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—¿Por qué las vacaciones no pueden ser eternas? —Se quejó el pelirrojo, abrazándose a sí mismo

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—¿Por qué las vacaciones no pueden ser eternas? —Se quejó el pelirrojo, abrazándose a sí mismo.

—No sabía que fueras tan delicado para el frío.

—Que tú seas un señorito con un sistema inmune perfecto no significa que todos lo seamos.

—Bueno, es de las pocas cosas que le agradezco al director. —Se encogió de hombros; la mención del hombre volvió el ambiente pesado.

El director. No había tenido ningún contacto con él en casi un mes, mucho menos lo había visto. Ni siquiera sabía si el hombre esperaba verlo en la escuela ese primer día de regreso a clases.

El edificio estaba rebosante de alumnos. La mayoría se amontonaban en la entrada, importándoles poco tapar el paso, saludando a sus amigos que no habían visto durante las vacaciones y relatando lo que habían hecho con aire de emoción.

—¡Gakushū! —Su mejor amigo caminaba hacia él con una sonrisa, la cual titubeó al ver a la persona a su lado—. Y Akabane.

La pareja sonrió.

—¿Cómo estuvieron tus vacaciones? —preguntó el peli naranja.

—Horribles —bufó, acomodando su cabello—. Resulta que mi mejor amigo consiguió una pareja y decidió abandonarme a mi suerte por tres semanas enteras. ¿Puedes creerlo?

—Jo~ Qué desconsiderado de parte de ese mejor amigo —jugueteó Karma.

—No digas nada, Akabane, porque tú eres la razón principal de que eso pasara.

—Bueno, pero eso no significa que no quiera estar contigo, dramático —defendió el oji violeta—. Han… pasado cosas. —El castaño se detuvo, logrando que la pareja hiciera lo mismo, y comenzó a pasar su mirada de uno al otro con terror.

—¿Cómo que "han pasado cosas"? ¿Qué cosas? —los apuntó acusatoriamente—. ¿Ustedes…?

Gakushū se sintió sonrojar, contrario al pelirrojo quien soltó una carcajada.

—¡No ese tipo de cosas! —rodó los ojos, volviendo a caminar—. Cosas con el director, idiota.

—Ah —suspiró—. Lo ví hace rato, llegamos prácticamente al mismo tiempo. Se veía extraño, muy serio y…

—¿Cuándo has visto que el director no esté serio? —Akabane alzó una ceja mientras evitaba chocar con un grupo de alumnos.

—No. —Negó con la cabeza—. No estaba serio como siempre. Parecía incluso… triste.

Asano sintió una presión en el pecho. ¿Su padre, triste? Eso sonaba como una semejante estupidez. Claro que su padre era humano, probablemente tenía sentimientos —muy, muy en el fondo—, pero no era del tipo de persona que lo demostraba. Mucho menos frente a sus alumnos, para quienes era una figura inmensa de respeto.

1.11 [Karushuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora