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Sábado 9 de Abril del 2022

Mitsuru consiguió reunirse con el pelirrojo Teruko, no fue fácil convercerlo sin embargo logró que él apareciese en la zona indicada.

—¿Por qué me llamas de noche? además te dije que no quería volver a verte..
—¿Todavía estás enojado conmigo?
—Si— Respondió frío.

Él solo permaneció en silencio, quería mantenerse firme con su molestia a pesar de que le costaba un poco.

—Solo quería decirte que estuve pensando y lo que dije no estuvo del todo bien
—Aja— Teruko se cruzó de brazos.

Mitsuru se permitió declarar más personalmente por esta vez.

—Si decides continuar trabajando ya no me importa.
—Piensas que soy asqueroso...— Dijo Teruko lleno de frustración.
—No, yo no dije eso.

Su expresión de inmediato cambió de una molesta a una apagada y entristecida.

—¿Estás bien?— Le cuestionó el pelinegro preocupado.
—...

Pudo percibir la inmensa tristeza que reflejaban sus ojos rojizos, a simple vista no parecía ser para tanto pero Mitsuru justo en aquel momento comprendió la realidad. La mirada infantil y alegre que siempre acompañaba al pelirrojo en la actualidad se disipó, cambiándose por una mirada fría y llena de soledad.

Cuando discutieron no se fijó en estos detalles, entendió que esto no se trataba solo de aquella simple disputa, además de la discusión parece haber algo más que lo provocó a sentirse así.

Por último le vinieron a la mente recuerdos de su niñez lo que le hizo sentir melancolía y pena por él.

Lentamente se acercó y lo abrazó.

—Lo lamento.
—Yo también..

Teruko devolvió el abrazo apretándolo con algo de fuerza por impulso y desespero.

—No debí enojarme contigo, quería disculparme por no cumplir mi promesa..
—Ya.
—Quiero que volvamos a estar como antes— Exclamó el pelirrojo.
—Está bien.

En cuanto dejó de abrazarlo esperaba verlo más triste sin embargo no fue así, nada más lucía apagado.

—Nos vemos.
—Espera

Mitsuru lo detuvo agarrándolo del brazo.

—Pasa el día conmigo.
—Hm.. Está bien.

Tras pensarlo un poco decidió aceptar.

—¿Has comido?— Le preguntó el pelinegro.
—No
—Podemos ir a un restaurante
—Na, pasó. No tengo tanta hambre
—¿Entonces prefieres algo dulce?
—Si creo

Ambos continuaron caminando hasta que llegaron a la plaza, allí Teruko se sentó en un hermoso banco blanquecino que había cerca de los rosados árboles de cerezo y próximo se hallaba el puente y algunas tiendas.

—Espera aquí, iré a comprar algo
—Está bien

Entre que Mitsuru iba a comprar, Teruko echó la vista al frente y se percató del lindo paisaje. El conjunto de las hojas de los cerezos formaban un corazón, algo que nunca antes había visto.

—(Woah, que bonito..)

Entonces el regresó, el peliazul se levantó y de inmediato se dio cuenta de que había aparecido un gato allí.

—Ya llegué.
—¡¡Un gato!!— Gritó emocionado.

Ilusionado persiguió al gato hasta que llegó a uno de los edificios, rápido lo llamó.

Otokonoko MaidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora