Especial III

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—Oye

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—Oye... – Llamó Donatello llamando la atención de la chica.

Ella iba reclamarle por interrumpir su concentración. Pero no alcanzó ni a hablar cuando los labios de él se posaron en los suyos.

Fue un beso duradero. Que la tomó por sorpresa.

"Game over"

Salió en la pantalla.

—¡Eso fue trampa! – Le gritó ella.

Donatello se encogió de hombros.

—Me ofende que creas eso. –Respondió. Ella hizo un puchero y Donatello simplemente sonrió.

—Como quieras... – Dijo ella.

—¿De qué...? ¡Whoa! –T/N se lanzó encima de él.

Cómo si fuera un gato.

—Tramposo. Tengo un novio tramposo. –

—¡Oye! ¡Quítate de encima! –

Ella negó.

—Admite que hiciste trampa. –

—¡Qué no hice trampa! Sólo eres una mala perdedora. –

Y en un hábil movimiento, Donatello giró sus cuerpos, quedando entonces él encima de ella.

Sonrió cuando ella le sacó la lengua en modo de defensa y para hacerle saber que estaba disgustada.

En realidad era tierno.

—Bien, linda. Déjalo, yo ya gané. – Pero T/N negó, apretando sus piernas al rededor de la cintura de su novio sin dejarlo moverse.

—No te soltaré hasta que confieses. –

Donatello iba a reclamarle, hasta que se dió cuenta de cómo estaban.

Se avergonzó con fuerza, su rostro se puso rojo y no supo que hacer más que quedarse quieto sin moverse y estático.

T/N lo miró confundida, porque hasta hace unos segundos él le reclamaba y ella igual. En modo broma, claro. Pero ahora se veía... Extraño.

Donatello se movió un poco.

—¿Qué sucede...? – Y notó la mirada avergozna de su novio.

Y notó la posición.

Y donde estaba sus piernas.

Y lo cerca que estaban sus cuerpos.

Ay...

Ella también se sonrojó con fuerza.

—¡P-P-Perdón! – Con rápidez se separó de Donatello.

Alejándose un poco y maldiciendo sus propios nervios por una situación no esperada.

Su rostro estaba rojo y susnmanso temblaban un poco.

Jamás habían estado en una posición tan comprometedora. No, siempre eran bastantes inocentes en ese sentido, besos y dulces caricias en las mejillas estaba bien, abrazos y tal vez la mano en la cintura. Pero más allá de eso no realmente.

Era un paso demasiado grande.

Donatello tocó su mano con su dedo, llamando su atención.

—No tiene que avergonzarte... Fue un accidente. –Le dijo él.

Pero es que... En el fondo, ella quería un poco más de eso. Aún así, asintió, como si todo estuviera bien. Pero Donatello la conocía, obvio, si llevaban más de un año de relación.

—¿Todo bien, entonces? – Y no se creyó el asentimiento de cabeza que ella en silencio hizo.

Rodó sus ojos, tomando su rostro y acercándose a ella.

—No lo parece. –

Ella asintió aún más avergonzada.

—Mmmh... No te creo.– Le dijo. Ella tomó las manos de él.

No podía decírselo. Nunca lo habían hablado y nunca habían llegado más allá de solo besos.

Pero quería un poco más y le avergonzaba admitirselo.

Así que llevó la mano de Donatello a su pecho, así sintiendo él su alocado corazón latir con mucha rapidez.

—Oh... – Soltó.

—Es que... Es... Ya sabes, muy vergonzoso. –

Donatello negó, atrapando los labios de ella en un beso. Uno pequeño.

—No realmente. Sólo debes decirlo si lo quieres. –

Y volvió a besarla. Un poco más duradero. Un poco más pasional.

Donatello no era así. Pero le encantaba que ahora lo fuera.

—¿E-Estás seguro? Quiero decir... ¿No te molesta o... ? –

Donatello negó.

—¿Qué hay de ti? – Ella lo miró ansiosa. Con sus manos tomando su rostro hasta volver a juntarlos.

Sus labios se movieron de una manera deliciosa contra los de Donatello, sus manos temblorosas, se movieron por su cuello y Donatello se acomodó mejor para cargar a la chica hasta sentarla en sus piernas.

Era exquisito, embriagante el sabor de sus labios y adictivo el sentimiento y el deseo que ella causaba en él. Un sentimiento no explorado que comenzaba a gustarle. Definitivamente era increíble.

Sus manos se movieron con cautela bajo su ropa. Ella suspiró en medio del beso, separándose un poco para volver a juntar sus labios.

Ella enredó su dedo en su bandana, sin querer, la desató. Pero eso no lo detuvo realmente.

Soguio besándola, hasta que tocó su piel, caliente, suave y deliciosa al tacto. Ella se erizó y se irguió, suspirando cua do tocó su cintura con la yema de sus dedos. Era sensible ahí.

Sus labios bajaron por su mandíbula, besándola con cariño. Sonrió cuando T/N se movió sobre él. Era se sensible también en el cuello.

Respiró un poco antes de besarlo.

—Donnie... – Suspiró.

Donatello volvió a atacar sus labios. Su lengua recorría su labio inferior y levemente lo mordía.

—E-espera... Si tus...Hermanos... – Donatello no la dejaba terminar la oración.

—No me importa... – Respondió.

Y así siguieron, por un buen rato.

✨

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Este es el último especial de esta historia, creo que es momento de dejarla ir 😔

De verdad muchas gracias por el apoyo a esta historia, fue muy entretenido hacerla y muy hermosa la experiencia de escribirla.

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Como -NO- Enamorarse de Alguien en Treinta Situaciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora