Capítulo 23

275 62 63
                                    

GIA

Apenas estoy a solas en la habitación, me recuesto contra la puerta hasta recobrar la respiración. Y después de un día entero conteniéndome, dejo que mis emociones escapen.

El primer sollozo que me abandona es más fuerte de lo que esperaba y me obliga a llevarme las manos a la boca para silenciarme. El siguiente es ahogado y bajo, pero provoca las mismas reacciones en mi cuerpo: este se agarrota para luego temblar con ligeros espasmos.

De un segundo a otro, siento mis mejillas empapadas y mi corazón más adolorido que nunca.

Avergonzada por mi propia debilidad, me cubro todo el rostro con las manos.

Me siento estúpida e infantil. Fui estúpida e infantil. Y sigo siéndolo.

Durante doce horas rodeada de personas pretendí ser la Gia feliz y risueña. Quise serlo para Ava, para Taehyung y para todos los que se preocupan por mí y por mi seguridad. Ellos, después de todo, han sido unas de las pocas personas en toda mi vida que me han visto como alguien valioso.

Creí estar a su nivel, ser tan madura como ellos, pero ahora que estoy a solas acabo de darme cuenta de que no lo estuve. Pude ver cómo todos se ocupaban de asuntos aparentemente importantes, cómo iban y venían con expresiones preocupadas; mientras tanto, yo solo me dediqué a seguir a Ava.

Por más que quiera negarlo, soy una niña a su lado. Ava es determinada y auténtica. A diferencia de mí, ella no finge ni hace cosas para agradar a los demás. Se muestra tal cual es. Es una mujer que sabe lo que quiere y por eso la admiro.

Yo no hago lo que quiero, y ni siquiera sé si lo que quiero está bien.

Esta mañana tomé una decisión apresurada. Creí que estaba tomando las riendas de mi vida, y que finalmente encontraría paz, pero desde entonces han pasado muchas horas y cada vez que pienso en ello me siento más y más arrepentida.

Quiero compartir tiempo con Ava, ese no es el problema, solo que tomé la decisión de viajar con ella por las razones equivocadas.

Pero ¿qué otra opción tenía? ¿A dónde iba a quedarme si no? ¿Con Daegu y Harleen? No es que ellos me caigan mal, pero sé cuán ocupados están y no quiero ser una molestia.

Sorbo por la nariz y, tras destaparme el rostro, me seco las mejillas.

Cuando mi vista se posa en el bolso a los pies de la cama, mi vista se vuelve a nublar y otro sollozo me abandona.

RM me pidió que te trajera lo que dejaste en Castacana. Uno de Los Calaveras llegó recién con esto —me dijo Harleen hace unas horas, entregándome ese bolso.

Al encontrarme con el resto de mi ropa y todos los libros que leí y también compramos, tuve ganas de correr hacia Nam y abrazarlo, porque temí no poder recuperarlos después de haber salido tan deprisa del departamento. Pero entonces recordé que él había preferido ignorarme, y que yo estaba ignorándolo también, y me limité a cerrar el bolso y dejarlo ahí.

Simular que no existía fue más difícil de lo que pensé. Esta mañana supuse que sería fácil, ya que él pareció desinteresado en mí mientras desayunábamos, pero luego empecé a sentir su mirada siguiéndome a donde sea que fuera, y mi fuerza voluntad comenzó a fluctuar.

A donde sea que fui, sentí su presencia. Pero él no se acercó a mí en todo el día.

Y ahora me siento dolida por ello. Dolida conmigo misma, por haber querido jugar a su juego, y dolida con él, porque en ningún momento demostró querer traspasar esa barrera que puse.

ÁMSTERDAM | NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora