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Luego de las vacaciones de verano llegó Agosto. Todavía no comenzaban las clases. Seiji continuó trabajando pero tenía más días libres, así que a veces salía.

—Mitsuru
—¿Qué?
—No has cambiado en absoluto.

El chico de nombre Mitsuru es de piel morena, tiene una figura robusta y fuerte, mide 1'80, su cabello es muy liso; de color negro; su flequillo le tapa uno de sus ojos anaranjados como mandarinas y es muy poco expresivo, casi siempre luce serio y frío.

—Tú tampoco has cambiado, no has crecido ni un poco
—¡¡¿T-TÚ QUÉ MIERDA DICES IMBÉCIL?!!
—Es la verdad.

Mitsuru al ser tan pacífico no suele tomarle importancia cuando el erizo se enfada con él, además de que ya está muy acostumbrado y familiarizado con su personalidad.

—¡¿Me estás ignorando?!

Seguidamente el pelinegro Mitsuru lo tomó de la mano y caminó junto con él.

—¡N-NO ME TOQUES!— Gritó sonrojado.
—Ya deja de gritar, eres muy ruidoso
—tchs— Rechistó y le soltó la mano de mala gana.

Él fue quien le propuso a Seiji quedar, entonces eligió el lugar en donde permanecerían, un restaurante algo cercano de alli, este era bastante elegante pero no demasiado. Obviamente el rubio no estaba acostumbrado a esta clase de sitios pero trató de adaptarse como pudo.

—Hacía mucho tiempo que no nos veíamos
—¿Un año?
—Si— Contestó Mitsuru.

Entonces Seijii recordó algo importante.

—¡Oh, por cierto!

Preparado para contarle se alzó con sutileza hacia delante y sin poder evitar su entusiasmo lo miraba con sus ojos brillando.

—Al final si voy a ir a la Universidad— Le reveló Seiji mirándolo alegrado.
—Eso es muy bueno.— Respondió serio.
—Si. Un familiar mío va a pagarlo, ella quiso hacerme el favor

Pronto se percató de su ilusión

—¿Estás emocionado?
—Un poco

En ese entonces les entregaron el catálogo.

Y el rubio no estaba muy contento por estar en aquel restaurante.

—¿Por qué quisiste venir aquí..?
—Yo pago— Exclamó Mitsuru.
—¡¿Qué?! ¡No!
—Si
—¡No! ¡Claro que no!

Se cruzó de brazos.

—¿Por qué no?
—¡Ya sabes que no me gusta que pagues por mí! ¡idiota!

Calmado le acarició el cabello con suavidad.

—Quita— Le azotó la mano.
—Tan agresivo.

Después de terminar de comer salieron del restaurante, iban paseando por los distintos lugares pero al anochecer tuvieron que detenerse debido a que Seiji estaba algo cansado.

—Espera

Se sentó en un banco antiguo.

—Hah..— Suspiró.
—Has perdido resistencia.
—¡No es eso, puto imbécil!— Gritó el rubio.
—Ahora mismo lo soluciono
—¡¿Qué mierda te crees?!

Antes si quiera de que pudiese continuar quejándose Mitsuru se acercó a él, lo agarró y lo llevó en su hombro.

—¡OAAH!

Aunque patalease sobre su pecho como él es fuerte a penas lo notaba, Seiji muy enojado además de dar patadas trataba de verlo pero su perspectiva nada más lo dejaba ver su cabello.

—¡QUÉ HACES IDIOTA, BÁJAME!
—Te estoy ayudando.— Respondió frío.
—¡AH, JODER! ¡Bruto! ¡¡Suéltamee!!
—Es por tu bien
—¡¿Cómo que es por mi bien?!— Dijo sorprendido.

Cuando Seiji se dio cuenta de que había alguien viendo se avergonzó.

—La gente puede ver..

Mitsuru lo miró, contempló su rostro sonrojado de la vergüenza, de inmediato tapó parte de su rostro con una de sus manos.

—...

Entonces lo bajó.

—Idiota
—Lo lamento.
—Hm claro— Se molestó.

Mitsuru le propuso algo

—Vamos. Te compensaré.
—¿Eh? ¿a dónde?

Él lo llevó a una de las tiendas cercanas, esta tienda en concreto es muy espaciosa y contiene todo tipo de objetos, peluches, accesorios etcétera.. Estaba dispuesto a comprarle cualquier pertenencia que quisiese a pesar de que al rubio no le agrada del todo la idea.

—Mira Seiji

Le mostró un peluche de un erizo.

—Es como tú— Sonrió pícaro.
—¡Claro que no! ¡no se parece en nada a mí!
—¿Que no? es igualito

Situó el peluche al lado de él y los comparó, sobretodo su cabello se parecía mucho al erizo.

—Es tan guapo como tú.
—Vete a la mierda

Al pelinegro le gusta a veces burlarse de él, de forma amistosa por supuesto.

—Te lo voy a comprar

Así como lo dijo lo hizo, le compró aquel peluche y se lo entregó. Seiji anduvo con mala cara al principio más luego se detuvo a verlo y pensó que realmente lucía bien. De todas formas aunque el erizo sea bonito a Seiji le empezó a invadir unas malas emociones, esto lo notó Mitsuru.

—¿Qué te ocurre?
—Nada
—No pienses en el dinero, acepta el regalo

Poco convencido aún así recibió el obsequio.

—Gracias
—De nada

La noche cayó veloz, sin embargo el rubio todavía no quería volver a su hogar así que hallaron una zona para pasar un rato.

—Me resulta extraño verlo sin nadie aquí

Se encontraban en una de las atracciones abandonadas de Japón, esta ya no estaba en uso por alguna razón que desconocían.
El paisaje de la noria, las ferias y las demás atracciones en la noche se veían realmente hermosas, era tan tranquilo que parecía inusual ya que este tipo de lugares siempre suele estar lleno de gente y con mucho ruido sonando. Ahora que estaba abandonado era todo lo contrario a esto.

Ambos apreciaban las vistas mientras hablaban entre sí.

—Me gustaría que esto me recordase a mi infancia— Exclamó Seiji.
—A mí también.

Lo miró extrañado.

—¿Nunca has ido a un parque de atracciones?
—No.
—¿De verdad? Pensaba que era el único

A Seiji le sorprendió bastante y se sintió comprendido al saber que él tampoco había ido nunca a esta clase de sitios.

—Quisiera ser niño otra vez, por aquella época en la que nos conocimos, a penas tenía problemas ¿no crees?—Expresó Mitsuru.
—No..

Por alguna extraña razón contestó de forma fría a aquello.

—De pequeño eras tierno.
—Que gracioso— Dijo con sarcasmo.
—No era una broma.
—Si, seguro

Sus mejillas se sonrojaron levemente.

—Oh, espera. Tienes algo en el cabello
—¡Puedo quitarlo yo mismo!

Rechistó pero aún así él quitó un pétalo que habían quedado en su cabello. Durante esta escena estaban tan cerca que casi podía ver los pequeños brillos en sus ojos, una sensación pacífica y agradable lo sumergió.

—Ya está
—Gracias..— Agradeció algo vergonzoso.
—Creo que ya es hora de que volvamos, es muy tarde
—Si tú lo dices

Otokonoko MaidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora