Capítulo 9

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Shades of Cool - Lana del Rey

But I can't fix her,
can't make her better.
And I can't do nothing about
her strange weather.

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6 meses después de la llegada de Talia

—Sabes que hay muchas personas en éste mundo. —Dijo en voz calmada y con una sonrisa que se volvía cada vez más torcida y tétrica.— Ellos están suplicando por tener una presión en sus vidas, por tener atención. —Murmuró Rosé en el papel de Lisa Rowe mientras perseguía con calma a Susanna por el pasillo del hospital psiquiátrico.— Y me hace preguntarme, en serio... Me hace preguntarme... ¿Por qué nadie presiona en mi vida? ¿Por qué me han descuidado tanto? —Sus ojos plagados de lágrimas fueron desbordados por las mismas. En su bata blanca y su cabello desaliñado y rubio se presentó ante el personaje de Susanna con un semblante quebrado.— ¿Por qué nadie viene y arranca la verdad? Que soy una maldita perra inhumana y que mis padres desean que ojalá estuviese muerta.

Susanna se detuvo en la escalera, con los dedos ensangrentados por previamente haber sido golpeados en la puerta. Apretó los puños y tomó aire mirando lo pequeña que se había vuelto Lisa Rowe en frente de ella.

—Porque ya estás muerta, Lisa. —Gruñó entre dientes. Lisa Rowe jadeó ante ello al igual que sus otras compañeras de hospital.— A nadie le importa si mueres porque ya estás muerta. —Lisa Rowe retrocedió ante sus palabras envenenadas.— Tu corazón está frío, por eso sigues volviendo aquí. No eres libre, necesitas este lugar, lo necesitas para sentirte viva. Es patético.

Lisa Rowe gritó hasta el punto en que sus cuerdas vocales protestaron, su rostro se había descompuesto en una mueca acompañado de un sollozo mientras se colocaba de cuclillas y gritaba. Sostuvo su cabello entre sus manos, apretandolos en un gesto de frustración mientras sus compañeras comenzaban a gritar y a entrar en pánico también por la caída moral de su líder.

—¡Corte! —Gritó Talia desde su silla con una sonrisa.

El estudio que se había mantenido en silencio en medio del rodaje comenzó a hablar inmediatamente después de la orden de la directora. Varios productores se reunieron alrededor de los camarógrafos encargados mientras que Rosé se levantaba del suelo y las actrices se dispersaban entre sonrisas por haber culminado una escena complicada.

Talia se bajó de la silla de madera que expresaba su cargo y se acercó a la rubia con los ojos brillosos del éxtasis. La rubia la miró plagada de gracia y mientras se acercaba, Jeongyeon le extendía una botella de agua.

—Eso fue increíble, Roseanne. —Le felicitó sin poder contener la emoción.— Lo he sentido tan profundo. Casi me haces llorar, maldita sea. Podría besarte ahora mismo. —La tomó de las mejillas con la misma sonrisa inmensa mientras la rubia reía ante su expresión.— ¡Magnífico!

Rosé colocó las manos en sus muñecas para alejarla de su rostro con suavidad.

—Agradecería que no me besaras alrededor de cincuenta personas.

Talia alzó una comisura con diversión, mirando alrededor disimuladamente antes de acercarse al oído de la actriz.

—¿Y podría hacerlo si estamos solas tú y yo? —Susurró en voz baja solamente para ella.

Roseanne la miró de reojo, tan cerca pero al mismo tiempo tan lejos. No pudo hacer otra cosa que sonreir con maldad y comenzar a avanzar con Jeongyeon a su camerino, dejando a la directora con los labios remojados.

Rubia Sol (TERCER LIBRO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora