13. You make me wanna act like a girl

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-¿Jules?

Sin pensarlo mucho hice entrar al rubio a mi casa, no lo esperaba pero me había sorprendido en la tarde del viernes tocando el timbre.

- Lamento venir sin avisar - confesó enrojecido - pensé que quizas estabas ocupada.

- Oh vamos, claro que no, mira esto - dije con obviedad señalando a nuestro alrededor - estoy tan sola que creo que no podría estarlo más.

Un delicioso aroma inundó mis fosas nasales, fui incapaz de contenerme a eso así que cerré los ojos.

- Por dios, ¿Que es ese olor?

-  ¡Ah! - levantó el paquete que traía en sus manos - casi lo olvido, pastel, le pedí a mi mamá que me pase la receta de este pastel de frutos rojos. ¿Te gustan los frutos rojos, verdad?

- Claro que si, por favor no lo desaprovechemos, voy a preparar dos cafés.

- Me parece una excelente idea.

Caminé directamente hacia la cocina y empecé a preparar todo para el café, notaba la presencia incómoda de Jules, sentí como suspiró.

- Tengo que admitir que esta visita sorpresa tiene un propósito, disculparme, me fui de manera muy brusca la última vez - confesó - creía que Piper y tú tenían mucho de qué hablar y yo apenas te conocía así que..

- Está bien - lo corte rápidamente, no necesitaba disculparse conmigo - entiendo que la situación fue incómoda, en todo caso yo te debo unas disculpas porque te obligue a quedarte en mi casa.

Se relamio los labios - Sería poco hombre si te dejo sola en ese estado.

Un suspiro abandono mis labios, era atento, guapo y con carisma. ¿Podía pedir algo más? Maldita sea, pensamientos intrusivos alejense de mi cabeza.
Cuando todo estuvo listo, serví el café en ambas razas y corté dos rebanadas de pastel, que por cierto, estaba tan exquisito que repetí otra porción.

- Esto está delicioso, tanto que me hace dudar, ¿No tendrá una poción como mhh, Amortentia quizás?

Rió y agradecí que haya entendido la referencia.

- No, juro que entre los ingredientes no está incluida la Amortentia, ni ninguna poción de índole extraño. ¿Es algo que Draco Malfoy haria, no?

Reí - ¿Agregarle una poción a un pastel? Es algo que en definitiva cualquier slytherin haría.

.

Pasamos una tarde increíble con Jules, tanto que se nos pasó la hora hasta el punto que ya estaba bajando el sol. Él anunció que debía irse, y yo me sentí tan decepcionada que pensé en fingir estar mal para que se quede hablando y contándome anécdotas el resto de la tarde.

- ¿Estás ocupada en la semana? - pregunto mientras tomaba su chaqueta - hay una película en el cine que me encantaria ir a ver, y claro también sería genial que me acompañes.

Realmente hacía mucho tiempo que no iba a ver una película.

- Claro, me encantaría.

- Entonces, ¿Es una cita? - preguntó con timidez.

¿Una cita? Todos mis sentidos se alteraron y me sentí una completa inexperta en el amor, ¿Hace cuánto tiempo que no tenía una cita? Mejor, digamos las cosas como son, ¿Hace cuánto tiempo que no salía con alguien que no sea Edward?

- S-si, claro - fue lo único que pudieron formular mis temblorosos labios, Jules relajó la expresión, se acercó y me depositó un suave beso en la mejilla.

- Prometo que será una increíble cita, para nada incómoda - se arrepintió de hacer esa aclaración que me hizo reír - y me alegro que te haya gustado el pastel, eso eleva mi ego como cocinero.

Nos despedimos y salió de mi apartamento, una sonrisa se instauró en mi rostro y lo iluminó.
Creo que Harriet tenía razón, podría darme una oportunidad de sentir cosas por Jules sabiendo que no me romperá el corazón, no debería sentirme como una paranoica cada vez que él está cerca.

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- Pensé que no volverías - hablé al aire, bueno no tan al aire porque a pocos metros de mi estaba Amadis, como siempre, con su traje característico y su sonrisa arrogante- no sé que es lo que hiciste pero creo que debería agradecerte.

-¿Lo dices por Jules? - preguntó irónicamente - diviértete con el, porque no veo un futuro disponible entre ustedes dos

-¿Divertirme? - lo miré indignada - no se trata de un juego de mesa, estamos hablando de una persona. Además tú no puedes decidir sobre mi, y a mi, me gusta Jules. Así que vete al carajo.

- Como digas.

- Eso fue sarcástico, no me gusta.

- Oh, pensé que no podía decidir sobre ti y que mis opiniones no valen. Sé feliz con él, pero no lo suficiente, no queremos que duela tanto como con Eddie, ¿Verdad?

-¿Que es ese ruido? - pregunté evadiendo la pregunta, mis oídos empezaron a molestarme.

Una especie de melodía retumbaba en mis oídos, Amadis no parecía preocuparse ya que solo mantenía una sonrisa relajada en su rostro.

-¿Tu lo escuchas? - pregunté, estaba comenzando a impacientarme.

Rodó los ojos - Adiós, nos vemos pronto Pearl Jenkins.

Chasqueó los dedos y al mismo tiempo yo me sobresalté y caí sobre el sillón, entendí la situación unos instantes después: me había quedado dormida y me estaba soñando el celular. ¿Así que ahora este sería el truco de Amadis, aparecer en mis sueños? Tantee hasta encontrar mi celular con algo de fastidio.

-¿Hola?

- ¿Señorita Jenkins? Disculpe la molestia, me comunico con usted para confirmar su cita terapéutica mañana a las 16:00.

¿Cita terapéutica? ¿De que carajos hablaba? Oh mierda, en definitiva lo olvidé. Mi madre me había pactado algunas citas con un psicólogo porque consideraba que el cambio de ciudad y mi separación me habían afectado, lo cual era cierto, pero ahora se sentía muy molesto.

-¿Señorita Jenkins? - repitió la voz detrás de la línea.

- Disculpe, amm, si claro confirmo la cita.

- Está bien, recuerde que tiene que traer toda la documentación que le pedimos.

- Si, claro.

¿De que documentación estaba hablando? Corté la comunicación confiando en que mi mamá sabría de que se trataba todo esto. Mire la hora y apenas eran las siete de la tarde, no había pasado ni una hora desde que Jules se fue.

Estire las piernas y volví a recostarme sobre el sillón, tapé mi cuerpo con una manta y descanse mi cabeza sobre un almohadón. ¿Que me estás haciendo, Amadis? Era gracioso ya no culpar al amor, sino que ahora ese amor era una persona, estaba personificado y se llamaba Amadis, ¡Y era el culpable de todos mis problemas!

Sin duda mi nuevo terapeuta tendría mucho trabajo conmigo como paciente.

Las flechas de CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora