8. I'll bring the coffee if you bring the wine

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Resultó ser que Jules era más encantador de lo que parecía, eso sí, excesivamente conversador y adulador, pero con una sonrisa de lo más contagiosa. Terminamos saliendo a cenar los cuatro y todo fue muy cómodo y divertido, podía decir que fue una noche bastante memorable.

-¿Entonces? - preguntó Harriet juguetona - ¿Extrañabas esta parte de Australia?

-¿Te refieres a las incontables citas dobles que organizaste a lo largo de nuestra amistad? Con la única diferencia de que tu cita siempre era Tim y mis citas eran bastante diversas. ¿Recuerdas a Robert? Ese tipo si que era raro.

- ¡Claro! ¿Cómo olvidar a Robert? Es la anécdota de todas las reuniones, aún recuerdo cómo cayó la langosta en tu vestido.

- Fue vergonzoso.

- ¿Pero, que opinas de Jules? Yo no lo conocía tampoco, así que no puedes decir que esto fue planificado por mi.

- Creo que me cae bien.

- ¿Te gusta?

- ¡Harriet! No puedes preguntarle a las personas si tienen sentimientos por alguien que apenas conocen.

- El te mira con otros ojos, lamento informartelo.

Sentí mis mejillas enrojecer - Es una cuestión de admiración, creo, fue raro que la mayoría de nuestra conversación se basó en su conocimiento sobre las películas en las que actué.

- Yo también ví todas tus películas y sé la mayoría de los detalles de los que él habló, pero nunca hablo de eso contigo porque supongo que debe ser molesto para ti.

- Lo sé, pero no me desagrada del todo.

Al principio me emocionaba el hecho de que hablen de mis actuaciones, ya sean críticas buenas o malas,  luego empezó a molestarme, pero, alguna curiosa razón del destino, ahora lo sentía como un logro personal.

- Entonces te gustó Jules - repitió como un loro.

- Sigues con eso, será mejor que me vuelva a mi apartamento antes de que se haga más tarde..

-¡Espera! - me detuvo sonriendo con desden - me parece que alguien quiere despedirse de tí.

Esbocé una sonrisa y me gire encontrándome a Jules, quien se acercó tímidamente.

- Quiero decir que fue un gusto conocerte, y que tienes anécdotas muy buenas.

- Gracias - conteste algo incómoda, no por su mera presencia, sino porque no sabía que agregar al asunto - tu también eres muy interesante, amm, ¿Te gustaría que nos veamos algún día? Podemos seguir conversando, parece que tenemos mucho en común.

Esas palabras fueron un acto de valentía que no pienso repetir en mi vida, supongo que para él era una acosadora, o quizás pensaba que solo buscaba sexo fácil y...

- Estaba esperando que lo propusieras - contestó con un tono demasiado feliz - tu amiga me dijo que no llevas muchos días aquí, pero que esperas una larga estadía.

- Así es.

- Entonces supongo que necesitas amigos nuevos.

¿Tanto se notaba que mi círculo social en Australia se cerraba solo en Harriet?

- Si, creo que sí.

- Será genial que nos conozcamos mejor, no se si esto es muy pronto, pero veo que no tienes auto - comentó la obviedad - podríamos ir a mi casa y beber algo de vino. Tengo una botella en conserva que la estoy guardando para una buena charla. O bueno - se auto interrumpió - si te parece demasiado, simplemente podemos tomar un café.

- Claro, no voy a negar una buena taza de café, pero solo si antes abres esa botella de vino para hablar lo que resta de la noche.

Me gustaba la idea, y necesitaba divertirme.



Las flechas de CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora