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Una, dos, tres, cuatro, repetitivos y con la misma fuerza, los golpes habían mellado la tobillera en la esquina más frágil, había logrado ahogar el ruido con una toalla mojada, pero el dolor era otra cosa, ya había llegado al punto de sangrar, y aunque era bueno ocultandolo, la sangre podría dejar un rastro de olor que un Alfa puro como Victoria podría identificar por eso John tomo la decisión de huir aquella noche. Tenía oculta una tijera de jardinería que había logrado robar en uno de sus paseos y estuvo entrenando al cachorro para seguirlo de cerca, lo único realmente difícil sería el trayecto hacia la ciudad, le preocupaba la distancia, podría robar un auto pero no confiaba en en que no le siguieran de cerca.

Miro la hora en el reloj de pared, en veinte minutos debería recibir su comida, la rutina en aquel lugar era calculada, desde la extraña visita del Marqués había obtenido algo más de libertad, podía ir a las otras habitaciones o a la biblioteca, y bajó la compañía de Victoria podía cruzar a la zona principal, hacia la habitación del Marqués y su despacho privado, lugares a los que había ido solo para recopilar información para su huida, ese día obtuvo la suerte de no toparse con el Alfa en ningún punto.

John sacó la toalla mojada y miró el desastre sangrante en el que se había convertido, sin embargo cuando toco la tobillera se rompió y quedó en el piso, su cachorro se acercó con curiosidad para olfatear el objeto.

-Hoy somos libres-Paso una mano por el corto pelaje del animal con cariño, era una de las principales razones por la que seguía queriendo escapar.

Limpió la herida con cuidado y luego algo de la sangre que había caído en el piso, aunque la tobillera no era notoria debajo del pantalón deportivo que había decidido usar, la ajustó falsamente. La suerte estuvo de su lado, pues no fue Victoria quien le acercó el almuerzo, aunque el guardia le informó que esto pasaría mucho más tarde, pues en ese momento se encontraba reunida con los líderes de la Ruska Roma, la información le dió una idea a John de lo que de podría estar discutiendo. Las familias no solían criar a Omegas asesinos, el problema con sus celos los hacían más aptos para el tráfico humano, los pocos Omegas en aquel mundo solían ser letales, siempre preocupados de su propia supervivencia, en el caso de John había trabajado realmente duro para no ser carne de Alfa, pero no podía evitar que Katia tomará ventaja de su actual situación.

En el momento que acabó sus alimentos comenzó a preparar los objetos que utilizaría para escapar, desde la tijera, los cables, tela, alcohol, bolsas con agua potable, algunos cambios de ropa, tenía que llegar en el menor tiempo posible a la ciudad, desde ese punto podría escapar con relativa facilidad. La hora llego con rapidez, no era especialmente tarde, aún había luz para la parte más difícil, pero cuando atravesará el bosque ya sería oscuro, podría utilizar eso a su favor.

-Amigo necesito que te mantengas cerca-Miro al cachorro y luego tomó las tijeras, estaba listo para comenzar.

Primero eliminó al guardia justo fuera de su habitación, se mantuvo sigiloso, cruzando pasillos hasta el jardín, la zona estaba tranquila, incluso los peces en la fuente se movían con lentitud, el cachorro dió una última mirada a sus nuevos amigos antes de seguir el ritmo de John hacia la zona principal. Las alarmas comenzaron a sonar justo cuando el pelinegro se adentraba a un pequeño salón de te, había tachado este lugar en su memoria como el perfecto para ocultarse mientras los hombres del Marqués hacían su primera búsqueda alrededor de la propiedad, mientras las oleadas se enfocarán afuera, el tendría la ventaja dentro, cuando estuvieran demasiados avanzados el escaparía hacia el bosque, utilizaría su propia red de avanzada organizada para burlarlos.

-Esperemos realmente que nadie entre a este lugar-John se limpió la cara de la sangre del guardia.

Dió un vistazo hacia afuera, en el patio principal pudo identificar la figura de Victoria, la chica daba ordenes con rapidez, sus manos señalando las direcciones que cada grupo debía tomar, el pelinegro mentiría si dijera que no estaba algo divertido, sería un verdadero fastidio para el Marqués, nunca volverían a verse, por mucho que quiesiera vengarse de todos en la orden, la experiencia del cautiverio le había hecho darse cuenta de algo, quería volver a su paz, ya no sería lo mismo que tenía con Helen, pero al menos quería poder pasear a su cachorro sin preocuparse por aquel mundo corrupto.

Comenzó atarse el pelo justo después de darle algo de agua al animal en una de las caras vasijas en la habitación, partiría en aproximadamente hora y media, sería el tiempo suficie que para que cada grupo de búsqueda estuviera lo suficientemente disperso como para poder lidiar con ellos. John estaba vigilando por la ventana cuando escucho una serie de disparos desde la casa de vistas, primero vio a un pequeño grupo cruzar el jardín, pero luego la figura de una mujer con equipo táctico salió sigilosamente de los arbustos más cercanos, miro alrededor para asegurarse que nadie estaba cerca y fue directo a donde estaban los vehículos, el pelinegro reconoció aquella forma de moverse después de algunos minutos.

-Akira...-Frucio el ceño, si escapaba ahora en un auto era seguro que la atraparían creyendo que se trataba de el, y estaba seguro que el Marqués no tendría piedad-¡Maldición!...

El hombre abrió la ventana y arrojo uno de los adornos de cristal muy cerca de la chica, el estallido hizo que está se girará rápidamente y apuntara el arma, pero al ver de quién se trataba simplemente hizo un asentimiento con la cabeza, se acercó con agilidad y trepó el muro hasta el pequeño salón de te. John le ayudo con el equipaje de infiltración, era casi seguro que esto lo había proporcionado el Rey Bowery, pues la última vez que la había visto estaban trabajando con el hombre para arruinar a la orden suprema.

La máscara negra que cubría su rostro fue retirada y una amplia sonrisa fue dirigida al otro-Es un completo desastre señor Wick, esos idiotas van de un lado a otro desesperados por encontrarle.

-Lo se...-John nego con suavidad-Estoy aguardando a qué se alejen un poco más para poder escapar por el bosque.

-Una motocicleta me espera al borde de la propiedad por el lado norte, podemos irnos cuando usted lo ordene.

Un breve asentimiento fue toda la respuestaque obtuvo. Lo que ningún de los dos espero fue que en esa hora John comenzará a sudar profusamente, la temperatura corporal aumento y la respiración se hizo difícil, aunque Akira había traído los supresores ya era demasiado tarde, el pelinegro estaba entrando en celo, para ese punto ningúna pastilla, inyección o medicamentos podría frenar la explosión hormonal.

La chica había bierto la ventana y se mantenía muy cerca del borde, aunque su padre le había enseñado a lidiar con Omegas en celo, esto era un nuevo nivel, el aroma del hombre era como la cosa más tentadora del mundo, incluso ella había comenzado a excitarse, quería restregarse contra el otro y obtener la humedad que podía olfatear, era una tortura.

-Llevate al cachorro-John estaba temblando incontrolablemente-Sacalo de aquí y vete.

Akira negó-Debemos irnos todos, después de su intento de huida van a reforzar la seguridad y será demasido difícil sacarlo.

-No importa...-John jadeo pesadamente-No puedes llevarme así, y es obvio que pronto van encontrarme, seguramente el pasillo debe de estár impregnado con mi aroma.

-Aun podemos intentarlo, quizás...

-¡LARGO AKIRA!-John le miro con pequeñas lágrimas en el borde de los ojos-Por favor vete...

La pelinegra asintió con dificultad, incluso para ella era difícil contenerse, e intentar escapar probablemente sería demasiado difícil teniendo en cuenta el estado físico del otro, pero no podía dejar de sentir frustración. Tomo al cachorro y lo aseguro fuertemente a su mochila, la huida por la ventana había sido relativamente fácil, el animal la siguió con marcado sigilo hasta la motocicleta y se mantuvo tranquilo mientras escapaban, Akira debía abmitir que aquel pequeño ser fue un consuelo, pues sabía que esa sería la noche más difícil para su dueño.


El Despertar del OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora