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-¿Vamos al cine? -preguntó el pelirrojo cuando salieron del aula juntos

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-¿Vamos al cine? -preguntó el pelirrojo cuando salieron del aula juntos.

-¿Al cine un miércoles? -Alzó una ceja.

Claro que había pasado un buen rato con Karma el día anterior -omitiendo las lágrimas y esas cosas tristes- y claro que le gustaría que se hiciera una costumbre salir y distraerse un poco de su aburrida vida, pero no esperaba que el pelirrojo tomara la iniciativa de ello y mucho menos tan pronto.

-¿Por qué no? Yo invito -Sacó la punta de su lengua.

Gakushū se llevó la mano al estómago, sintiendo algo extraño repentinamente; una especie de guerra mundial dentro de su cuerpo. Frunció el ceño pero no le dió importancia, solo esperaba que eso no significara una diarrea inminente.

-¿No crees que deberíamos estudiar? -sugirió. A pesar de saber muy bien que ambos tenían un nivel académico alto, no quería confiarse-. Los exámenes comienzan la siguiente semana.

-Aún hay tiempo para eso. -Chasqueó la lengua, restándole importancia-. Necesitas distraerte un poco. La verdad, yo también. -Dirigió su mirada al piso.

Cierto, probablemente Karma necesitaba eso. Se sintió culpable de pensar que a él no se le había ocurrido pedirle al pelirrojo salir a divertirse, a pesar de lo afectado que había estado un día antes con todo el asunto de sus padres.

-Tienes razón -asintió con la cabeza-. ¿Qué película quieres ver?

Debatieron sobre la cartelera, los directores y los actores de las películas actuales mientras caminaban al cine. Gakushū ni siquiera recordó enviar un mensaje a su padre y no le podía importar menos. Era Asano Gakuhou; por más que fingiera, sabía todos los movimientos de su hijo. ¿Qué más podía hacerle el mayor? ¿Con qué más podía castigarlo? Ya ni siquiera hablaban.

Una vez en el recinto, se decidieron por ver una película de terror; La monja II. Una clara sugerencia del pelirrojo, quien presumía sobre sus nervios de acero tratándose de filmes de horror.

Akabane compró dos botes de palomitas con sus respectivos refrescos, algunos dulces y, obviamente, un ICE grande de cereza, quejándose sobre la falta de cierto sabor y la mucha demanda que habría sobre el producto si este existiera.

Entraron a la sala casi vacía durante los anuncios y se dirigieron a sus asientos, uno al lado del otro en la última fila.

-Ya veremos quien termina abrazando el brazo de quién, Karma -burló mientras se sentaba en su lugar, sin esperar que esa sería su propia sentencia.

Gakushū había ido un par de veces al cine en su vida, la mayoría con Ren, quién casi siempre lo obligaba a ver tontas películas románticas y dramáticas. Nunca había ido al cine a ver una película de terror; no era su género tampoco.

Había sido una mala idea que su primera vez viendo un filme de horror en un cine hubiera sido con ese pelirrojo específicamente, con su rival académico y la persona más burlona que conocía; la persona que, claro, iba a dejar su dignidad por el piso.

1.11 [Karushuu]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora