Bella
NAMJOON
Desde pequeño he tenido la necesidad de saber, pero pocas veces he estado seguro de algo. Mientras más aprendo, más dudas tengo. No obstante, esta vez estoy cien por ciento seguro de varias cosas.
Antes de abrir los ojos, sé que estoy en el lugar correcto y con la mujer indicada. Puedo sentir su cálido cuerpo acurrucado contra el mío, también la tersa piel de uno de sus pechos adherida a mi mano y el aroma dulce que desprende toda ella. Literalmente, huele a chica buena.
Inhalo hondo con mi rostro hundido en su cuello. Maldita sea. Teniendo en cuenta todo lo que me induce a pensar, parece una broma que use Good Girl de Carolina Herrera. Y, sin embargo, me gusta esa contradicción. Algo en ello me excita.
—¿Nam?
La voz soñolienta de Gia me vuelve consciente de mi erección matutina presionándose contra la curva de su trasero. Cuando trato de retirarme, ella se remueve y vuelve a apegarse a mí.
Todavía con los ojos cerrados y mi cabeza hundida en su cuello desde atrás, me obligo a abrir la boca.
—Duerme. Aún es temprano —susurro.
De hecho, es tan temprano que, incluso con las cortinas abiertas, la habitación sigue a oscuras.
—Está bien. ¿Me llamarás para desayunar? —apenas musita.
Sus palabras suenan arrastradas y sumamente bajas, lo que me hace pensar que aún no está del todo despierta.
—Sí. Ahora duerme —digo contra su oreja.
Gia emite un suave sonido de conformidad y a los segundos vuelve a dormirse. Mi mano, no obstante, sigue ahuecando uno de sus pechos, y mi erección continúa rozando su trasero. Y aunque se siente jodidamente bien tenerla así de cerca, mi cuerpo anhela más.
Si solo separara sus piernas unos centímetros, deslizara su braga hacia un costado y bajara mi pelvis, podría hundirme en ella.
Joder. Podría despertar dentro de ella si quisiera.
En cuanto me doy cuenta de lo mucho que me he endurecido, contengo la respiración, me aparto con rapidez y (porque sé que mi imaginación ya ha ido demasiado lejos) decido levantarme.
No quiero apresurar las cosas con Gia. Maldita sea. Puedo esperar hasta que... hasta que ella esté preparada, y sea plenamente consciente de lo que quiero y, sobre todo, necesito.
Haber venido a Ámsterdam por tiempo indefinido nos dará la oportunidad de conocernos mejor, estando más libres y menos condicionados.
Mientras me doy una ducha y satisfago mis necesidades más recientes, trato de convencerme de que estoy haciendo lo correcto, no solo por Gia sino también por mí.
Me bastó ver cómo se desenvolvió Gia ayer, desde que salimos de Zendar hasta que llegamos a los Países Bajos, para darme cuenta de que no había visto todas sus versiones. Pude notarla más relajada, feliz y sonriente. Me gustó verla libre de temores y dudas, pero sobre todo de peligros.
En el aeropuerto de Londres la vi ser. La emoción reflejada en sus ojos y exteriorizada en su andar despreocupado, en sus repentinos giros mientras caminaba y en los ligeros saltitos que daba al contemplar algo que le gustaba me llenó de satisfacción. De alguna forma, me sentí orgulloso.
Verla reír me hizo reír, y verla emocionarse me hizo emocionar. Creo que disfruté del viaje casi tanto como ella. Sin embargo, al ser su primera vez en esas condiciones, está claro que ella gastó más energías. Y por eso es que, apenas termino de bañarme, hago el menor de los ruidos al dirigirme a la planta baja.
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ÁMSTERDAM | Namjoon
Fiksi PenggemarTercer libro de la serie Sangre, sudor y lágrimas. "―Tengo el presentimiento de que me gustará. ¿Por qué no avanzas? ―Porque también tengo un presentimiento. ―¿De qué? ―De que una vez dentro de ti no querré salirme. ―¿Y eso es malo? ―Podría serlo."