El Despertar del Omega

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Akira hubiera preferido quedarse en la recepción del Continental un buen tiempo, era un trabajo que conocía y podría llevar a cabo con la certeza de hacerlo bien, incluso lo disfrutaba, pero Winston le pidió investigar a los causantes de la muerte del Rey Bowery, no sabía si estaba utilizandola específicamente a ella por su antigua relación con el fallecido, no era un misterio que habían sido amigos, lo que le intrigada realmente era el punto aparentemente relajado que había tomado su jefe, como si en realidad conociera la respuesta pero quisiera una confirmación, su investigación la llevó a Marruecos, al Casa Blanca, no era en definitiva una buena señal, en ese hotel se llevaría a cabo la selección para regente, había sido una noticia de conocimiento público en el mundo de la orden, pero si el asesino del Rey era o trabajaba para uno de los candidatos, en definitiva sólo podía significar que era intocable, matarlo solo le traería consecuencias, convertirse en un ex comunicada, algunos podrían poner precio a su cabeza.

-Hace demasiado calor…

Había informado de todo a Winston pero este no lo dejo estar, le compró un boleto a Marruecos y le pidió resultados profundos, quería saber si el asesino pertenecía directamente al grupo de Katia, alguien verdaderamente importante, la pelinegra sospechaba de Klaus, pero   en realidad no tenía como confirmarlo, sus búsquedas solo habían seguido un código, no un nombre, ciertamente está persona se encontraba órbitando cerca de la líder de la Camorra, pero no podía decir con exactitud quien era. Su llegada a Marruecos pasó desapercibida, tenía que ser en extremo sigilosa, lo que no fue muy fácil, sus rasgos asiáticos solían causar curiosidad, fue así como optó por usar un hiyab, no estaba familiarizada con la prenda por lo que se sentía incómoda la mayor parte del tiempo, el calor abrasador no era un aliado en las situaciones dónde debía moverse por las calles en búsqueda de pistas.

Apartó un poco la tela de su frente y puso un ojo en la mira de su arma, estaba en la azotea de un edificio comercial vigilando a Klaus, el tipo había estado fumando un par de cigarrillos junto a una tienda de electrodomésticos, al igual que ella, el tipo parecía detestar el calor, sin embargo no paraba de inhalar humo de manera nerviosa, sus ojos moviéndose en búsqueda de alguna amenaza, lastima que en realidad Akira era buena, se había posicionado en un punto perfecto, no podrían advertirla ni por error. Mientras se secaba un par de gotas de sudor de la ceja, vio a Klaus moverse hacia una bicicleta, el hombre se subió y comenzó su avancé por una calle estrecha, maldiciendo tomó su arma y corrió por lo tejados en su persecución, no podía perderlo, necesitaba saber a dónde llegaría, la zona donde se ocultaba era esencial para poder llegar al asesino, fuera el u otra persona, en su persecución se vio seguida de cerca por dos individuos que reconoció como una mujer y un hombre de color, ella seguía sus pasos por los tejados, el por el contrario seguía a Klaus a una distancia apropiada, no sabía quiénes eran pero debía detenerlos si su intención era dañar a su objetivo.

Apuntó el arma hacia la mujer, no iba a disparar, solo a darle una advertencia-Alejate o te abro un tercer ojo…

La otra se detuvo, llevaba ropa táctica de color crema, ligera y flexible, estaba preparada para esa misión, sin embargo se quitó la tela que cubría su cara, revelando que se trataba de Victoria, la hermana del Marqués, quien le sonrió con reconocimiento antes de acercarse con rapidez.

-Seguimos con al mismo objetivo, debemos apurarnos, Sr. Nadie es bueno pero yo debo vigilarlo a él.

En conjunto retomaron su persecución, terminaron muy cerca del límite de edificios a los que podían saltar, Klaus había entrado en una sastrería, la insignia en una de las paredes les indicaba que era terreno consagrado, por lo que seguirlo al interior sería un error obvio, Victoria se inclino por el borde buscando a Sr.Nadie, el hombre hizo una seña corta para indicarle que subiría a su posición, tendrían que intercambiar lugares porque estaba casi seguro que el objetivo que había dado cuenta que lo estaba siguiendo. Reunidos los tres se miraron con algo parecido a la desconfianza y la diversión, Nadie se acercó a Victoria, le tendió un envase con agua fría y algo que parecía ser fruta en almíbar.