Extra: El pasado del híbrido

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Monte Seoraksan

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Monte Seoraksan. Hace un año.

"No importa cuanto creas conocer a alguien, siempre hay un lado que se mantiene oculto de otros." Esa fue la frase que se dijo así mismo antes de que su vida tomara un brusco giro de ciento ochenta grados y se convirtiera en un exiliado por el resto de su vida.

YuGyeom tenía entonces solo diecisiete años, era un adolescente con grandes sueños y expectativas del mundo exterior. Desde que tenía memoria, había vivido en el monte junto a su familia y comunidad, ocultos bajo una poderosa barrera hecha por su gente para mantener alejados a los humanos del lugar. Mejor dicho, a casi todos los humanos, puesto que su padre era uno de ellos.

Según su madre, se conocieron mientras ella aún era una elfa inmadura, como solía decir su gente para referirse a aquellos que aún no establecían un lazo eterno con la Madre Tierra. La joven tenía veintitrés años entonces y encontró a un hombre, un poco mayor que ella, herido en la entrada del bosque. Al principio, dudó en ayudarlo, era la primera vez que tenía contacto con un humano, pero sabía gracias a su especie que la mayoría desconocía a las criaturas sobrenaturales y, por lo tanto, eran propensos a asustarse e incluso a atacarlos si se sentían amenazados. A pesar de las dudas, la joven elfa lo ayudó y, de una u otra forma, y con uno que otro susto, la pareja se fue conociendo cada vez más hasta que finalmente, decidieron formar un lazo juntos.

Su padre pasó entonces por serias y minuciosas pruebas por parte de los elfos para probar su valía como nuevo miembro de la comunidad y, tras unos meses de arduo esfuerzo, fue admitido entre ellos como uno más.

Eso fue al menos tres años antes de su nacimiento, desde entonces la familia siempre se mantuvo en el Monte Seoraksan junto al resto de la comunidad, compartiendo sus costumbres y viviendo junto en paz y armonía, justo lo que caracterizaba a la especie.

—¡YuGyeom! —Escuchó el híbrido a su madre y, al darse vuelta, la vio caminando hacia él con una sonrisa en el rostro y un bowl con frutas en las manos. La mujer era hermosa, su cabello rubio brillaba como el sol y su piel clara hacía juego con sus ojos verdes. Su aura tranquila y cálida lograba que las plantas se acercaran a ella y que los animales jugueteran a su alrededor— ¿Qué haces, cariño? Estuve llamándote desde hace un tiempo.

—Lo siento, madre. Me distraje tratando de hacer florecer el girasol. —confesó señalando el capullo frente a él. La fémina sonrió.

—Oh, cariño, a este pequeño todavía le falta un tiempo. No apresures las cosas, mi vida.

—Es que quería intentar si podía hacerlo. Algunos chicos ya pueden hacer crecer árboles, pero yo aún no puedo abrir un botón... Si no fuera por mi naturaleza...

—Kim YuGyeom —lo cortó la mujer, dejando el bowl de lado y tomando su rostro con dulzura—, ya hemos hablado de esto. Tu naturaleza es maravillosa. Eres un milagro nacido de la Tierra. No tienes porque sentirte mal, mi vida.

Under the Sea - myg & pjmDonde viven las historias. Descúbrelo ahora