-¿Cómo es esto de que te tienes que ir ya? - preguntó Piper sorprendida, había llamado a mis dos amigas para que me ayuden a planar el viaje y armar la maleta.
Harriet guardaba compulsivamente ropa de mi ropero en la maleta, yo la miré raro.
- Harriet, ¿Sabes que solo me voy por dos días, verdad?
- Lo sé, pero ninguna de aquí sabe cómo va a estar el clima en Norteamérica. Mejor prevenir que luego tener que lamentar.
- Oye, ahora que te vas por unos días - Piper se acercó a mi con una sonrisa ladina - ¿Puedo quedarme en tu apartamento?
Fingi pensarlo - Por supuesto que no. Te quiero y eres mi mejor amiga pero para ser franca no confío en tí. Dejen de actuar como si me volviera a ir por años solo serán cuarenta y ocho horas.
-¿Que expectativas tienes sobre este nuevo proyecto? Digo, hace mucho tiempo que no vuelves a la actuación. ¿Cómo te sientes?
Es una pregunta que aún yo me hacía.
- No lo sé - lo medite por un momento - digamos que mis expectativas están altas, pero no quiero adentrarme en el primer proyecto que se pase por mi camino, espero tomarmelo con calma.
- Es una gran decisión. Mira Piper, al menos una de las tres piensa.
- Pero aún así no quiere prestarme su casa - contestó mi amiga con recelo - ¿Podrías tan solo considerarlo? Prometo hacer las compras, mantener el lugar limpio y no hacer fiestas sexuales ni de otro índole.
Con Harriet la miramos sorprendidas, pero nos ahorramos las preguntas porque ninguna quería saber más detalles.
- Está bien, voy a considerarlo si eso hace que me dejes de fastidiar en lo que acabemos con mi maleta...
- Listo - contestó Harriet - todo lo que necesitas: ropa de frío, ropa de calor, vestido elegante para tu entrevista, traje de baño, ropa interior, lencería sexy, zapatos, zapatillas, tus pantuflas de la suerte. Y ya ves, todo cabe perfectamente.
-¿En serio? - revise con los ojos muy abiertos, consideraba que era un abuso cuando tan solo me quedaba dos días pero había escogido ropa que usaría. - Vaya, te amo. ¿Cómo hiciste eso tan rápido?
- Fácil, cásate con un hombre al que le surgen viajes inesperados y necesita alguien que lo ayude a armar su maleta en tan solo treinta minutos. La práctica hace al maestro.
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Bajé del apartamento con mi valija, tomaría un taxi para llegar al aeropuerto y no estaba preocupada porque mi vuelo salía dentro de cuatro horas. Estaba nerviosa, hablé con Donald esta mañana y me confirmó que habrá una guardia especial para evitar los paparazzis, era lo único que me importaba ahora mismo.
-¿Pearl?
Reconocí esa voz de inmediato. Me giré sorprendida.
-¿Vincent?
- ¡Hola! ¿Cómo has estado? - preguntó - ¿Te vas? - vió mi maleta.
- Solo es un viaje de trabajo por pocos días, nada más.
Apareció aliviado ante mi respuesta.
- No respondiste mis mensajes - su tono estuvo lejos de ser de reproche, fue más que bien en duda.
- Lo sé, lo siento, he tenido muchss cosas en la cabeza últimamente.
Cómo Jules, por ejemplo.
- Tranquila, lo imaginé y tampoco quise abrumarte -ambos nos sumergimos en un silencio incómodo de pocos segundos - Entonces, ten un buen viaje.
- Gracias.
Se acercó y me dejó un suave beso en la mejilla que me hizo suspirar inconscientemente
-¿Te veré a la vuelta?
Me encogí de hombros - Quizás si.
- Tomo tu palabra, muñeca. - señaló detrás de mi - supongo que necesitas un taxi. Ya sabes, para ir al aeropuerto.
Así es, me había olvidado completamente porque estaba concentrada en otra cosa, me despedí de Vincent una última vez subí al auto.
Mientras avanzaba me permití mirar como él caminaba sobre las calles, con tanta naturalidad que no parecía ser de este mundo. Evité mis pensamientos lo más que pude, pero, ¿Por qué justamente tenía que aparecer cuando estaba a punto de olvidarlo?Está bien, no era algo de lo que debía preocuparme ahora. Estaba volviendo a Estados Unidos, para tener una entrevista importante y no para pensar en la dualidad de Jules- Vincent.
O quizás sea una cuestión de que no pueda sacarmelos de la cabeza. A ninguno de los dos.
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Las flechas de Cupido
Ficção AdolescentePearl sabe mucho de películas, de escenas de besos y de cómo enamorar a toda una sala de cine a través de la pantalla, lastimosamente siempre ha sido una desgraciada en el amor, y su punto de quiebre es cuando encuentra a su prometido, Ed, engañand...