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ADVERTENCIA!!! Este capítulo contiene escenas de sexo, leer bajo su propio riesgo.

John estaba ansioso, no debió tomarse el atrevimiento de quitarle las prendas al Marqués, era un poco obvio que eso podría ser demasiado, no eran exactamente una pareja real, no tenían ese tipo de confianza, si sólamente el tacto les era difícil, no quería ni pensar en como se sentiría el rubio, también estaba el hecho de que probablemente le traería recuerdos de su celo, el pelinegro hizo una mueca, se había comportado como un animal, dominante y vengativo solo porque estaba enojado, ciertamente en esos momentos quería poner una bala en la cabeza del Marqués, pero ahora se sentía avergonzado, quería disculparse solo un poco por todo.

En su estado ansioso comenzó a organizar las maletas del rubio, había tanta ropa como en la suya propia, aunque los colores eran un poco más vibrantes, había muchos accesorios para los trajes y una cantidad casi abrumadora de corbatas, el pelinegro comenzó a ordenar las cosas sobre la cama sin darse cuenta de lo que realmente estaba haciendo, cuando por fin puso un par de mantas sobre todo aquello la conciencia volvió a su cuerpo, un nido, había estado haciendo un nido con la ropa del Marqués, las paredes no eran muy gruesas, y en realidad era un poco sencillo, pero para efectos prácticos eso era un nido, estaba a punto de destruir su propio trabajo errático cuando las puertas del baño se abrieron, Vincent salió con una toalla en el cuello, primero vio su rostro nervioso y luego la cama, su cerebro fue más rápido que el de John entender que había hecho.

-Un nido...

El otro dió unos pasos hacia la cama, quería destruirlo, jalar la ropa, desordenada las cobijas, pero su mano quedó a medio camino, había pasado mucho tiempo desde la última vez que había hecho un nido, y sabía que eso solo significaba una cosa, que quería que su alfa y el se metieran dentro, no había nada directamente sexual en el acto, pero era íntimo, demasiado personal, John tembló sobre si mismo, solía hacer nidos cuando necesitaba a Helen, era su manera de pedirle tener un momento físico sin sexo, estaba simplemente tratando de entender como había hecho uno para el Marqués de Gramont.

-Yo...yo...-Miraba el espacio con algo parecido a la confusión.

El rubio se adelantó hasta el borde y luego giró la cabeza en su dirección-¿Puedo entrar?

John primero negó, luego fue hasta Vincent y lo empujó dentro, la acción había tomado al alfa por sorpresa pero se quedó un poco tenso dentro del espacio, buscando entender la conducta del Omega, no obtuvo una respuesta verbal, el pelinegro prefiero deslizarse en el espacio vacío del nido, con la respiración errática e increíblemente rígido, sus ojos clavados en el techo, como si este le fuera a dar la respuesta a su muy obvio cúmulo de pensamientos.

-Lo siento...

El Marqués alzó una ceja confundido-¿A qué te refieres?

-A lo de la ropa, me sobrepase...-John estuvo en silencio unos segundos antes de agregar-A lo de mi celo, yo...

El rubio le cubrió la boca con una mano-Basta, no sigas-Suspiro desde lo profundo, sus cuerpo se giró un poco más cerca del otro, lo suficiente para que su cabeza se entierra en el espacio del cuello contrarió, en esa zona el aroma natural del Omega era un concentrado delicioso-Tu eres tan hermoso cuando estás enojado, cuando estás confundido, cuando sonríes, incluso cuando estás triste..

John trataba de controlar su respiración, la cercanía había mandado una corriente por cada extremidad de su cuerpo y en realidad quería retorcerse, no de incomodidad, estaba nervioso, un poco desconcertado, sentía cosquillas en en la palmas de las manos y un calor creciente en el vientre.

El otro siguió hablando, está vez su boca rozando la cálida piel del cuello contrario-Y a veces John tu solo eres demasiado hermoso, y yo soy débil, quisiera hacer un par de estupideces solo para hacerte enojar, para que intentes dominarme como paso en tu celo-Vincent apartó la mano con suavidad, se sentía avergonzado, había admitido abiertamente uno de sus oscuros deseos, sin poder evitarlo se ocultó un poco más en el cuello del otro-Creo que soy yo quien debería disculparse...

El Despertar del OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora