Cuando el océano peligra y el balance vital entre las tres grandes entidades del mundo se ve roto, solo el sacrificio de dos corazones podrá restaurarlo.
JiMin es solo un humano con horribles pesadilla y un profundo miedo al océano. Mientras que Yo...
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—Eso es todo, su alteza. —le dijo el joven al mayor frente a él.
YoonGi suspiró aliviado, sus terrenos estaban a salvo al igual que el mes anterior. Le agradeció con una pequeña sonrisa a su ayudante y le ofreció permanecer en la ciudad hasta que decidiera partir de regreso a su hogar, a lo que el tritón aceptó con una pequeña reverencia, alejándose un par de metros a la espera de que su pareja terminara de entregarle su reporte al segundo príncipe. El joven estaba nervioso, había visto la seguridad al llegar a la ciudad, y no entendía la advertencia que le dieron los guardianes antes de encontrarse con los hermanos, sin embargo, suponía que tenía que ver con la extraña nube negra que encontró en el límite entre el océano Índico y el Pacífico, nube de la cual al parecer los príncipes no tenían conocimiento.
Le ofreció una mano a su compañero apenas se alejó del joven y ambos se retiraron con una reverencia, querían irse lo más pronto posible de allí.
HoSeok se acercó a su hermano mayor, luciendo preocupado, la plática con su ayudante le había dejado un mal sabor en la boca, más aún al notar el nerviosismo que mostraba mirando hacia todas direcciones como si temiera que alguien lo reprendiera.
—YoonGi hyung... —lo llamó en un tono que solo ellos dos supieron interpretar.
El mayor asintió completamente serio. Sentía como algo en su interior estaba mal, desde que ingresó al océano cada vello de su piel se erizó en respuesta, un escalofrío desagradable recorrió su columna y el extraño aroma del mar le daba a entender que algo muy malo ocurría en él, no obstante, al igual que siempre, nadie le daba respuesta alguna.
—Hyungs... —Ambos miraron a JungKook que se acercaba con una expresión preocupada, llevando de la mano a su ayudante, el chico lucía nervioso, casi como si estuviera a punto de echarse a llorar. El menor se detuvo y lo soltó, notando como de inmediato fijó la mirada en sus manos, moviéndolas con nerviosismo.
—¿Qué ocurre, Kookie? —le preguntó HoSeok.
—Jihoon hyung me dijo algo extraño sobre JiSoo.
Los mayores fruncieron el ceño, confundidos, y fijaron la mirada en el tritón, que se encogió aún más sobre sí mismo al sentir los tres pares de ojos analizándolo en silencio.
—P-Príncipe —comenzó a hablar con voz baja e insegura—, no... no estoy seguro. S-Solo escuché rumores y casi no la vi.
—Pero pudiste verla, aunque fue un instante, lo hiciste —afirmó el menor con tranquilidad— y necesito que le digas a mis hermanos sobre eso.
—N-No puedo —admitió sin dejar de temblar—. No debí... M-Me prohibieron decirles lo que hay afuera.
—¿Cómo que te prohibieron? —dijo YoonGi, indignado— ¿Qué hay afuera? —exigió saber sin una sola pizca de humor en su voz.
El joven sollozó asustado, no quería desobedecer el mandato, pero tampoco que los príncipes se enojaran con él. Es solo que estaba tan asustado, los guardianes no solo fueron severos al darles la orden, sino que además aseguraron que serían castigado si desobedecían. Él no quería eso, pensar en las represalias contra su bienestar o el de su familia le congelaba la sangre, más aún saber que estas podían aumentar si no era sincero con los príncipes.