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ABVERTENCIA: Contenido sexual y violencia.

Era casi ridículamente divertida la forma en que un alfa consideraba a un Omega en celo inofensivo, quizás la mayoría lo fuera, rogando, gimiendo, retorciéndose sobre si mismo pidiendo ser llenados, John técnicamente no era diferente, tenía las mismas necesidades, pero poseía un autocontrol férreo, podría verse en el borde cuando un alfa se encontraba cerca, pero no había perdido la cordura por completo, y no lo hizo cuando Vincent de Gramont, sonriente y visiblemente victorioso cruzó las puertas de la habitación donde calmaría su celo. Lo que no esperó el alfa fue ser atacado casi de inmediato por un par de brazos fuertes, el pelinegro lo inmovilizo al instante solo con un trozo de su propia camisa, incluso había tenido el cuidado de poner algo de la tela en la boca del Marqués, para acallar cualquier sonido que pudiera alertar a los de seguridad.

-Ahora tu obedeces….-John sonrió ligeramente mientras arrastraba bruscamente al otro hasta un costado de la cama, sus manos atando las esposas improvisadas a uno de los postes-En este precisó instante voy a tomar todo lo que necesite y luego veremos si queda algo para devolver a Victoria.

El rubio frunció el ceño y negó con furia, sus piernas moviéndose por el espacio tratando de crear resistencia. Lo que antes habían sido feremonas de deseo y excitación, cambiaban gradualmente a furia, sabía que el Omega podía sentirlas, así que quería dar un mensaje claro, una amenaza.

-¿Me pregunto si alguna ves tomo a un Omega contra su voluntad?...-El hombre se arrodilló en el piso con calma, a la misma altura del rostro contrario-Es una experiencia terrible, tan amarga, es como comer una fruta que se marchita en los labios, desagradable.

John se deslizó suavemente sobre el otro, tomando asiento en el regazo del Marqués, desde esa posición podía abmirar sus ceño fruncido, las gotas de sudor que habían comenzado a nacer en su frente producto del esfuerzo anterior, quizás sus aroma fuera una advertencia, había un deje amargo de furia, un borde filoso que empujaba alejarse, quizás en otra situación hubiera sido suficiente para convencerlo, estando en celo era quizás solo una ligera incómodidad de fondo. Sus ojos se fijaron en la corbata del otro, deslizó sus manos hasta la suave tela y la flojo a medias, luego tiro con fuerza, sabiendo que esto cortaría el suministro de aire, el pelinegro disfruto de la manera en que el cuerpo debajo se retorcía lleno de pánico, como la pupila se dilataba al máximo por el miedo, e incluso sonrió cuando su olfato capto el cambio en las feromonas, picante desesperación, someter a un alfa era la expresión máxima de humillación, saber que era quien castigaban al Marqués, solo podía ser una pequeña ganancia en su venganza.

Sus manos liberaron a medias el nudo sabiendo que pronto el rubio perdería la conciencia, le tomo del rostro con una mano y le obligó a verle directamente-Me subestimaste Marqués de Gramont, quizás sea un Omega, pero también soy Baba Yaga, y aquí es donde comienzas a entenderlo.

Sus manos bajaron hasta el botón del pantalón, no iba a dilatar más el tiempo, necesitaba ser llenado, necesitaba un nudo, la situación no era ni por asomó similar a las veces anteriores a las que estuvo con un Alfa, mientras pertenecía a la orden pudo elegir sabiamente con quién acostarse, cuando se casó con Helen sus celos fueron agradables momentos, ahora solo obtendría lo que necesitaba su naturaleza, no había romance, ni siquiera deseo, eran sus instintos más bajos tomando el control. Sabía que el Marqué se encontraba algo atontado por la falta de aire, en cuanto fue más conciente que le estaban desnudando de cintura para abajo comenzó a luchar, con todas las fuerzas que poseía, John levantó una mano y le propinó una cachetada, con la suficiente fuerza como para dejar marca.

-¡Basta!-El pelinegro se acercó al otro y escondió su rostro en la zona del cuello dónde se encontraba la glándula Alfa-Quieto o juro que voy a morderte…-Le susurró con un tono de clara amenaza.

El Marqués se tenso sobre si mismo, tratando de alejarse, no podía permitirse una marca, los Omegas recibían las mordidas con satisfacción, con orgullo, para los Alfas era una humillación. Ser mordido, ser marcado, significaba sumisión, para alguien del rango del rubio, obtener la mordida sería la caída de sus planes, la total perdida de prestigio y respeto ante la orden suprema, y John Wick lo sabía, era la amenaza más fuerte que podía hacer, la ligera respiración contra la glándula era suficiente para dejar claro quien dominaba la situación.

Al ver que el otro se mantenía estático el pelinegro se alejo y asintió-Buen chico…

Había estado conteniendo su propio deseo desde hace demasido tiempo, así que se relajo sobre el regazo del otro, una de sus manos tomando el miembro contrario y dándole las caricias necesarias para provocarle una erección, lo necesitaba duro para poder llegar a introducirlo en su interior, luego de algunos minutos tenía un resultado decente. Por su parte el Marqués había apartado la vista, se sentía avergonzado, había idealizado su primer encuentro con el otro, y ahora sería utilizado como una animal, casi a la misma altura de un juguete sexual. John retiro sus propios pantalones con algo de esfuerzo, su cuerpo ya no podía controlar los temblores, igual que la lubricacion que emanaba de su entrada, la cantidad había empapado su ropa interior y ahora bajaba lentamente por el interior de sus muslos, se sentía incómodo, pero sabía que de una u otra forma pasaría.

Su cabeza volvió al espacio en el cuello del Marqués, está vez para ocultarse, no le daría la satisfacción de verle obtener un mínimo de placer cuando su miembro le penetrara. Una de sus manos se aferró con fuerza a los hombros contrarios mientras la otra guiaba la dureza hacia su entrada, gracias a la gran cantidad de lubricación llegar hasta la base fue solo cosa de algunos minutos, respiraciones pausadas y un leve gemido del rubio, John se quedó quieto procesando la oleada de placer que sentía, sus instintos por fin habían tomado todo el control. No hubo caricias, ni besos, tampoco roces realmente placenteros, el pelinegro movió sus caderas en un ritmo repetitivo, casi automático, estaba obteniendo placer pero no era agradable, por mucho que se le escaparan leves gemidos, que su respiración fuera todo jadeos, se sentía sucio, furico, triste, la venganza que estaba obteniendo de aquel acto era buena, pero no lo suficiente.

Un par de lágrimas se le escaparon contra el cuello del Marqués, iba a correrse, y sospechaba que por ligeros los movimientos del otro, estaban en la misma situación. El pelinegro cerro las manos en puños cuando el latigazo de placer lo alcanzó, sentía su propio miembro liberarse y su cuerpo palpitar en una agonía muestra de terminó, el rubio le siguió casi después, John sintió como todo aquel delgado cuerpo se arqueaba contra si, los breves gimoteos y el luego calor, el nudo, era agradable de una forma curiosa, como si de repente todos sus instintos se calmarán, una falsa satisfacción de ser aceptado.

El hombre se mantuvo quieto hasta que el nudo bajo, sabía que probablemente tendrían que repetir aquello durante toda la noche, su celo solo durariá un día, a diferencia de otros Omegas, los Omegas puros solo necesitaban ese corto tiempo, al ser más fértiles que sus congéneres no eran necesarios días de calor. John se limpio a si mismo con los primero que encontró, en ese momento las sábanas de la cama, quería darse una ducha antes de volver a intentarlo, además de sacar el semen del Marqués, los fluidos comenzaban a deslizarse por sus piernas en un recorrido obsceno y hasta cierto punto desagradable.

Se inclinó ligeramente sobre el otro y le tocó el cabello con suavidad-¿Agua?

El rubio negó, apartándose del tacto con cierta furia, sus ojos brillaban en una ira que sus feromonas expresaban casi a la perfección. 

John frunció el ceño pero decidió ignorarlo, estaba siendo civilizado, casi amable, pero si el otro quería comportarse como si tuviera opciones era su problema, el solo necesitaba lo que tenía entre las piernas, luego de eso el Marqués nada más le otorgaba poder.

Nota: Se que fue algo Meh, pero ese es el chiste, no están teniendo sexo porque quieren, si no por obligación, sin embargo no es la último capítulo con escena caliente, ahora es que empiezo a trabajar su relación para que puedan darse como cajón que no cierra con gusto.

El Despertar del OmegaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora