Cuando el océano peligra y el balance vital entre las tres grandes entidades del mundo se ve roto, solo el sacrificio de dos corazones podrá restaurarlo.
JiMin es solo un humano con horribles pesadilla y un profundo miedo al océano. Mientras que Yo...
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A la mañana siguiente, NamJoon fue el primero en despertar, quedándose en la cama junto a su pareja al no escuchar ningún sonido en el exterior, SeokJin lo siguió poco después y disfrutaron de las caricias y besos entre ellos antes de levantarse. Los príncipes aparecieron por la sala a la media hora caminando a pasos lentos, pusieron la mesa por inercia y se sentaron a comer, olvidando al humano en la otra habitación de invitados.
YoonGi, que hasta entonces se mantuvo en silencio, se levantó al ver que SeokJin quiso ir a despertarlo, tomando su lugar al recordar la noche anterior. Se acercó en silencio, escuchando a sus espaldas como el mayor iba en busca de su desayuno, dio dos toques a la puerta antes de entrar, JiMin seguía tal y como lo había dejado hace unas horas, acostado de lado y con el rostro en paz, esbozó una pequeña sonrisa y dio unos pasos, sacudiendo su hombro.
—JiMin-ah, despierta. El desayuno está servido.
El menor soltó unos cuantos gruñidos en protesta, pestañeando lentamente en un intento de no quedarse dormido otra vez, miró a YoonGi con sueño y unos minutos después se estiró sobre la cama. El tritón lo esperó paciente, a él también le costaba despertar por las mañanas.
—Buenos días, YoonGi hyung. —saludó con la voz un poco grave y adormilada.
—Buenos días. El desayuno está listo —le recordó. JiMin asintió despacio, se sentó en la cama y se levantó. YoonGi se dio la vuelta, sintiendo como de inmediato le agarró el borde de la camiseta, aún sin moverse y con los ojos más cerrados que abiertos—. ¿Ocurre algo?
—...No veo bien cuando... cuando estoy recién despierto... ¿Me llevarías a la mesa, por favor?
El mayor soltó una risita divertida, viendo con diversión el puchero en los labios del menor, aun así, tomó su mano y lo llevó hacia el comedor, donde los demás los esperaban.
El resto del día pasó mucho más rápido de lo que hubieran querido, se reunieron los siete para almorzar en un restaurante de comida coreana y en la tarde fueron a la playa, donde TaeHyung terminó su pintura con una sonrisa satisfecha. Juguetearon un tiempo en las olas, excepto por JiMin que se quedó en la orilla como siempre, recibiendo la compañía de YoonGi que le mostró un par de caracoles que encontró por ahí y cuando sus amigos se acercaron, hicieron un concurso de castillos de arena, saliendo ganadores junto al mayor, debido a un cangrejito que apareció por un hueco de la nada, sorprendiendo a NamJoon que era el juez.
Antes de ponerse el sol, fueron a la cafetería de SeokJin para disfrutar de una deliciosa pizza, hecha por uno de los chefs, junto a unas bebidas preparadas por Youngjae, las travesuras entre los menores no se detuvieron, así como tampoco los planes que iban haciendo para la próxima vez que se vieran. Y cuando cayó la noche, TaeHyung le entregó su cuadro a HoSeok, abrazándolo con fuerza.
—S-Si no nos volvemos a ver, iré a buscarlos a Goseong y los traeré a rastras. Lo juro. —les prometió sorbiendo su nariz y los príncipes rieron.
