Capítulo especial

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Boda

HARLEEN

Verlos alejándose, rumbo a la entrada del aeropuerto, es inquietante. Sin embargo, sé que no podría haberlos mantenido por más tiempo encerrados. Gia merecía salir. Merece alejarse de todo esto.

Ya no me preocupa su seguridad, porque está acompañada de RM, pero sí hay otras cuestiones que siguen atormentándome. Me siento culpable por muchas razones.

Haberlos traído al aeropuerto es una de las pocas cosas que he podido hacer para enmendar mi falta de compromiso para con Gia. No importa cuánto traté de acompañarla mientras estuvo La Casa, sigue pareciéndome una nimiedad comparado a lo que pude haber hecho. De cierta forma, le fallé.

—¿Seguirás recriminándote por lo que pasó?

La pregunta de Yoongi, luego de que ha puesto el coche en movimiento, me hace suspirar. Él está mirándome de reojo.

—Sí —respondo frustrada.

—No deberías —dice rodando los ojos—. Hicimos todo lo que pudimos.

Sacudo la cabeza y suspiro.

—Pudimos hacer más. Si tan solo... —vuelvo a suspirar.

Yoongi aprieta sus manos alrededor del volante.

—¿Si tan solo qué? —urge.

—Si tan solo tuviera más poder, podría haber evitado que RM se casara con ella —completo.

Es su turno de suspirar. A diferencia de mí, se oye cansado.

—Ya te dije que se quieren. Él la quiere. Tarde o temprano iban a terminar casados —gruñe.

Siento mi pecho apretarse.

—No se trata de si se quieren o no, Yoongi —digo.

Él alza una ceja interrogante.

—Se trata de Gia —alargo—. Ella estuvo en un matrimonio arreglado y ahora ha vuelto a ello. Al menos del primero tenía consciencia, pero de este ni siquiera eso. Pude evitarlo —reitero.

Sacude el cigarrillo que encendió minuto atrás, antes de salir del aparcamiento, por la ventanilla abierta y vuelve a llevárselo a la boca. Segundo después, suelta una bocanada de humo.

—No es cierto —sisea—. Aunque había decenas de Calaveras, la mejor opción era RM y lo sabes.

Niego con la cabeza.

—Había otra opción —vacilo finalmente.

—¿Cuál?

Su tono suena incrédulo.

—Yo —declaro.

Con la mitad del cigarrillo consumido en los labios, pregunta:

—¿Tú?

—Pensamos en todos los Calaveras, menos en mí —esclarezco.

Sus ojos se estrechan, pero siguen fijos en la calle.

—¿De qué hablas?

Inhalo hondo y hago una mueca.

—Pudo casarse conmigo. Soy una Dunn después de todo, ¿no?

Apenas lo dejo salir, Yoongi voltea a verme. Por unos milisegundos, noto cómo su mente se hace a la idea. Y me agrada que, en vez de parecerle una broma, se lo tome con la debida seriedad.

Debo admitir que pensé bastante en esta alternativa, sobre todo porque me agradó Gia y no quería dejarla indefensa ante el mundo que nos rodea. No obstante, terminé descartándola porque temí que fuera demasiado controversial. Ya me miran diferente porque soy mujer; sé que algunos ni siquiera me respetan, aunque pretenden que sí. Y lo entiendo. Las mujeres nunca tuvieron poder en la mafia hasta que llegué yo, así que tiene sentido. Pero ¿por qué debo seguir sus estúpidas reglas? No fue para mantener el orden que acepté infiltrarme.

ÁMSTERDAM | NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora