Temporada 2| 18

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—M-Mitsuru... Quiero seguir

Él se quedó atónito cuando le escuchó decir aquello, un leve sonrojo coloreó sus mejillas.

—Nunca me habías dicho eso..
—¿Qué te pasa bobo? solo sigue

Al pedirle que siguiera el pelinegro se emocionó, enseguida por segunda vez fue entrando con profundidad en su interior hasta meter un poco más de la mitad.

—¡Aah~!

Estaba tan mojado que se sentía resbaladizo y caliente, casi cualquier cosa podía entrar dentro suya con más facilidad que antes.

Una vez que entró le penetró sacando e introduciendo su polla con rápidez, sabía que no debía hacerlo de forma tan brusca, sin embargo Mitsuru estaba demasiado emocionado para preocuparse por ello.

—¡AAH~.. AGH..! ¡AAH~! N-no.. ¡MMH UGH~! ¡Vas muy rápido!
—¡Hah.. Hmm~! ¿No dijiste que querías seguir?

Mitsuru sonrió muy excitado, el calor de su cuerpo lo envolvía, una sensación irresistible que le hacía actuar de forma imprudente.

—Se siente muy bueno ¡Hmm~.. Hmm~.. Haah! Seiji, tu interior es tan delicioso ¡Ngh! Me aprietas mucho cuando está profundo
—¡¡AAH AGH MMMH~!.. ¡NGH A-AAAH~!.. ¡UH-UGH! ¡Joder, sigue! ¡AAH!

Mientras le follaba ambos de sus liquidos chapoteaban, podía escucharse no solo el sonido de sus gemidos si no; también el ruido de sus cuerpos al chocar.

Constantemente Seiji se contraía, le arañaba la espalda, temblaba o le agarraba con rudeza su cabello de lo intenso que era. Esto a la vez que Mitsuru solo iba intensificando la velocidad, cada vez era menos capaz de controlarse.

—¡idiota, estúpido imbécil! ¡MMMH~.. AAH AAAGH.. MGH~! ¡te odio! ¡¡UGH SI!! Y-yo ¿p-por qué se siente tan bien?
—¡Ngh Hmmm~ haaah! Me gusta ¡Haah.. haaah..! Dime cómo se siente
—¡AAHH AGH~! E-está muy apretado ¡¡MMMGH~!! y me siento muy lleno, es extraño.. ¡UGH~! Uff...

Continuó entre que le agarraba de la pierna, apretando con brusquedad su muslo.

—Quiero follarte en todas partes, cada lugar de tu cuerpo. Puedo terminar con solo escuchar tu respiración agitada ¡Haah.. Hmm~! ¡¡Hmm~!! ¡Haah.. Hahh..!
—¡¡Cállate!! ¡AGHH~! ¡¡pervertido!! ¡V-voy a terminar!

Seiji acabó terminando manchando toda su camisa de su propio esperma, tras aquello respiraba agotado, quería descansar pero acto seguido fue cuando Mitsuru se corrió, de nuevo lo llenó con su semen todo dentro de su trasero.

—¡¡Aaah!! haah hah..

Entonces de pronto el rubio sintió cómo él proseguía por tercera vez follándole con rudeza.

—¡M-MITSURU! ¡¿Qué haces?! ¡AAAH UGH~! ¡para! ¡basta! E-es demasiado

Perforándole lo más intenso posible. Sus quejidos se detuvieron cuando llegó al punto máximo en que sentía tanto ardor que ni si quiera le salía ninguna palabra, la experiencia era extremadamente placentera que casi parecía penetrar sus entrañas.

—¡Haaah.. Hah..! ¡¡Hmm.. Hmm ngh~!!
—¡¡D-detente!!

Impulsivo la metió entera. En cuanto lo hizo se le saltaron las lágrimas, un temblor que casi parecía una descarga eléctrica recorrió todo el cuerpo de Seiji, su rostro muy enrojecido que antes mostraba lujuria justo en aquel momento se sorprendió y se vino soltando mucho más semen que antes, de hecho nunca se había corrido tanto.

—¡NO! ¡¡es muy profundo!! N-no más
—Tu agujero está rogándome que no salga de tí, adentro por completo es jodidamente bueno ¡¡Hmm Hmmm~!!

Mitsuru acabó por tercera vez en lo más profundo suyo. Enseguida fue sacándola con lentitud mientras que el rubio todavía seguía expulsando mucho de sus liquidos.

—N-no mires..

Muy sonrojado se tapó la boca para que no se escucharán más sus quejidos entre que salían todos sus fluidos, desbordándose.

—...

Él se quedó observándolo hasta que finalizó.

—Haah.. Hah..

Muy avergonzado le miró.

—Eres un depravado, asqueroso

Le golpeó.

—Te odio mucho, imbécil— Exclamó enfurecido.
—Tú me pediste que siguiera y ahora te da vergüenza.
—¡¡VETE AL CARAJO!!

Continuó golpeándole repetidas veces.

—Oye, calma.
—¡NO!

Se recostó estirado a su lado y le abrazó para detenerlo.

—...

Enojado y sonrojado permaneció en silencio por unos segundos con sus mejillas enrojecidas y la cara sobre su pecho mientras que él le abrazaba. Ya no le estana pegando así que aquello sirvió para tranquilizarlo.

Ambos se quedaron dormidos. Luego se  despertaron al siguiente día.

5 de Mayo del 2023

—¿Ya despertaste?
—Mmh..— Balbuceó.

Mitsuru tomó su camisa, cuando estaba a punto de subirle la blusa, se dió cuenta de una marca que tenía en el abdomen. Seiji muy nervioso lo detuvo antes de que él viera más.

—¿Estás herido?

La habitación estaba en penumbra, con la luz tenue del amanecer filtrándose por las cortinas entreabiertas. Seiji estaba sentado en la cama, con los hombros tensos y las manos entre sus rodillas. Mitsuru lo observaba con su expresión seria pero atenta.

—¿Por qué tienes esas marcas en tu abdomen?

Seiji miró hacia abajo, evitando el contacto visual directo. Inquieto se quedó en silencio por unos instantes.

—Mi padre lo hizo..

Mostró una expresión seria y comprensiva.

—Si necesitas hablar-
—No es la gran cosa, ya no vivo con él— Le interrumpió.

En sus ojos se notaba una mezcla de preocupación y determinación

—Entiendo ¿pero estás bien?
—No es necesario que hablemos sobre eso— Expresó nervioso y angustiado, reacio a profundizar.

El ambiente se cargó de incomodidad con ambos sumidos en sus propios pensamientos

—Ok.

El pelinegro le echó un vistazo, respetaba la necesidad de Seiji de mantener cierta distancia emocional sin embargo quería dejarle algo en claro.

—Que sepas que no me molestan tus heridas. Puedes estar con o sin camisa.
—...

El pelinegro cambió de tema.

—¿Te quieres duchar?
—Si
—Vamos.
—¿Cómo que vamos? dije que quiero, yo solo
—¿Por qué?

Molesto le vio juzgándole con la mirada.

—Eres un pervertido..
—Tú también.
—¡¡Claro que no!! ¡yo no soy cómo tú! ¡asqueroso!

Mitsuru burlándose de él le tomó del rostro y le dijo

—Tú eras quien querías que siguieramos haciéndolo ayer
—Cállate, imbécil. Lo dije por tí, egocéntrico, no te creas tanto

Él se rió.

—No te pongas a la defensiva, solo te dije la verdad.
—No haces nada más que decir gilipolleces, idiota..

Se levantó de la cama y se dirigió al baño para ducharse.

Otokonoko MaidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora