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De verdad creían que sería el último capítulo?? Este si lo es (más o menos) y abajo dejaré un poco de información importante, así que léanla <3
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—No creo que esté lista... – Dijo ella mirando la escuela de artes al otro lado de la calle.
Mucha gente cruzaba y se perdía en la entrada de aquel antiguo edificio que en su fachada podían verse algunas esculturas que sostenían el techo de la entrada.
Los chicos la miraron sorprendidos y a la vez, la comprendieron.
April la abrazó con fuerza, como una hermana mayor que cuidaba de ella. Así se sentía y le gustaba que la relación con la chica haya escalado hasta ese punto.
—Lo harás genial, así que ve y triunfa. – Le dijo con una gran sonrisa.
Buscó la mano de Donatello. Él sin que ella se lo pidiera la tomó, besando con cariño el dorso de esta. Con cariño ella lo miró, buscando su mirada para sentirse más segura.
—Vamos. – Caminaron hasta la entrada, Donatello llevaba un gran polerón morado, uno a juego que tenía con su novia desde hace tres meses, ya por el cuarto mes.
El año escolar recién comenzaba y este sería su primer día en aquella escuela de artes. Estaba emocionada, nerviosa, ansiosa, con miedo pero feliz.
Apretó un poco más el agarre de su mano con la de Donatello. Sonriendo nerviosa.
Donatello no pudo evitar besarla en los labios.
—¿Y-Y eso... ? Tus hermanos están allá mirando... – Mencionó con vergüenza y algo alarmada de que los hayan visto.
Donatello se encogió de hombros, mirando hacia sus hermanos y luego la volvió a besar. Riendo al verla roja.
—Al menos ya no estás tan nerviosa por entrar. – Le respondió.
T/N lo miró sorprendida. Respiró profundo y caminó con cuidado hacia la escuela.
—¿Nos veremos en la tarde? – Le preguntó luego de dar dos pasos.
—Te vendré a buscar. Asique espérame aquí. –
T/N asintió, volvió a mirar la escuela y sonrió.
Todo estaría bien.
Pero... Con rapidez se giró hacia Donatello.
—¿Qué vas a...? – Ella tomó su polerón y lo hizo agacharse.
Un suave y dulce beso antes de que ella entrara a la escuela.
Donatello tocó sus labios con la yema de sus dedos, sonrojándose por aquel tacto.
