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Domingo 6 de Marzo del 2021

Antes incluso de que el pelicastaño abriera sus ojos notó una inmesa y pacífica calidez muy próximo de él, en cuanto se espabiló giró levemente su rostro, pudo ver que él lo estuvo abrazando desde por la noche.

—... (¿Estuvo toda la noche así? Tan cálido.. Esto es mejor que un sueño)

En cuanto se percató de que Teruko empezó a abrir los ojos, él se sorprendió un poco, más al peliazul no le importó.

—Ren
—A-a.. Buenos días

Él se despertó y dejó de abrazarlo.

—Tengo hambre; desayunemos
—¡Claro, vamos!

Ren preparó el desayuno: un cuenco lleno de frescas frutas como fresas, frambuesas y cerezas.

—Por cierto Ren, recordé algo. Hablé aún más con Seiji ¡es muy amable!— Expresó alegre.
—¿Estás seguro?
—¡Por supuesto! estoy muy seguro

Ren se alegró mucho de que Teruko estuviese hablando con alguien nuevo aunque había algo que le preocupaba bastante, inseguro se preguntaba si el peliazul dejaría de hablarle algún día.

Para evitar sentirse peor sobre aquello dejaron el tema a un lado y procedieron a conversar sobre otro.

—¡¿Qué haremos hoy?!
—¿Cuánto tiempo piensas quedarte en mi casa?— Rió breve.
—Hoy me voy por de noche ya que hay escuela mañana
—Agh si, no me lo recuerdes..— Rechistó.

Terminaron de desayunar y le respondió

—¿Vamos a afuera?

Tras comer ambos se vistieron y salieron del hogar de Ren. Estuvieron caminando por los lugares, localizaron algunas zonas en específico las cuales nunca antes habían visto, sin embargo una vez conocidas eran imposibles de olvidar.

Una de ellas fueron unos altozanos que descubrieron algo lejos de allí. Lo curioso de estas es que en los dos picos entre subida y bajada de dos de estas colinas en el cielo se podía admirar una bella nube blanquecina en forma de corazón, esta no hubiera sido posible verla si no fuese por las lomas.

—¡Mira! ¡la nube tiene forma de corazón!— Reveló el peliazul asombrado.
—Woah, es verdad

El pelicastaño Ren sacó su teléfono móvil y le hizo una foto a aquello.

—Nunca antes había venido aquí
—Yo tampoco— Respondió Teruko.
—Podríamos hacer un picnic aquí ¿no crees?

Al instante de dejar de tomar la fotografía observó a su alrededor y se percató de que Teruko ya no estaba, así que se cuestionó a sí mismo donde podría haber ido, más su duda existencial no duró mucho ya que pronto descubrió que él se fue corriendo veloz al darse cuenta de la presencia de un gato.

—¡¡TERUKO!! ¡mierda! ¡a saber dónde se ha largado ahora!

Sin más remedio tuvo que buscarlo. Se adentró en las profundidades del inmenso bosque cercano a allí.
Fue velozmente por los frondosos árboles y pasó por un puente encima de un extenso lago repleto de peces, por suerte tras esto se detuvo a retomar el aliento y consiguió hallarlo.

—¡Teruko!
—¡Ya lo tengo!

Ilusionado agarró el gato y lo abrazó.

—¿Por qué no me avisaste antes?— Dijo agotado.
—¡Estaba ocupado!— Se indignó.
—Ten cuidado

El animal lo arañó y se escapó.

—¡Aah!
—Te lo dije
—No pasa nada, solo es un rasguño

Ren suspiró

—Volvamos ¿si?
—Está bien.

Le tomó de la mano y regresaron a aquel lugar, decidieron sentarse en el verdoso y reluciente césped. El ambiente se había calmado bastante y ya se podía contemplar la oscura noche.

—(Este es el momento perfecto. Después de muchos años es hora de que le diga lo que siento.. Bien, lo haré)

Se preparó, en su mente Ren estaba muy decidido en que se declararía.

—La luna está hermosa..
—Si, es muy bonita
—Ehm..

Una forma de declararse en Japón es diciendo "La luna está hermosa" que significa yo te amo. Y se responde con "siempre lo fue" para rechazar y con "puedo morir feliz" para aceptar.

—No, digo que la luna está hermosa
—Si ¿Qué tiene?
—A-ah-eh.. Nada...

Con lo que no contó Ren es que Teruko no sabe captar indirectas. Por lo cual no lo entendió.
Esto le hizo recordar su pasado.

—¡La luna es muy linda! ¿no?
—...

Teruko se había sentado a mi lado

—¿N-no te cansas de venir?..
—No— Sonrió.

Él y yo estábamos en la primaria; en la misma clase, pero no nos conocimos hasta el tercer grado.

Me preguntaba porque él seguía hablándome si yo no podía contestarle, era demasiado tímido; tanto que me costaba mucho responder.

—¿N-no c-crees que soy aburrido?

Decidió se había levantado y tomaba mi rostro con sus manos.

—¡No eres aburrido! me gusta estar contigo, tú no me juzgas y eres bueno

Pensaba que Teruko vendría y se iría tan rápido como había aparecido. Sin embargo pasaban los meses, los años y él seguía conmigo.

Rápidamente se había convertido en alguien importante en mi vida
Aunque intentaba con todos mis esfuerzos declararme hacia él, siempre acababa saliendo algo mal o me hecha a para atrás

—(No importa. Supongo que así estamos bien)— Pensó melancólico.
—Ren
—¿Si?

El peliazul lo miró directamente a los ojos y le dijo

—¿No te molesta que sea tan enérgico?
—Ya te lo he dicho millones de veces, no me molesta. ¿A qué viene esa pregunta?— Exclamó sospechando de él.
—No es nada

El sonido de los pájaros que resonaba levemente y el viento suave que soplaba en las hojas y la breve brisa fresca que mantenía la temperatura agradable creó una atmósfera relajante. Ren también lo vio a los ojos. Supo que estaba actuando distinto desde que le hizo aquella cuestión.

—Es por el chico nuevo ¿verdad? Seiji. Quieres causarle una buena impresión
—Algo así, supongo
—Teruko tú estás bien así como eres ¿entiendes?
—Hm

Contestó no muy convencido.

—Volvamos a casa.
—¿No ibas a marcharte a la tuya?

Sin otra opción los dos regresaron al hogar del pelicastaño, en cuanto llegaron él avisó por teléfono a su madre de que se quedaría allí a dormir de nuevo. Planeó ir juntos a la escuela al siguiente día más hasta entonces permanecía allí.

—Buenas noches— Se despidió Ren sonriéndole.

Otokonoko MaidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora