Capítulo 9

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Cambios

GIA

Me siento estúpida y culpable. Estúpida por haber asumido que Namjoon estaba soltero. Es decir, ¿qué probabilidad hay de que alguien como él lo esté? Muy pocas. Él es el tipo de hombre que toda mujer quiere. No es que haya pensado en ello, pero reconozco ciertas características y Nam es poseedor de estas.

Oírlo hablar por móvil con su novia hizo que mi pecho se apretara y mi vergüenza creciera. Así haya escuchado solo el final de su conversación, me fue suficiente para saber que él la extraña.

Debe ser un buen novio.

Y yo... yo estoy reteniéndolo aquí. Si bien fue mi hermana quien le pidió que me cuidara, yo no he hecho nada para librarlo de esa responsabilidad, y esto es lo que me hace sentir culpable.

—¿Qué hay sobre ti?

Mi respiración se pausa cuando, tras su pregunta, alzo la mirada y me encuentro con sus ojos. Me relamo los labios, los cuales se sienten resecos, y abro la boca. Él ladea la cabeza cuando ninguna palabra sale de esta.

—¿Tienes pareja? ¿O... algo? —alarga.

De pronto, el aire regresa a mis pulmones y mi corazón se acelera. Si recién me sentía culpable, ahora lo hago aún más.

—Estoy casada —musito en voz tan baja que temo que no me oiga.

Pero me oye y sus facciones no tardan en demostrármelo. Una inesperada mueca de comprensión se adueña de su rostro.

—Ava lo sabía —dice al instante. Su nuez de Adán se mueve cuando traga—. Por eso... Por eso dijo que tú...

Se pausa, sacude la cabeza y vuelve a enfocarse en mí.

—Esa es tu condición —asimila finalmente—. Estás casada.

Mi rostro arde cuando él lo dice así. Además de culpa, ahora siento vergüenza.

—Sí —balbuceo a pesar de que no lo preguntó, sino más bien lo afirmó—. Se lo dije a Ava la primera noche.

Cualquier otra persona hubiera llamado «estado» a mi matrimonio arreglado, pero Ava supo verlo por lo que es, una condición. Desde hace un año, estar casada me ha condicionado.

—Creí que te habíamos rescatado —dice Nam mirándome confundido desde el otro lado de la mesa.

—Lo hicieron —le aseguro bajando la vista otra vez—. Mi matrimonio con Roman no era real.

Sus puños se aprietan sobre la mesa tras mi acotación.

—¿Roman Forte es tu esposo?

—Sí. Dorian lo... lo arregló —balbuceo.

Al darme cuenta de que sus puños se siguen apretando, opto por mirar sus ojos. Estos todavía expresan confusión, pero también inquietud e ¿impotencia?

—Después de que me escapé para ir en busca de Ava, hace un año, él me obligó a casarme con su sobrino. Creyó que si me cambiaba el apellido legalmente podría controlarme —resumo.

—¿Y lo hizo?

—Pasé a ser una posesión en toda regla —digo.

Antes del matrimonio estaba encerrada, pero contaba con la esperanza de ser libre algún día. Tras quedar registrada como Gia Forte ante el mundo, las posibilidades de huir se redujeron para mí. Nadie quiere ponerse en contra a un Forte. Y meterse con una de sus "posesiones", sea para ayudarla a escapar o para matarla, sería ponerse en contra no solo a ellos sino también a toda la mafia del país.

ÁMSTERDAM | NamjoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora