Solo me costó un vuelo reservado de diecinueve horas llegar al cálido clima de Australia, el país donde nací y que abandoné a los diecisiete años cuando consideré muy prudente ir a estudiar a la escuela de Artes de Nueva York.
- Creo que estás más delgada - me reprendió mi mamá - ¡Me podrías haber avisado antes que venías! Tengo que restaurar tu habitación para que puedas quedarte ahí.
- Está bien mamá, Donald me consiguió un apartamento no tan lejos de aquí. Ambas tendremos nuestra privacidad.
-¿Cómo está Donald? ¿Continúa siendo tan encantador como siempre?
- Por supuesto
Gabrielle Hopper, mi mamá, la astuta artista plástica que pasó su vida entre esculturas y reconocimientos, ahora que lo pienso tenemos algo en común: a las dos nos fue como la mierda en el amor, quizá sea algo genético.
-¿Ya puedo interrogarte sobre Edward o aún es muy temprano? - preguntó mirándome fijamente.
- Demasiado temprano diría yo, tengo toda una estadía en Australia, todavía no sé cuándo volveré.
- Quédate el tiempo que necesites, no entiendo que es lo que te molesta tanto, pero desde que llegaste tienes el ceño fruncido y eso es algo inusual en mi hija.
Si supiera que había una lista de las cosas que me molestaban.
- Casi lo olvido, tengo una sorpresa para ti.
-¿Una sorpresa? - pregunté sorprendida.
Mi madre se alejó y abrió la puerta de la sala, una cabellera pelirroja muy conocida para mi caminó en mi dirección. Grité emocionada.
-¡Harriet!
Mi mejor amiga de la infancia, quizás una de las personas que más me dolió dejar. A pesar de todo, siempre seguimos en contacto.
- Mi Pearl, ¿Cómo estás? -palmeo mis hombros con una sonrisa radiante - oh, es tan raro tocarte, no es lo mismo que verte en una videollamada, ¿Lo sabes?
- Y tú luces increíble, ni siquiera parece que tuviste un bebé hace un año. ¿Cómo estás el pequeño Hardy?
- Está muy bien, ya camina, me siento muy emocionada de que por fin vas a conocerlo.
Harriet es todo lo opuesto a mi, estudió leyes, se casó con un joven abogado encantador y hace pocos meses nació su primer hijo, que por cierto, ¡Soy su madrina simbólica! Esto puede resultar un poco irónico ya que no lo conozco en persona.
- Voy a dejarlas solas, tienen mucho de que hablar - dijo mi mamá antes de salir.
Miré cómplice a mi amiga, sabía que me entendía completamente.
- Necesito un trago.
- No lo creo, ahora soy una madre responsable y sería mal visto por la sociedad que esté bebiendo tragos en un bar de mala muerte.
- Y yo soy una actriz mundialmente conocida que acaba de anunciar su separación y escapó del mundo cinematográfico para volver a su tierra natal. ¿No crees que nos merecemos un descanso?
- Aún en eso sigues siendo buena.
-¿Ah sí?
- En convencerme. Vamos, aquí entre nosotras, conozco un lugar que sirve los mejores tragos de la ciudad.
- Entonces, Harriet - la tomé de la mano - ¿Y que si fingimos tener dieciséis años nuevamente y caminar por la ciudad de noche, borrachas y libres?
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El apartamento en el que pasaría mis días aquí era lo que yo consideraba el lugar perfecto para vivir: pequeño, pero no diminuto, en una zona céntrica, pero no ruidoso.
Empecé a desempacar mientras escuchaba música, me sentía extrañamente bien, o quizás no sentía nada y eso era lo mejor de la situación.- Hola, Pearl.
Brinqué del susto, un hombre bastante guapo estaba parado a un lado del balcón. Llevaba un traje negro con destellos rojos y tenía una mirada que por alguna razón
- ¿Hola? Creo que esto es un error, acabo de mudarme por si buscas al otro inquilino.
-¿Cuántas chances hay de que el otro inquilino se llame Pearl?
- Entonces, ¿Me conoces? Espera, no serás un paparazzi o algo de eso ¿Verdad? Porque si es así te juro que llamaré a la policía.
- No hay necesidad de llamar a nadie - me extendió su mano cubierta por un guante de terciopelo que antes no había notado - Mi nombre es Amadis. Creo que nos conocemos muy bien.
Lo estreche sin saber muy bien por qué, pero yo juraba que no conocía de nada a este hombre.
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Las flechas de Cupido
Novela JuvenilPearl sabe mucho de películas, de escenas de besos y de cómo enamorar a toda una sala de cine a través de la pantalla, lastimosamente siempre ha sido una desgraciada en el amor, y su punto de quiebre es cuando encuentra a su prometido, Ed, engañand...