49. Inmortals

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Un mes después.

Faltaban apenas dos meses para comenzar las grabaciones y yo ya tenía todo, el libreto, el tinte rubio y las clases de francés todos los días. Nunca creí que sería tan interesante aprender a conjugar verbos defectivos en ese idioma, aunque claro, ¡Me parece una exageración! Odette pronuncia 15 frases en francés durante toda la película y repite dos veces: "¡Ah, je suis desolé!"

Fuera de eso mi vida estaba trascendiendo con normalidad, intentaba estar con Harriet y Piper para extrañarlas lo menos posible cuando vuelva a Estados Unidos para grabar. De Amadis no volví a saber nada, aunque odiaba admitir que extrañaba estúpidamente a Vincent, y con Jules tampoco volví a hablar. Creo que era lo mejor para ambos.

-¿Su orden, señorita?

- Un Mocha Creme Frappucino, por favor.

- En un instante estará, serían quince dólares.

Pagué y me fui a sentar al primer asiento que ví disponible, a los cinco minutos me llamaron para retirar mi pedido. Ah, esto era lo que necesitaba para terminar de lo más agitada posible.
Estaba tan sumida en mis propios pensamientos que no me di cuenta que una mujer llevaba varios minutos mirándome. Tenía unos profundos ojos marrones y largo cabello castaño, cuando vió que capte su mirada me sonrió.

-¿Podría sentarme contigo?

La miré entumecida, no necesitaba compañia - Si, claro.

Ni tampoco sabía decir que no.

- Te estuve observando por un buen tiempo, eres una chica interesante.

Sonreí avergonzada - Por si acaso, mi cabello natural no es rubio. Es solo.. un pequeño cambio por un papel que voy a interpretar.

-¿Eres actriz? - mostró sus perfectos dientes blancos - vaya, me resultas aún más interesante, Pearl.

¿Cómo diablos sabía mi nombre?

- Tranquila, no soy una especie de psicópata ni nada, tu vaso lo dice - señaló y me sentí una idiota.

- Claro, lo lamento, amm.. - leí su vaso - Lilibeth.

Lilibeth... ¿De dónde recordaba ese nombre?

-De todos modos no puedo ser hipócrita contigo, si te conozco y si te estuve siguiendo durante la última hora - se contradijo totalmente -me parece que nosotras dos nos debemos una charla importante.

Eso me tomó por sorpresa.

-¿Quien eres?

- Sé quién eres tú y sé que no terminaste nada bien con Amadis - canturreó. Empalideci - Eso es suficiente.

No quería armar un escándalo, teníamos a muchas personas alrededor.

-¿Qué sabes de él?

- Muchas cosas. Pero no importa, sé que eres la mujer que casi lo lleva a la ruina, aunque ahora que lo pienso posiblemente esa connotación no tenga mucho sentido para ti.

Dejé el vaso de mala gana en la mesa y la miré - Ninguna de las dos quiere armar un escándalo, ¿Me equivoco? - negó sin borrar la sonrisa de su rostro - entonces te daré otra oportunidad , ¿Quién eres y que sabes de él?

-Vamos, no actúes como si el tinte en tu cabeza te afectara, haz un poco de memoria, Amadis seguro te habló de mi.

Los recuerdos cayeron a mi mente como por arte de magia, recordé lo que me dijo Amadis cuando nos conocimos . "Lilibeth es una especie de angel caído, bueno, así la llaman en la tierra. Tiene tanto odio y rencor dentro de si misma que guía a las personas al camino del mal amor, porque parece el más fácil y el más eficaz a la hora de conseguir pareja, pero esto solo trae consecuencias a futuro, rupturas, celos, odio, y venganza.
Sus víctimas siempre son personas que están debilitadas y que se sienten poco amadas, cree que un futuro perfecto es uno en el que el amor no exista, o al menos no sea lo que haga feliz a las personas."

-¡Ya sé quién eres! ¡Lilibeth! - grité siendo redundante, algunos se voltearon a verme - Amadis me advirtió sobre ti, eres la que me llevó al camino del mal amor.

- Tonterías - rió - Amadis dice muchas estupideces, para que lo sepas. No puede hablar bien de mi porque eso sería contradictorio, asi que me difams - hizo un falso puchero - ¿Acaso me ves como alguien capaz de guiarte al infierno?

Me removí incómoda - Mira, no tengo idea cuáles sean los problemas entre él y tú, pero yo ya corte todos los vínculos con Amadis y por lo tanto, con todo lo que tenga que ver con él. Así que estás perdiendo tu tiempo.

- Tu quieres algo Pearl, ¿Me equivoco?

- No sé de qué hablas - desvíe la mirada.

- Quieres a Vincent, quieres eso que Amadis te está quitando. Voy a contarte una cosa que él silenció cuando confesó su verdad. El mimetista si puede cambiar de forma por siempre, Amadis podría ser Vincent para siempre, pero eso implica un precio a pagar. A cambio tiene que dar su inmortalidad, y pasar a ser un simple mortal que algún día morirá.
Así que si Pearl, Amadis podría traer a la vida a Vincent, no es que no pueda, simplemente no quieres. Ya ves, ¿Quien es el egoísta ahora?

Negué - No me interesa, ya no tiene sentido además..

- Espera, antes de darte por vencida - interrumpió - puedo ofrecerte una forma de recuperar a Vincent.

-¿Por qué me ayudarías? - pregunté con desconfianza -¿Que tengo que darte yo a cambio?

-¿Tú? Tu no tienes que darme nada, princesa. La autodestrucción de Amadis es lo que yo siempre soñé.

Estaba mal, muy mal, ¿Quería recuperar a Vincent? ¡Por supuesto que lo quería! Pero esta no era la forma de hacerlo, no así.

- Deja de pensar tanto Pearl, Amadis nunca pensó en Vincent aún sabiendo que estaba enamorado de ti.

Me mordí los labios hasta que ardió, iba a arrepentirme, lo sabía.

-¿Cómo puedo lograr que Vincent vuelva?

Las flechas de CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora