecía engullir nada. Eso era también uno de los efectos que tenía la nicotina en el cuerpo, el apetito practicamente desaparecía y Jisoo tenía como costumbre fumar un cigarrillo como desayuno.

Rubia Sol (TERCER LIBRO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora