Prólogo

679 58 2
                                    

4 años atrás

Voy corriendo por el pasillo del hospital con la camilla en la que está mi querido esposo Louis LeBlanc después de tener una crisis por un cáncer de colon con el que lucha desde hace más de 2 años y que está acabando con su vida poco a poco.

—Louis, por favor, aguanta porque ya viene el doctor.

—Seraphine mi amor ha llegado mi hora puedo sentir.

—No, Louis, no digas eso, por favor no puedes dejarme, digo llorando. Me duele tanto ver a mi Louis desvanecerse, queda muy poco de ese hombre apuesto y hermoso que una vez conocí.

—Seraphine escucha: Tendrás que ser fuerte por nuestros hijos. Maya y Gabriel te necesitan más que nunca, serán tu consuelo cuando yo no esté más aquí. Debes vivir por ellos. —Veo cómo Louis habla con mucha dificultad y casi no puede respirar.

—No digas eso, Louis, estarás bien, no puedo contener las lágrimas porque siento que no lo volveré a ver.

—No mujer, mi tiempo aquí en la tierra ha llegado a su fin. Seraphine me prometes que cuando ya no esté aquí reconstruirás tu vida y encontrarás un nuevo amor y serás feliz? Quiero que conserves los hermosos recuerdos de nosotros, pero también construyas nuevos recuerdos y memorias.

—Louis, por favor, deja de decir eso que no vas a morir.

—Te amo y siempre te amaré Madame LeBlanc.

—También te amo.

Observo cómo llegan su doctor y algunos enfermeros para llevarlo a revisión.

—Lo siento Madame LeBlanc, pero desafortunadamente tendrá que esperar aquí mientras lo examinamos.

—No doctor, yo quiero estar con él. —Lo siento, pero no será posible.

Me acerco a su camilla y le doy un beso en los labios sin querer soltarlo.

—Madame, tenemos que llevarnos el paciente inmediatamente. —Asiento porque ya no salen palabras de mi boca.

—Adiós Seraphine y gracias por todo, mi amor. —Eso es todo lo que dijo y observo cómo se pierden en el pasillo.

Me caigo al piso llorando por todo porque imaginar mi futuro sin mi esposo es muy triste y veo cómo mis suegros y mi cuñado vienen corriendo hacia mí.

—Por Dios, hija levántate del suelo.

—Mamá se lo llevaron, se llevaron a mi Louis. —Y mi suegra me abraza.

—Todo va a estar bien, Seraphine. —Ahora dice mi suegro

—Después de un tiempo observo al doctor acercándose a nosotros con una cara seria y a la vez triste.

—Madame LeBlanc, nunca es fácil para un médico enfrentarse a los familiares de sus pacientes, pero nuestro deber nos obliga.

—¿Qué pasa doctor? —Pregunta mi cuñado Oliver.

—Lo siento mucho, señores, pero el señor Louis LeBlanc terminó falleciendo. —Empiezo a llorar desconsoladamente porque me duele demasiado saber que mi amado esposo me dejó.

—Nooooo...

Ha llegado una nueva historia. Y con él vienen muchas emociones y sentimientos encontrados, pero solo ellos pueden cambiar el curso de esta historia y decidir sus destinos.

😍😍😍

Madame LeBlancDonde viven las historias. Descúbrelo ahora