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Sábado 5 de Marzo del 2021

—¡¡Ren!!
En cuanto se arrimó a la ventana observó al peliazul afuera de su casa saludándole alegre.
—Teruko..

Acto seguido el pelicastaño Ren se dirigió a la puerta de su hogar, la abrió y salió junto con él.

—¿Algún día me avisarás antes de venir?— Cuestionó Ren.
—¡Si lo hiciera no sería una sorpresa!
—Siempre vienes los sábados..

Teruko con entusiasmo lo tomó de la mano y salió corriendo.

Siempre que él lo toma de la mano la primera impresión que impacta en el pelicastaño es que sus manos se inquietan brevemente acelerado para acto seguido pasar a sentirse relajado y seguro, apreciando su afecto más que nunca. Aunque debido a que esta vez había sido tan de pronto, que hasta salió corriendo Ren se sorprendió un poco.

—¡¿Qué pasa?! ¡¿qué pasa?!
—¡Nada, realmente! Jajaja
—Solo tenía ganas de correr
—Oh

Después de haber corrido se mantuvieron caminando ya que estaban algo agotados, entonces el peliazul en aquel momento continuaba agarrando su mano con delicadeza mientras que Ren admiraba su rostro alegre y su cabello azulado revoloteando por la leve brisa.

—(Es tan atractivo...)— Pensaba alelado debido a su belleza.
—¡Aquí!

Llegaron a una pequeña montaña que se encontraba allí, únicamente con un banco y vistas de absolutamente todo el paisaje.

—Sentémonos aquí

Ellos se sentaron en el banco contemplando el hermoso atardecer, las nubes aireaban tanto la atmósfera que parecían algodón de azúcar seguido con el agradable ambiente que sentían al estar juntos, además era inevitable quedarse absorto observando sus tonos anaranjados, acaramelados y rojizos pintaban por completo el cielo; aquello al castaño le recordaba a los ojos del peliazul.

—Que bonito..

Previamente vio como él estaba asombrado de las increíbles vistas y al mirarlo de arriba hacía abajo tuvo una petición que hacerle.

—¡Ren! ¿puedo estirarme sobre tu regazo?
—¡¿E-eh?! ¡U-uhm..! eh s-si...— Estaba tan nervioso que a penas podía hablar sin tartamudear.

Sutilmente Teruko se estiró en el banco recostándose sobre su regazo, era muy cómodo acostarse allí notando el tacto dulce de sus piernas. Además Ren se sentía tan cálido al tenerlo de esa forma que ocasionaba los latidos de su corazón acelerándose cada vez más, solo con observar sus ojos rojizos brillar de la ilusión hacía que él experimentara mucha ternura.

—...

Con rapidez sus mejillas se enrojecieron y mientras seguía observándolo empezó a acariciar dulcemente su cabello cerúleo.

—¿Hay algo que te guste de mí?— Sonrió felizmente debido a sus caricias.
—Me gustas tú-

Emitió lo primero que se le vino a la mente sin pensar, ovbiamente en cuanto se percató de lo que acababa de decir sus ojos se abrieron como platos y apresurado trató de cambiar la frase.

—¡T-TU CABELLO! ¡Q-QUIERO DECIR QUE M-ME GUSTA TU CABELLO!— Gritó demasiado nervioso.
—¿Si?

Alzó su vista hacia él y con delicadeza le tocó la nariz.

—Tan lindo
—N-no soy lindo..— Apartó la mirada tímido.

Continuaba tocando su nariz.

—pop, pop
—¿Por qué haces eso?— Preguntó confuso.
—Me gusta el tacto, es blando

Repentinamente pasó de palpar su nariz con su dedo a toquetear sus labios, esto había dejado más extrañado a Ren sin embargo Teruko no se percató.

—Está tierno— Exclamó con ojos brillosos.
—H-hm..

Teruko lo contempló y su expresión cambió drásticamente.

—Por cierto Ren~
—¿Si?— Lo vio entre que cuestionaba.
—¿Aún sigues siendo virgen, eh~?
—¡N-no preguntes eso..!
—¿Por qué no? solo quiero saber.

Se relamió los labios.

—Si tardas tanto en dejar de serlo voy a tener que ayudarte~
—¡¿E-U-Q-QUÉ?!

Estaba tan abochornado que el rostro del castaño se volvió excesivamente rojo mientras que el peliazul se empezó a reír a carcajadas.

—¡Es broma! ¿realmente te avergonzaste~?
—¡N-no es eso!
—¡Que mal mentiroso! ¡¿Por qué mientes?!— Dijo entre risas.

Unas horas después ambos determinaron que lo mejor era volver a casa puesto que ya había anochecido, estaban de camino.

—¿Vamos a tu casa o a la mía?
—¡A la tuya!—Contestó Ren emocionado.
—Se lo tienes que decir a tu madre
—Si, ya lo sé..

Cuando entraron al hogar de Teruko saludó a sus madres, cocinó la cena para todos incluida su hermana, después estuvieron en su habitación viendo películas hasta que el peliazul estuvo algo cansado por todo lo que había hecho en el día, así que finalmente parecía ser que él se había quedado dormido.

–(Se durmió..)— Pensó Ren.
–...
–(Me gustaría poder declararme claramente y decirle todo lo que siento.. Pero me da miedo, además de que mi timidez siempre me fastidia haciendo que no pueda expresarme correctamente)

Comenzó a acariciar su rostro levemente mientras observaba su lindo aspecto dormido.

–(Desde hace ocho años que estoy enamorado de él.. Este año trataré de decírselo)

Dejó de acariciar lo y sus mejillas se enrojecieron.

–Te quiero ♡...

Endulzado le declaró aquello sin embargo de pronto notó como él había hecho un leve movimiento, realmente estaba despierto y había escuchado lo que acababa de decir, entonces Ren se asustó.

–¡T-teruko! ¡¿estás despierto?!
–Yo también te quiero ♡
–¡¿TÚ NO ESTABAS DORMIDO?! ¡Y-yo no quería decir eso yo solo solo- ésto..!
–¿Hm~?
–¡N-NO ERA LO Q-QUE QUERÍA DECIR Y-YO SOLO E-ES QUE- ES QUE-!

Teruko de pronto se sentó encima de su regazo y tomándole suavemente de la barbilla se aproximó muy cerca de él.

—Está bien si quieres besarme puedes hacerlo~
–E-A-EH-UH-HM-AHM- 

Se ruborizó por completo a causa de la vergüenza, sentía que estaba a punto de perder el conocimiento.

—(¡¡¿QUÉ?!! ¡¿ME VA HA BESAR?! ¡¡¿EN SERIO ME VA A BESAR?!!)

Antes de que su cerebro se cortocircuitara todavía más él lo besó en la mejilla.

—muah
—(¡¡AAAAAAH!! ¡ME BESÓ!)

Al instante de haberle besado el castaño experimentó la inmensa felicidad que de hecho había estado esperando por años, tan feliz estaba como ruborizado, aunque se mantuvo en completo silencio la razón era porque no podía parar de gritar mentalmente.

Por otra parte desde la perspectiva del peliazul piensa que no fue para tanto, le agradó más ver la reacción tímida de él.

–Nunca me habías dicho que me querías
–A-OH-UHM...

Él con cuidado se apartó levantándose de su regazo, actuó como si nada hubiera pasado y solo le dijo

—Vamos a dormir, tengo sueño
—Va-vale....— Contestó aún atónito.

Teruko acto seguido de levantarse apagó el televisor, colocó las sábanas adecuadamente, se aproximó hacía la pared para presionar el interruptor más cercano a él, después lo presionó apagando la luz del cuarto y por supuesto le dio las buenas noches antes de dormir.

Otokonoko MaidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora