Capítulo XXIV

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Vigésima cuarta situación:

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Vigésima cuarta situación:

Leyó el mensaje una vez más, cerciorándose de que realmente estaba pasando aquello. No supo como es que ella obtuvo su número, pero tampoco es que iba a reclamarle o algo así. Al menos ahora él también tenía el de ella. Y eso era un paso más para Donatello.

Alzó su mirada, viendo la luz de su cuarto encendida. Le dijo que ya estaba ahí y pudo verla aparecerse por la ventana saludándolo antes de verla saliendo por la puerta principal.

—Hola... – Saludó ella. Donatello la miró unos segundos. —Yo... Necesito que me acompañes a hacer algo... – Declaró ella algo avergonzada.

—¿Puedo saber que es? –

Ante su atenta mirada para no perderse absolutamente nada de ella, T/N sacó de su mochila un sobre de color amarillo. Mirándolo con unos ojos brillantes y una extraña sonrisa nerviosa.

—¿Qué es? – Preguntó curioso.

—Es... Para una beca... De una escuela de artes aquí en Estados Unidos... – Respondió ella volviendo a guardar aquel sobre en su mochila.

—¿Vas a postular para el próximo año? –

T/N asintió antes de sonreírle con dulzura. —Aceptan desde los quince... Y... – Un pequeño gesto que hizo con sus labios antes de tomar su mano. —Estoy un poco nerviosa... Perdón. –

—Supongo que puedes hacerlo... Te acompañaré. –

T/N hizo una bonita expresión, Donatello sintió ese calorcito en su pecho, sonriendo también nervioso. No podía realmente en estos momentos ignorarlo. No podía hacerlo cuando ella se aferró un poco más a su mano, imposible de ignorarla.

—Gracias por esto, Donnie... –

⊹⊹

Estaba nerviosa, T/N miró con duda el sobre antes de pensar en meterlo en el buzón. No sabía que esperar de toda esa situación. No sabía si todo saldría bien y sería aceptada o si pasaría lo que su padre una y otra vez le mencionó que pasaría con ella.

Últimamente la relación con su padre se había vuelto algo distante, demasiado fría desde que le dijo que quería estudiar artes en vez de robótica o algo parecido. Así que realmente no sabía que sentir en ese momento a punto de enviar aquella carta de solicitud.

Donatello la vió dudosa. Vió el miedo en sus ojos y el temblor en sus manos.

No comprendía bien que sucedía, sabía cierra parte, pero podía notar que ella realmente se sentía atemorizada por algo que ella quería hacer.

Como -NO- Enamorarse de Alguien en Treinta Situaciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora