Cuando el océano peligra y el balance vital entre las tres grandes entidades del mundo se ve roto, solo el sacrificio de dos corazones podrá restaurarlo.
JiMin es solo un humano con horribles pesadilla y un profundo miedo al océano. Mientras que Yo...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Bien, JungKook, ¿te parece si me ayudas a ordenar antes de que lleguen los demás? —le preguntó SeokJin, dejando sus cosas en un casillero junto a las del menor— Esperar a que se horneen los pasteles y eso toma tiempo, pero Baek ya dijo que te iba a avisar para que lo ayudaras y Minho está ocupado con otros pedidos, por lo que aún tenemos tiempo.
—Está bien, hyung. ¿Traigo la escoba?
—No, solo ve bajando las sillas. Ayer limpiamos antes de irnos.
JungKook asintió, y en lo que SeokJin fue por individuales y otras cosas para los clientes, él se encargó de colocar bien las sillas y de pasar un paño sobre el cristal de las mesas, asegurándose de que quedaran incluso más limpias de lo que ya lo estaban, trabajaron en silencio, concentrados en sus labores, por lo que en cuestión de minutos el local estuvo listo para abrir. El personal fue llegando de a poco, la mayoría se sorprendió de verlo con ellos, sin embargo, lo saludaron con amabilidad para después prepararse con sus uniformes y libretas, excepto por YuGyeom, que luego de notar su presencia, se escabulló hacia los casilleros sin que nadie lo notara.
Una media hora después, SeokJin les dio las órdenes a los trabajadores y en seguida abrieron las puertas, recibiendo con sonrisas amables a varios clientes que esperaban ansiosos la apertura. JungKook, en la cocina, escuchaba atentamente las instrucciones de Baekhyun, el mayor le explicaba con paciencia cómo decorar algunos cupcakes, diciéndole que podía escribir, dibujar o agregar lo que quisiera, siempre y cuando se viera bonito y no sobrecargado, también le dio una pequeña clase de teoría del color sin dejar de decorar un pastel mientras hablaba, lo que sin duda impresionó al menor. Finalmente, una vez que tuvo todos los materiales a la mano y de repetirle las instrucciones al chef, comenzó a trabajar, colocó figuritas a algunos cupcakes, dibujó cosas simples como tortugas o peces a otros y escribió frases de ánimo a los demás. Todo sin perder la concentración en ningún momento e incluso casi ignorando los halagos de los demás, dándoles una sonrisa rápida antes de continuar.
Las horas pasaron mucho más rápidas de lo que pensó en un principio, los postres no dejaron de salir uno tras otro, así que apenas terminaba con una ronda de cupcakes llegaba otra, o Baekhyun le pasaba unos brownies para que hiciera una decoración simple por encima, para después dejarlo a cargo de esparcir el merengue en algunas tartas o pies. Al llegar la hora de almuerzo decidieron cerrar, por lo que apenas se fue el último cliente de la mañana, se dejó caer rendido contra una silla.
—Aaaah. Estoy cansado. —dijo sin querer levantarse de su lugar.
SeokJin se le acercó con una sonrisa y le dio un jugo, además de la lonchera donde tenía su almuerzo, sentándose a su lado.
—Lo hiciste bien, Kookie. Puedes descansar ahora si quieres. Baekhyun ya terminó con su trabajo de hoy.
—¿De verdad?
—Ajá. No hace falta que sigas esforzándote tanto. Llevar un ritmo tan acelerado por primera vez es agotador.
