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Akira se tomó el tiempo de vigilar los movimientos de la Directora, desde que había llegado a París, era más que obvio que su facción y la de Katia esteban divididas, no era una pelea, ni una guerra, era una división mal disimulada. Frente a otras familias seguían siendo una unidad, pero internamente había un gran problema, todo gracias a la traición de Katia hacia John, algunos miembros habían opinado abiertamente que era una acción imperdonable, aún más cuando el pelinegro había matado a Killa. Bowery había sido claro en sus órdenes, recopilar información sin intervenir, la chica se mantenía a gran distancia, pero no interactuar directamente con el objetivo le dió una ventaja, había descubierto dónde residía el Marqués.

Ese día estaba siguiendo a la mano derecha de Katia, el tipo al que todos llamaban Klaus había buscado a la Directora en el continental dónde está se hospedaba, al ver que tomaban la ruta hacia la casa donde Katia había montado su base de operaciones, Akira supo que algo grande estaba pasando. En cuanto le fue posible instaló un micrófono y un gps en el auto, la conversación que se llevó a cabo en el camino a la residencia del Marqués fue interesante, la información sería vital importancia para cuando el Rey Bowery movilizará sus fuerzas.

-Definitivamente sabías que no podías hacer algo así sin consultarme-La directora tenía un tono de marcado enojó-Todo lo que ocasionaste con tu avaricia.

-¿Únicamente la mía? Yo no fui quien le puso los papeles en bandeja de plata al Marqués, al contrario, vi la oportunidad y la tomé.

-¡NIÑA TONTA! Yo no le di esa información buscando poder, se la di para proteger a los niños bajo mi cargo-La respiración de la mujer era un resoplido furico-Tu más que nadie sabes que fue por mi, él es consciente que bajo mi cargo están todos los niños de la Ruska Roma.

-Predecible-Katia agrego casi como si le restará importancia-No me importa lo que puedan opinar los ancianos, soy quien lleva el mando, estoy pensando en la Ruska Roma por completo, si podemos sacar beneficios de los errores de John, pues que así sea...

Akira escuchó el golpe con completa claridad, estaba segura que había sido una cachetada, probablemente la Directora había alzado su mano un impulso plagado de irá.

-Jardani era tu responsabilidad tanto como lo es cualquier miembro de la Ruska Roma, como la líder suprema era tu deber apoyarlo, eras su familia, y sin embargo lo vendiste como ganado, como una incubadora, no te sorprendas si muchos te dan la espalda Katia, tu te lo buscaste.

-Incluso si es así no me arrepiento, logré hacerme con el poder y el territorio de la Camorra-La otra había respondido en un tono petulante-¿Dime cuál de mis antecesores logró algo así?

La directora soltó una risa corta e irónica-¿En realidad crees que podrás con Akoni? Gianna D'Antonio tuvo que acumular una cantidad de poder importante para someterle, en comparación tú no eres nada.

-Quizás yo no, la Ruska Roma no, pero el Marqués sí, y ese fue el precio a cambio de John

-En verdad eres estúpida...-La Directora parecía decepcionada-Si la situación se tuerce, si deja de ser conveniente para el Marqués intervenir, habremos vendido a Jardani al diablo por nada.

-Será conveniente, de otro modo apelaré al hombre sobre la alta mesa, John vuelve a la familia y se nos compensa por los agravios a uno de nuestros miembros.

-Y tu quedas como la salvadora de John por arrepentimiento-La mujer soltó un bufido-Tu padre te enseño las jugadas pero no te disciplino, bajo mi cargo hubieras aprendido o no ser una perra codiciosa.

La chica no necesitaba más, era obvio que la única persona a la que podría interesarle la huida de John era la Directora, aún cuando la mujer se viera atada de manos, seguía apreciando al pelinegro por sobre lo que este pudiera haber hecho. Giró la motociclista en un crucé y fue directo con Bowery, había conseguido los planos de la casa del Marqués, fue una tarea relativamente fácil, pues era un lugar clasificado como patrimonio histórico, los papeles estaban disponibles si se sabía con quién tratar.

El Despertar del OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora