Capítulo XXI

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Vigésima primera situación:

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Vigésima primera situación:

T/N aceleró su moto. Tratando de ir más rápido de lo que alguna vez haría. Su mano apretó el acelerador, viendo al darse la vuelta que comenzaba a dejar a Kendra con su equipo super atrás. Lo cual la hizo respirar un poco más tranquila.

Sin embargo, siguió el camino sin despegar su vista, Shelldon iba a su par, gritando con fuerza mientras ponía música para el ambiente.

—¡Estás loco, Shelldon! – T/N gritó sin poder darse el lujo de parar.

De repente puede sentir que algo la golpeó. La moto se desequilibró y si no fuera por Shelldon hubiera caído. Al girar pudo ver que Kendra volvía en su motocicleta con algo entre sus manos, no lograba ver bien que era, pero la volvía a cargar y volvía a dispararle.

Eran neutralizadores para su moto de tecnología medianamente avanzada. Claro que Kendra comparada con ella era superior. Aún así, siguió conduciendo con pavor y con la adrenalina recorriéndole en las venas.

Aceleró un poco más, doblando justo antes de que un auto pasara, entrando a otra calle para despistarla y seguir derecho.

—¡Vamos, T/N! –Shelldon gritó su nombre apoyándola.

—¡No sé cómo es que me metiste en esto! – Le gritó ella, logró frenar antes de que pudiera ver a través de una milésima de segundos que Kendra venía detrás, girando a otra calle.

—¡Pero tengo la cosa! – Dijo Shelldon, mostrando así la placa. T/N lo miró sorprendida. Se detuvo y lo tomó, abriendo sus ojos y su boca para luego soltar una fuerte carcajada llena de nervios.

—¡De verdad la...! ¡Shelldon! –

Solo había sido una tonta carrera entre ellos dos, jugando mientras fingían que era una carrera a muerte para ver quién era más rápido.

Ella apostó comida. Él apostó una placa madre que vió por allí. Oh si, mala idea. Era de Kendra y por cosas de la vida, terminaron en una persecución porque T/N ingenuamente creyó que quería su moto o algo así. Sin saber que Shelldon tenía en su poder aquella tarjeta.

—¿Estuvo mal? – Preguntó.

T/N iba a contestarle, pero sintieron el ruido del motor de la moto de Kendra y tuvieron que seguir una vez más, a andar.

—¡Fue tonto! ¡Muy tonto! Pero genial... – Shelldon voló por encima de ella, pasándoselo con bastante destreza mientras se siguen moviendo por las calles de Nueva York.

Como -NO- Enamorarse de Alguien en Treinta Situaciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora