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El salón entero vio con admiración cómo Asano Gakushū y Akabane Karma salieron del aula caminando juntos, casi rozando sus codos

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El salón entero vio con admiración cómo Asano Gakushū y Akabane Karma salieron del aula caminando juntos, casi rozando sus codos. En el pasillo principal también robaron algunas miradas, sobre todo de ciertas personas que Gakushū reconoce; uno que otro invitado de la reunión de Ren, y Akari Shioto y su hermano, cuyo nombre ni siquiera sabe pero puede darse cuenta por cómo lo mira que no le cae nada bien.

A pesar de que no lo demostró ni por un segundo, no pudo evitar sentirse algo intimidado. Estaba acostumbrado a un tipo de miradas; a las de admiración. Las miradas cuando obtenía el mejor puesto en las calificaciones, cuando cuchicheaban sobre alguna hazaña que había logrado o, incluso, cuando simplemente lo miraban porque les parecía atractivo.

No estaba acostumbrado a ese tipo de miradas.

-¿Ahora somos famosos, o algo así? -murmuró Karma, sin dejar de sonreír de manera triunfante.

-Ojalá no fuera así -dijo entre dientes, con la mandíbula apretada.

Pensó en preguntarle a Karma si le molestaría que los demás en la escuela se enteraran de que le gustaba, pero se mordió el labio. Ya habría tiempo de preguntarle todo lo que quisiera cuando llegaran a su casa.

Sacó su teléfono y le envió un mensaje al chófer diciéndole que estaría en casa de un compañero haciendo un proyecto y no hacía falta que él y el director lo esperaran.

-¿Le avisaste a tu papi que vas a estar en mi casa? -preguntó el pelirrojo una vez fuera de las instalaciones de la escuela; Asano no se había dado cuenta de que lo estaba mirando.

-Eso no te incumbe. Camina, Akabane -rodó los ojos-. Aún me debes esa plática sobre tu profesor.

-¿Ne?~ Creí que no te interesaba nada de lo que yo pudiera decir -fingió con voz ronca.

-Primero que nada, yo no hablo así -aclaró-. Y segundo: ¿Desde cuándo le haces caso a los demás?

-Touché -sonrió y metió las manos en los bolsillos de su pantalón-. Te contaré mientras hacemos el proyecto.

-Me parece justo.

Ambos caminaron en silencio hasta la casa del pelirrojo, casi intentando respirar lo menos posible el aire gélido que anunciaba ya el inicio de diciembre y el invierno.

Asano tuvo que ahogar un jadeo al darse cuenta de lo cerca que estaba la casa de su rival (¿podía seguir llamándolo así?) de la suya. Solo se encontraban a un par de cuadras de distancia y aún así jamás se habían encontrado en el camino de ida o regreso de la escuela.

-Pasa -Akabane abrió la puerta y entró.

Gakushū acató la orden de inmediato; entró e imitó al contrario quitándose los zapatos y dejándolos al lado de la entrada.

-Vaya -dijo, llamando la atención del oji cobre-. Está más ordenada de lo que creí.

-Ja, ja -rió sarcásticamente-. Gracioso.

1.11 [Karushuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora