Capítulo XIII

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Décima tercera situación:

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Décima tercera situación:

No sabe que estaba esperando cuando caminó frente a aquel salón con las puertas cerradas. Tal vez esperó dentro de él ver a la chica pintando, sin embargo, se llevó una mala sorpresa al notar que las puertas del salón estaban cerradas con llaves.

—Oh, a T/N no la he visto en todo el día. – Mencionó April tomando del brazo a su hermano para guiarlo a su clase.

Donatello hizo una extraña mueca antes de seguir caminando junto a la chica, dándole una última mirada al salón esperando que realmente alguien apareciera. Pero no fue así hasta que el día acabó.

Eso lo hizo sentir algo extraño.

Por ello, al día siguiente también fue, sorprendiendo a April que miraba a Donatello curiosa por lo que hacía.

Caminaba frente al salón fingiendo que no le interesaba, pero podía ver como él se giraba esperando a que las puertas fueran abiertas y la chica apareciera.

Lamentablemente, ese día tampoco apareció.

Donatello realmente no era un chico tan paciente, y tampoco quería creer que le importaba la chica, pero en el fondo, sentía un extraño vacío al ver el salón cerrado sin ella. Se sorprendió a si mismo pensando en eso, creyendo que no le interesaba para al final darse cuenta de que necesitaba saber cómo estaba la chica y que ella apareciera por allí.

Lo negaría rotundamente si alguien le preguntaba.

Como ese tercer día que apareció en la escuela, April se ríe de él fingiendo que no se ha dado cuenta y que a Donatello no le importa, pero conoce al chico desde hace muchos años y sabe cuándo algo le importa aunque sea un poco. O mucho en realidad.

Tal vez también se deba a ese lado suyo que se fija demasiado en algunas cosas que luego ocupan demasiado espacio en su mente y que no sale hasta que ocurra.

En este caso, que la chica apareciera.

—¿De verdad te quedarás aquí esperando? – Pregunta April al ver a Donatello sentado en una banca que daba justo a aquel salón que estaba en un segundo piso.

Él negó. —No estoy esperando. –April se rió de eso, era obvio que si lo hacía. Pero también se quedó.

Sorpresivamente para ambos, la chica llegó.

Donatello se levantó con rapidez, como un pequeño perrito que ha visto a su dueño llegar a casa, así se ve él, con una emoción extraña en su interior por verla abriendo el salón y adentrándose en él.

Ella estaba bien, al menos así se veía.

Pasa frente a la puerta abierta como si nada ocurriera, dando una mirada rápida dentro del salón para notar a la chica poniéndose un delantal para pintar.

Se gira sobre sus pies y vuelve a pasar frente al salón. La chica lo ve, pero no le da tanta importancia, no tenía ganas de pelar y mucho menos de verle, así que se gira y busca los pinceles.

Donatello bufa, se asoma un poco, April carraspea sobresaltandolo.

—¿Y si pasas a saludar? – Sugiere luego de verlo pasar ya dos veces frente a esa puerta. Donatello se hace el sorprendido, haciendo reír a la chica.

—¿Por qué lo haría? No es como si ella me interesara. – Se cruza de brazos e intenta seguir su camino, más April es más rápida y lo lleva con ella, notando que dentro de todo, Donatello la sigue sin rechistar.

T/N se encontraba pintando con sus audífonos puestos, sus manos temblaban y se siente un poco incapaz de seguir con la pintura, aún así, lo hace. Y por darle la espalda a la puerta, no se ha dado cuenta de quienes han entrado, hasta que April toca suavemente su hombro sobresaltandola.

Se gira quitándose los audífonos, dejando ver su mirada algo brillosa y el cuadro a medio pintar.

April sonríe apenada, preguntándose si la chica estaría bien como para verse así.

Donatello vió bajo sus labios una pequeña herida, quiso preguntar, pero solo fingió que no la ha visto, esperando que fuera April quién se diera cuenta y preguntara.

—¿Como has estado? – Pregunta April.

Ella asiente, volviendo a tomar el pincel. Sus manos temblaron, Donatello lo notó.

—Donnie quiso pasar a saludar, estábamos algo preocupados porque no te vimos hace unos días. –

—Estuve ocupada... – Dice sin prestarle atención al chico. No quería mirarlo, no quería verlo ni recordar cómo se había sentido hace unos días. No tenía el ánimo para eso, bueno, realmente era incapaz de pensar en otras cosas porque ni siquiera tenía el ánimo para cualquier cosa más allá de este cuadro.

April nota lo incómoda que se veía la chica, suspirando, tal vez no era un buen momento. Así que solo toca con suavidad su cabeza, haciendo que la chica por fin levantara su vista y sonriera con más honestidad. Donatello se cruzó de brazos antes de ponerse sus lentes y comprobar lo que creía.

—Está bien, te dejaremos para que sigas trabajando. Nos vemos después, así podríamos comer juntas con Sunita. – T/N asiente, dirige rápidamente su vista al chico antes de que él desapareciera por la puerta del salón.

Donatello se quedó quieto en el pasillo luego de que April lo arrastrara del brazo, se quitó sus lentes, murmurando un par de cosas antes de volver su vista hacia dentro del salón antes de que su amiga cerrara la puerta.

—¿Que ocurre? – Pregunta April viendo esa expresión preocupada en el rostro de Donatello. Se veía algo alterado, como si hubiera descubierto algo nuevo pero malo.

Él niega volviendo a caminar, aunque lo negó, si estaba preocupado y si pasaba algo. Pero no quería entrometerse en eso.

Aunque le hubiera gustado que ella lo mirara para así poder sentirse más seguro para hablarle.

Tal vez en otro momento podría hacerlo.

Si, él mismo se encargaría de recordarlo y de hacerlo, porque, a pesar de decir que la detestaba, no le gustó el sentimiento de molestia que se creó en él al ver esa pequeña herida en su labio.

No podía soportar ver esa herida en el bonito rostro de la chica otra vez.

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Como -NO- Enamorarse de Alguien en Treinta Situaciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora