Cuando el océano peligra y el balance vital entre las tres grandes entidades del mundo se ve roto, solo el sacrificio de dos corazones podrá restaurarlo.
JiMin es solo un humano con horribles pesadilla y un profundo miedo al océano. Mientras que Yo...
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—...Debemos tener cuidado. Cada día se hacen más tóxicas.
La voz de Dakho fue lo primero que pudo oír, sonaba preocupado y al mirar a su derecha, pudo ver que no era el único por las expresiones de los demás capitanes.
—¿Qué dijo la fidēle? —preguntó Soyeon dando un vistazo al exterior de la cueva. Una nube negra, mucho más grande que cualquier otra hasta ese momento, se mantenía quieta en su lugar, soltando uno que otro cúmulo más pequeño.
—Que la esperemos. Ella y el rey se están haciendo cargo de las nubes.
—Pensé que los príncipes le exigieron cumplir con sus labores... —comentó Yuqi con el ceño fruncido.
—Y lo está haciendo —aseguró otra capitana—, pero también están sus obligaciones como fidēle del rey. Además, de no ser por estas nubes, algunas de nosotras no estaríamos aquí.
—Kimi tiene razón. Tan pronto como nos dé nuevas órdenes, deberán partir de viaje. Les deseo suerte.
—Gracias, Hyungwon. También espero que tengas éxito en el Clan Tawhin.
—¿...Soy la única que piensa en lo injusto e irracional que es que los príncipes sean apartados del mar en este momento tan crítico? —preguntó Soyeon y todos guardaron en silencio, aunque hubieron quienes asintieron, de acuerdo con ella.
—No son solo los príncipes. Recuerda que algunos líderes tampoco saben qué ocurre.
—Sí, pero...
—Es para protegerlos —la interrumpió Hyungwon—. A mí también me disgusta todo esto, pero la orden fue del rey y no podemos desobedecer...
—Alguien viene. Guarden silencio —exigió Dakho y de inmediato todos obedecieron. JiSoo apareció por la cueva luciendo cansada—. Bienvenida, fidēle.
—Capitanes... —dijo a modo de saludo— ¿Comenzamos con la reunión?
NamJoon volvió en sí en ese momento. La pantalla del computador se encontraba apagada al estar un tiempo sin uso y cuando movió el mouse por mero reflejo, el brillo le hizo cerrar los ojos, sintiendo una punzada en la cabeza. Un instante después, todo recuerdo de la visión se desvaneció en su memoria.
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