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En la bahía de carga de puerto de Le Havre llegaba un pequeño bote con una tripulación mínima y un prisionero inconsciente. Katia se había asegurado de mantener a John lo más tranquilo posible, sedado, amarrado y con una intravenosa en el brazo, era un cuerpo dentro uno de los camarotes, sin embargo, había puesto a dos doctores bajo su cuidado, sabía que si se veía afectada su capacidad de procrear el marqués de Gramont ya no le querría, sería una pérdida demasiado grande para la Ruska Roma.

-Llegamos...-Klaus se encontraba en el marco de puerta, el hombre sujetaba un arma entre sus manos-Nos espera una ambulancia y un par de autos, los hombres del Marqués están por todas partes.

Katia se pasó una mano por la cara y suspiró-Maldición...en verdad esperaba que nos dejara llegar a él por nuestros propios medios.

El hombre negó-No parece alguien que deja las cosas bajo la planeación de otros.

-Definitivamente no, dile a los doctores que estén listo para trasladarlo, y a los muchachos que estén listo para cualquier eventualidad...No confío en que las cosas no se pongan difíciles luego.

Katia se giró hacía John y admiro su rostro tranquilo, le había crecido la barba y tenía el pelo algo revuelto alrededor del rostro, pero seguía siendo la solución a sus problemas de poder, y el único Omega bajo el cuidado de la Ruska Roma que parecía ascender al poder con la facilidad con la que se pone una bala en la cabeza de alguien. Nunca había sentido cariño real por sus hermanos asesinos, la mayoría solo eran herramientas, soldados de una organización fundada para prestar un servicio a la orden suprema, pero hasta ella debía admitir que sentía algo de cariño por Jardani, nunca habían sido realmente cercanos, pero el siempre estado presente cuando lo necesito, sin embargo, se había vuelto una odiosa carga en cuanto mato a Iosef Tarasov, y eso era algo que ni la muerte de Killa podía arreglar.

Al abandonar el barco Katia se vio rodeada de un montón de tipos armados en costos trajes de color azul pálido, uno de ellos se presentó como Chidi, la mano derecha del Marqués, para luego tenderle una venda de color negro.

-Los llevaremos a una residencia privada, el secreto debe de ser resguardado por todos los medios-El hombre sonrió con malicia.

La mujer se alzó de hombros-Como su majestad ordené-Dentro del auto dónde era acompañada por Klaus, Katia se puso la venda y le rezo a todos sus santos que no fuera una trampa.

El viaje fue un tanto estresante, había curvas, subidas, ruido de tránsito, música, olores de comida variada, no sabía si la estaban despistando o si en realidad iban a una residencia privada, pero el auto de pronto se detuvo en una zona tranquila y le abrieron la puerta, Katia sabía que Klaus le estaba quitando la venda en cuanto sintió sus manos. Lo que vio le dejo obviamente impresionada, pues nunca había estado en la morada de ninguno de los otros líderes de la orden suprema, se preguntaba si todas lucían tan majestuosas como aquella, que era un castillo en la pradera, con arbustos decorativos al frente y una fuente justo en el patio central, era tan ostentoso que Katia se preguntó si el título de Marqués no era lo único que le confería poder a Vincent de Gramont.

-Por aquí por favor...-Chidi comenzó a caminar justo al frente y hacia el interior.

-¿Dónde está John?-La mujer se cruzó de brazos al notar que la ambulancia no estaba junto a los demás autos.

Chidi se detuvo y le dirigió una rápida mirada-El señor Wick se encuentra en la residencia para invitados, será atendido por los doctores que el Marqués a designado para él.

El Despertar del OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora