Cuando el océano peligra y el balance vital entre las tres grandes entidades del mundo se ve roto, solo el sacrificio de dos corazones podrá restaurarlo.
JiMin es solo un humano con horribles pesadilla y un profundo miedo al océano. Mientras que Yo...
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—¿De verdad no hay nada que podamos hacer? —susurró JungKook sentado en un bulto sobresaliente del coral.
—Según padre, no —contestó HoSeok con pesar—. Ya todos los médicos presentes la vieron y el resultado fue el mismo.
—Sí, pero... Es JiSoo —susurró el menor—. No es mi mejor amiga ni nada, pero la quiero. Siempre ha sido muy amable y dulce con nosotros, más allá de su labor como fidēle.
Los demás asintieron en silencio. Se encontraban en otra habitación cercana a la cual reposaba la joven. Luego de que el rey se retirara, ellos también lo hicieron junto a NamJoon, quien tuvo la necesidad de apartarse al no poder enfrentar bien la noticia, sin querer angustiar más a sus padres adoptivos.
—... No sé que demonios voy a hacer sin ella —susurró el tritón tras unos minutos en los que solo se escuchó el movimiento tranquilo del agua. Los tres lo miraron, notando su expresión preocupada y llena de tristeza—. JiSoo es mi hermana. Es quien me recibió con los brazos abiertos cuando mis padres se fueron, quien me enseñó a no temerle a mis visiones y me guió cuando me eligieron como su fidēle. JiSoo es..., es mi hermana y la voy a perder, para siempre...
—Namie hyung...
—Si tan solo hubiera una forma de restaurar su energía —murmuró para sí, limpiando su rostro casi con frustración—, algo que la ayudara a sentirse mejor, aunque sea de manera temporal. Si tan solo...
De repente calló, un dolor fuerte y punzante se instaló en su cabeza, obligándolo a soltar un pequeño jadeo. Los hermanos lo rodearon de inmediato, preocupados, pero NamJoon estaba demasiado ensimismado en su mente para notarlo, en su vida una visión le había venido con tanta fuerza. Agarró su cabeza con ambas manos, tratando de concentrarse en las imágenes y sonidos que le llegaban como brillantes destellos.
—¡NamJoon, reacciona! —exclamó HoSeok asustado.
—La T-Tierra... —gimoteó con mucho esfuerzo, tratando de soportar el dolor que sentía—. E-El balance... J-JiSoo y... Yu... YuGyeom.
Una luz intensa apareció en su mente, cegando el contenido de la visión antes de que pudiera decir algo más sobre ella, y pronto, sus recuerdos se desvanecieron con un fuerte mareo que casi lo arrojó contra el suelo, siendo impedido por el firme agarre de los demás sobre él. Su pecho subía y bajaba agitado, las branquias en sus costados se abrían como si hubiera nadado una maratón y su corazón latía con fuerza, manteniéndolo en alerta.
—¿Qué demonios...? —susurró para sí, cerrando con fuerza los párpados a causa del leve dolor en la sien.
—Ni idea —le contestó YoonGi, asustado al igual que sus hermanos. Ninguno lo había visto así antes—. Viste algo de la nada y dijiste unas cuantas palabras, además de nombrar a JiSoo.
—¿Cómo? —La información lo descolocó un instante, no obstante, se percató rápidamente del sentimiento de alivio en su interior, el cual con certeza tenía que ver con lo que le acababa de suceder— ¿Qué dije?
