Capítulo XXVII

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Vigésima séptima situación:

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Vigésima séptima situación:

Miró preocupado su teléfono. Haciendo una mueca al ver que ella no contestó el mensaje. Okey, se diría, todo estaría bien, tal vez solo estaba ocupada o no podía responder de inmediato. Sin embargo, Donatello sabe que no es así. No es eso.

Realmente Donatello no insistiría si no fuera porque realmente sentía que debía aclararlo todo.

Ella en ese momento solo vió el suelo, desilusionada, realmente afectada por ese comentario que parecía no haber sido realmente mal intencionado.

Pero ella con suavidad golpeó la puerta. Pidiendo que fuera abierta con un voz bastante calmada. Aún así, Angelo le hizo caso. Y pudo ver como ella salió de allí sin dirigirle la mirada.

Y se fue.

Sin darle muchas explicaciones.

No comprendió al principio que fue lo que sucedió, realmente quería escapar de allí porque no quería sentirse presionado a decir lo que sentia, mucho menos en una habitación oscura, sin poder verla y sin poder ver sus mejillas rojas que ella vagamente intentaba ocultar con algún comentario sarcástico o de mal gusto para burlarse y evitar que él se fijara en eso.

Pero Donatello amaba fijarse en esas cosas y quería hacerlo en el momento en que pudiera decírselo.

Angelo y Leonardo se vieron realmente arrepentidos cuando ella se fue de la guarida.

—¿Fue algo que dije? –

—Creo que si... –

Y allí estaba él ahora, observando a lo lejos a la chica, que salía de la sala de artes con sus cosas antes de cerrar la puerta con unas llaves, probablemente se las pasó algún profesor o algo así.

La vió suspirar antes de tomar su mochila que descansaba en el suelo e irse por el pasillo.

Realmente Donatello no sabía si debía hacer algo o no, se mantuvo bastante tiempo allí que, sin darse cuenta, ella ya se había ido.

No le gustaba esa sensación que se creó en su pecho.

Con su corazón golpeando con fuerza pensando en si debía acercarse o no.

Al final, volvió a su hogar, lamentándose no poder acercarse.

Luego de eso, unos días después, decidió que si ella lo iba a ignorar, él también lo haría. Porque odiaba esa sensación y, tontamente Donatello creía, que así podría olvidarse de ese sentimiento.

Como -NO- Enamorarse de Alguien en Treinta Situaciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora