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Era el 1 de Abril del 2022.

El primer día de Universidad después de las vacaciones de verano, los pétalos de los cerezos se deslizaban brevemente sobre la cálida brisa incrementando la temporada primaveral la cual aún pareciera veraniega.

Allí Ren de inmediato se encontró con Teruko, lo que fue un gran consuelo para ambos ya que se sentían algo nerviosos por la llegada a un nuevo lugar.

—¡Ren!— Le dió un cálido abrazo.
—¡Tenía algo de miedo de que al final no estuvieras aquí!
—Esta Universidad es inmensa ¿verdad?
—Si..

Mientras estaban conversando pronto se percataron de que Seiji también estaba allí, entonces muy sorprendido el peliazul se aproximó hacía él abrazándolo y exclamó.

—¡Seiji! ¡¿al final viniste?!
—¡A-aléjate!

Se quejaba el rubio mientras trataba de apartarlo

—Pensábamos que no irías a la Universidad— Recalcó Ren.
—Eso creía, pero resulta que mi abuela me dejó el dinero para la Universidad
—¡Woah en serio! ¡eso es muy bueno Seiji!

Teruko muy emocionado daba breves saltos de alegría.

—Entonces nos vemos más tarde supongo
—¡Si!

Al transcurso de un tiempo llegó la hora de irse sin embargo Seiji se había dormido hace ya unos minutos así que su compañero de clases Mitsuru tuvo que despertarlo.

—Seiji despierta— Lo llamó fríamente.

Lentamente abrió sus ojos, se situó adecuadamente en su asiento mientras se frotaba los ojos aún adormilado tratando de despertarse del todo y una vez que se espabiló se levantó de su asiento.

—Ya es la hora de irnos, vamos
—Si, voy..

Cuando se levantó; lo hizo cuidadosamente quedándose quieto de pie unos segundos después para no tambalear ni caerse por el camino.

hasta llegar a la biblioteca de la Universidad.

—¿Por qué tengo que acompañarte?— El rubio enojado lo miró.
—Porque te lo pedí y accediste.
—¡Dios! ¡eres un imbécil!
—Acércate y ayúdame con esto

El pelinegro Mitsuru miraba una de las inmensas estanterías de la biblioteca, observando exactamente uno de los libros el cual se encontraba en el lugar más alto.

—¡¿Cómo esperas que llegue?! ¡soy mucho más bajo que tú!
—Lo sé.
—¡¿Es este otro tipo de ofensa?!
—Súbete
—¿Eh?

El rostro del rubio se enrojeció en un instante.

—¡N-no pienso subirme!

Sin previo aviso Mitsuru lo rodeó con sus brazos, lo agarró y lo ascendió para que pudiera llegar a coger el libro.

—¡¡AAAH!! ¡¡¿QUÉ HACES?! ¡¿ESTÁS LOCO?! ¡¡IMBÉCIL BÁJAME!!
—Toma el libro.
—¡¿QUÉ?! Eh..

Seiji alzó su mirada hacía arriba, viendo el libro.

—Solo tómalo, es ese
—¡P-PERO!

Sin más remedio el rubio estiraba su brazo para tomar el libro pero le estaba resultando difícil y no conseguía alcanzarlo.

—No puedo.. Aún no llego
—Estira la mano
—¡¡ES LO QUE HAGO TARADO!!
—No te muevas tanto

Entonces sin percatarse, Seiji estaba tan enojado que no paraba de moverse lo que provocó que empezara a tambalear.

—¡Te digo que no llego! ¡tienes que levantarme aún más!
—Está bien.

Mientras el pelinegro lo subía más hacía arriba para que lograse tomar el libro, de pronto la camisa de Seiji se subió, lo cual hizo que Mitsuru tocara su cadera desnuda accidentalmente.

Y Seiji al ser tan sensible y notar el caliente roce en su cadera instantáneamente de un impulso dejó salir un gemido agudo.

—¡Aah~!

Justo después de haber gemido el rubio rápidamente tapó su boca avergonzado, al ya no estar apoyado, este acabó cayéndose al suelo. Todo esto ocurriendo entre que Mitsuru se quedó contemplándolo muy anonadado.

¡PUM!
—Hm.. ¿Estás bien?
—¡NO! ¡¡NO ESTOY BIEN!! ¡¡TODO ESTO ES POR TU CULPA I-IDIOTA!!

El pelinegro alzó la mano para ayudarlo a levantarse pero este lo rechazó azotando su mano.

—¡Sé levantarme sólo!— Gritó indignado mientras se levantaba.
—Podemos probar otra vez— Respondió Mitsuru.
—¡¡CLARO QUE NO PODEMOS PROBAR OTRA VEZ!!
—¿Es porque te salió un gemido?
—¡N-NO ERA ESO YO-! ¡¡¡AGH!!!
—Tranquilízate.

El rubio Seiji respiró hondo y aún muy sonrojado se tapó el rostro con ambas manos.

—N-no me mires..
—...— No le hizo caso y continúo mirándolo.
—No le digas a nadie que hecho un ruido como ese...– Dejó de tapar su rostro y exclamó avergonzado mientras desviaba su mirada evitando mirarle.
—Ok
—Lo digo en serio ¡una palabra de esto a alguien y te mato!
—Si, si

Más tarde Seiji logró alcanzar a la estantería sin caerse y tomó el libro.

—¡Toma!— Seiji le entregó el libro.
—Gracias.
—¡No me des las gracias tonto! ¡¿piensas que necesito tu agradecimiento?!

El pelinegro lo observó muy confundido y exclamó

—Eres muy agresivo
—¡¡No soy agresivo!!

Después de aquello salieron de la Universidad y se dirigieron a una cafetería próxima a la casa de Mitsuru para tomar algo.

Se sentaron y el pelinegro estaba hablándole pero se percató de que él no estaba escuchándole.

—Oye
—¿Qué?– Preguntaba el rubio desinteresado y sin perder la vista del pequeño cuaderno en el que escribía sin cesar.
—¿Me estás escuchando?
—Claro..— Sin embargo él estaba mintiendo.

Entonces Mitsuru se levantó de su asiento aproximándose a él, empujó ligeramente su cuaderno hacia un lado para que dejara de verlo, lo tomó de la barbilla y alzó su rostro.

—Mírame cuando te hablo.
—¡D-DÉJAME! ¡TE ESCUCHARÉ PERO ALÉJATE!

Sin más remedio lo soltó.

—¿Quieres café?— Cuestionó.
—¡No!
—Pues iré a pedir uno para mí.

Otokonoko MaidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora